Una oscilación constante entre algo muy placiente de mirar y la sensación posterior de la presencia de un relato por destacar. Esta es la punta del iceberg de la exposición L’energia submergida, de Paula Artés, que se inaugurará mañana, 2 de marzo, en Lo Pati-Centre d’Art de les Terres de l’Ebre, y que se podrá visitar hasta el 5 de mayo.
«Paula Artés quiere hacernos reflexionar y cuestionarnos conceptos que forman parte de nuestro día a día, como es la plataforma Castor. Así, la exposición se exhibe por primera vez en Lo Pati por dos razones, la primera porque es un proyecto que se ha terminado de gestar en la residencia de artistas Baladre, que gestiona Lo Pati, y la segunda por nuestra implicación territorial», afirma la directora de Lo Pati, Aida Boix.
Entonces, sigue explicando, «Paula Artés juega con aquello que vemos, la plataforma, y lo que no vemos, toda aquella información que desconocemos o que nos han contado de una manera muy oculta». De hecho, la construcción de la plataforma generó un grave impacto ambiental. Entre otras cosas, significó la desaparición de algunas especies acuáticas, la alteración de los trayectos de pesca alrededor de la plataforma marina y toda una serie de terremotos en los pueblos de Alcanar, Benicarló, Cervera del Maestrat, Càlig, Peñíscola, La Ràpita y Vinaròs.
Abuso de poder
Sin ir más lejos, más de 150 documentos -4.000 folios- sustentan el proyecto de investigación fotográfico. De todos ellos, Paula Artés destaca que «cuando empecé a investigar todo lo que rodea el proyecto Castor, me di cuenta de que el primer documento en el que sale el nombre de la plataforma se remonta a septiembre de 1996; un hallazgo que me sorprendió y que me hizo ser consciente de todo el armamento político y estatal que hay detrás, de tal manera que el proyecto debía seguir adelante, sí o sí». Así, añade, «cuando el público empiece a ver documentos y lea cierta información que hay distribuida por toda la exposición, reflexionará de otra manera sobre las imágenes, ya que mi intención es que la gente sea más crítica».
En esta línea, Carolina Ciuti, comisaria de la exposición, afirma que «ciertamente, Energia submergida es un proyecto que mira al desarrollo de la plataforma Castor, pero también nos hace reflexionar sobre las múltiples manifestaciones del poder en nuestra sociedad y del poder de las imágenes».
Así, cuando ella y Paula Artés concibieron el recorrido expositivo se centraron en estos dos niveles. «El primer nivel es de acercamiento a las imágenes desde una perspectiva sensorial, visual y cautivadora, pero a medida que nos acercamos, que leemos, y nos sumergimos en el mar de la información oculta, se destapa lo que existe fuera de los márgenes de la fotografía, funcionando realmente como dispositivos de poder que nos hablan de una realidad muy precisa desde un punto de vista político, económico, social y ambiental».
Por otro lado, todas las imágenes tienen en común la inexistencia de la presencia humana. «Es una constante que se repite en otros proyectos de Paula Artés; precisamente, aquí reside la fuerza de la exposición; la fotógrafa nos invita a imaginarnos todo aquello que queda fuera tanto a nivel temporal como espacial de lo que es el marco de la fotografía», añade