La calidad literaria de Beatrice se nota en las primeras páginas de La Malnacida (La Malnata), su primera novela. Enmarcados en la Italia fascista de los años 30, dos pequeñas de dos mundos completamente antagónicos, como su carácter, establecerán una auténtica amistad, saliéndose de los moldes establecidos por la época. Con una fuerte carga social y política, sus páginas están plagadas de empoderamiento femenino y la lucha contra el fascismo. De verdad que no deberían perderse este libro, qué manera más bárbara de escribir...
No es de extrañar que a sus 28 años, esta italiana de afables ojos haya cautivado a más de 30 editoriales de todo el mundo. Estamos ante un fenómeno literario al que no le deberían perder la pista.
Hace unas semanas estuvo por Madrid presentando las aventuras de Francesca y Maddalena de la mano de Lumen y pudimos charlar con ella.
Beatrice, La Malnacida se trata de su primera novela. Y se encuentra ya en manos de más de 30 editoriales, ha sido premiada, está siendo aplaudida en distintos países y se prepara su adaptación para televisión, ¿cómo se siente arrancando así, como un auténtico Ferrari, en el mundo de la literatura?
Sí, La Malnacida es mi primera novela publicada, claramente, sin embargo, la primera historia que se publica no es la primera que se escribe. Ha habido muchas más historias antes que me han permitido llegar a escribir La Malnacida. Todas las historias que he estado escribiendo, empezando también por las primeras experiencias embarazosas de mi adolescencia, de las que no me arrepiento porque me han permitido entrenarme y entender lo que había que hacer y lo que no había que hacer, me han permitido crecer para llegar hasta La Malnacida.
Me siento todavía bastante aturdida por lo que está pasando alrededor de esta novela. Estoy encantada de que haya sido publicada y que mucha gente la esté leyendo. Me cuesta todavía creérmelo, pero estoy agradecida y feliz.
¿Cuándo decidió que quería dedicarse a la escritura?
Puede parecer algo banal, pero siempre he sabido que quería escribir, o a lo mejor era mi segunda posibilidad, mi segunda preferencia cuando era niña porque la primera era ser caballero. Sin embargo, luego entendí que ya no se llevaba lo de salir con una espada y con un armazón y, de todas formas, no era un papel adecuado para una mujer y, además, los caballeros y las princesas a salvar y los dragones pertenecían solamente al universo que estaba en los libros. Así que otra forma para convertirse en un caballero era escribir historias. De allí salió mi pasión y un poco la obsesión para las historias, así que el segundo trabajo se ha convertido en lo que luego he querido ser: tener la oportunidad de dedicarme por completo a las historias.
Es su opera prima, una escritora tan joven y novel... quizá la pregunta es típica, pero, ¿de dónde ha sacado la inspiración para la novela? ¿Cómo surgió la idea y cuánto le costó acabarla?
Son dos los núcleos alrededor de los que gira esta historia: el primero es el de la amistad entre dos chicas aparentemente muy diferentes entre sí, una de las cuales es rebelde, dice que no le tiene miedo a nada, está decepcionada por la vida; la otra en cambio es más tímida y llena de miedos. Estas dos chicas llevan conmigo mucho tiempo, en muchas historias que he vivido en el pasado, y han ido creciendo hasta llegar finalmente a esta historia. Han crecido y han cambiado.
El segundo núcleo era el de la voz: el deseo de hacer escuchar tu propia voz y a lo mejor el misterio relacionado con el poder que Magdalena cree tener, el poder de la voz. Estos son los dos núcleos alrededor de los cuales he construido la historia y la he querido ambientar en el periodo del fascismo como un periodo arquetípico que estuviera en conflicto con los protagonistas de mi historia: dos chicas que querían que se escuchara su voz en un mundo sexista, machista y racista del fascismo. Luego, también he tenido la intuición de que ambientando una historia en el pasado, mirándola desde lejos, es más fácil intuir las similitudes con el presente y ponerse preguntas que pueden ser útiles incluso acerca del mundo actual.
Creo que hasta los agradecimientos en su libro son bellos, ¿qué autores y obras la han inspirado y marcado a lo largo de su vida?
Hay muchos escritores y escritoras a los que estoy agradecida por haberme hecho crecer y por haberme inspirado. Voy a citar solo algunos porque si no podría estar hablando durante horas: Fenoglio, especialmente sus cuentos. Siempre en cuanto a los cuentos podemos mencionar a Carver, los Nueve cuentos de Salinger, Alice Munro y de Amy Hempel, pero también los cuentos de Buzzati. En cuanto a las novelas Donatella Di Pietrantonio, como escritora contemporánea, Cesare Pavese y Vittorini, volviendo atrás en los años... Ammaniti, volviendo a un escritor contemporáneo, Joyce Carol Oates y Donna Tartt, especialmente con “El jilguero”, éstos son los primeros que se me ocurren, pero hay muchos más.
«Para mí, Maddalena, la malnacida, es esta idea de rebelión, de una bofetada en la cara a las imposiciones de la sociedad que quieran encasillarte de una determinada forma»
Una niña a la que se le suponen oscuros poderes que traen la desgracia a su alrededor; pero a su vez, la única niña que se rebela ante las estrictas normas que marcaba la sociedad, sobre todo con las mujeres. La que, como ella misma dice “no le tiene miedo a nada ni nadie”. ¿Qué es, qué significa y qué representa para usted la Malnacida?
Para mí, Maddalena, la malnacida, es esta idea de rebelión, de una bofetada en la cara a las imposiciones de la sociedad que quieran encasillarte de una determinada forma.
Sin embargo, es también, retomando precisamente su mantra “no le tengo miedo a nada”, una persona que se ha construido una armazón alrededor de ella misma y se dice que no le tiene miedo a nada, escondiendo a la vez muchas fragilidades. En realidad, tiene muchos miedos, a los que será capaz de enfrentarse solo gracias a Francesca, así que nadie se puede salvar solo: la malnacida le enseña a Francesca y Francesca acompaña a Maddalena.
Francesca y Maddalena pertenecen a dos mundos distintos y su personalidad es casi antagónica. Una termina rebelándose y la otra pidiéndole a su amiga “ser buena”. Admirándose la una a la otra, respetándose en sus distintos caracteres... ¿e incluso Francesca enamorándose de Maddalena?
Francesca y Maddalena son aparentemente muy diferentes. En realidad, esconden muchas semejanzas: Francesca busca en Maddalena a ese personaje catalizador que le permita dar su primer paso necesario para aprender a desobedecer. Sin embargo, a su vez, Maddalena, gracias a Francesca, es capaz de cambiar, quitándose de encima la culpabilidad y el peso de muchas sombras que le han atormentado durante muchos años de su vida. Así que son inseparables.
Magdalena es para Francesca el ideal de libertad, es todo lo que ella no puede ser, con sus piernas manchadas de barro, llenas de costras y de arañazos, con la cabeza bien arriba y las muecas que le hace a todos los que se persignan cuando le ven pasar, porque creen que trae mala suerte.
Está relacionado incluso con la sensación de la prohibición: su madre y todos los del pueblo dicen que no hay que estar cerca de ella, Francesca en cambio quiere hacerlo, su mayor deseo es estar cerca de ella. Podemos decir que lo que prueba Francesca hacia Maddalena es un enamoramiento y el flechazo se puede identificar en el momento preciso en que se intercambian esa primera mirada, cuando Francesca se asoma desde el Puente de los Leones y Maddalena levanta la cabeza y le mira a los ojos.
Resulta difícil que sus Francesca y Maddalena no nos evoquen a las Lenú y Lina de Elena Ferrante, ¿qué siente cuando le hacen esta comparación?
La comparación con Elena Ferrante es sin duda halagadora. Me gustan especialmente los dos primeros libros de la saga de La amiga estupenda, sin embargo, yo soy muy novata, este es mi primer libro y es un peso difícil de llevar. Además, es una comparación fácil pensar que una amistad entre dos chicas en un periodo difícil es algo típico de Elena Ferrante, sin embargo, creo que La Malnacida tenga su propia voz.
En su libro trata de lucha de clases, de la opresión del fascismo, del dolor y la incertidumbre de la guerra, de sufrimiento y del miedo al qué dirán, de ideologías sociales y también de empoderamiento femenino, de menstruación, casi del aborto e incluso del amor en todas sus vertientes,... ¿de qué le gustaría hablar en su próxima obra?
En mi libro hablo de muchas cosas, y son todos temas muy queridos por mí. Creo que cuando escribimos una historia es inevitable que todos los ideales, todas las cosas por las que crees que merece la pena luchar, entran dentro de la narración. Pero se tienen que introducir de forma coherente y de forma silenciosa porque cuando una historia quiere forzosamente transmitirte un mensaje se convierte en algo frío e insincero.
Así que siempre hace falta esa “insensatez sentimental”, como la llama Missiroli, mi profesor, es decir esa urgencia, esa necesidad, esa llama que te empuja a escribir una historia sincera.
« Mis protagonistas intentan encontrar un espacio para ser lo que quieren ser, lo que saben que tienen que ser»
La novela te envuelve en la Italia de los años 30, aunque hayan pasado décadas desde que Mussolini y sus camisas negras se apoderasen de Italia, ¿cree que todavía quedan vestigios de esas ideas?
He ambientado la historia en los años 30, sin embargo, muchas cosas pueden verse incluso en la actualidad, empezando por la educación de los chicos y de las chicas: una sociedad que intenta encasillarte solo de una determinada manera. Si naces mujer te tienen que acostumbrar y educar a la sumisión y a la obediencia; si eres varón, tienes que ser consciente de que el honor se adquiere solo con una actitud violenta y tienes que aceptar poder mancharte las manos de sangre algún día. Mis protagonistas, en cambio, intentan encontrar un espacio para ser lo que quieren ser, lo que saben que tienen que ser. Muchas de estas cosas existen hoy todavía, en un sentido más amplio: la obsesión de encontrar siempre aun chivo expiatorio a todas costas; el dejarse convencer por la muchedumbre; el hecho de culpabilizar a todas costas a alguien para sentir menos miedo. Y creo que en un tiempo incierto como el de entonces y el de hoy, la tendencia es intentar reconfortarse, desafortunadamente, en todo esto: en el cierre. Y encerrarse es arriesgado, es peligroso. Es lo que nos hace vacíos. Así que el fascismo más peligroso es el que está en el corazón y en la mente de las personas y que, desafortunadamente, sigue vivo.
Dos jóvenes mujeres con arrojo, en un asfixiante mundo masculinizado, en el que ambas terminan luchando juntas contra un gigante que aún nos pisa la garganta y en el que la violencia contra él casi nos deleita, ¿cómo cree que debemos luchar contra el patriarcado y el machismo? ¿No sería todo más fácil si se educase a los niños con la sensibilidad de Noè o del padre de Francesca?
Efectivamente, creo que la forma mejor y más eficaz para oponerse al patriarcado, al machismo, sea empezar por el principio, empezar por las bases, desde la educación cuando uno es pequeño, es lo mejor.
Es allí donde se hunden las raíces de una educación patriarcal, incluso solo en la distinción entre los papeles de género.
Así que sin duda en la educación y en la idea de hacer crecer a los chicos y a las chicas sin perjuicios y con la conciencia de que, de todas formas, lo más importante es ser fiel a uno mismo y que uno puede ser lo que quiere, encontramos algo que nos permite construir un mundo libre de prejuicios y libre de sexismo, machismo e injusticia.
Claramente soy un poco idealista, y no sé cuánto sería posible realmente llegar a un mundo así, pero podemos intentarlo y hacer todo lo posible para conseguirlo.
«Me gustaría que los lectores terminarán de leer La Malnacida, con la idea de que merece siempre la pena ser un poco malnacidos y hacer escuchar tu propia voz y lo que son tus creencias»
Personalmente, admiro la osadía, el valor y el coraje de Francesca y Maddalena, ¿quería dibujarlas así, como dos heroínas?
No he pensado en mis personajes como héroes en el sentido clásico del término.
En general, cuando pensamos en los héroes, pensamos en alguien que nunca puede equivocarse, que siempre hace lo correcto, a lo mejor en alguien que incluso tiene ese valor que es irreal. Realmente tener valor es reaccionar no obstante el miedo, no con la ausencia del miedo, así que a lo mejor son un poco más anti-heroínas, ya que tienen muchas sombras. No obstante, llevando adelante su batalla, y su deseo de que se escuche su voz, se convierten en un modelo, eso sí, se convierten en una aspiración.
Con este libro he pasado por distintos estados emocionales: rabia, frustración, alegría,... ¿con qué sentimiento le gustaría que terminasen los lectores?
Me gustaría que los lectores terminaran de leer La Malnacida, con la idea de que merece siempre la pena ser un poco malnacidos y hacer escuchar tu propia voz y lo que son tus creencias, no obstante todo.
Es inevitable preguntarle con ese final de infarto, ¿volveremos a tener noticias de Maddalena y Francesca?
Sí, volveremos a oír hablar de Maddalena, Francesca y de Noé y todos los demás.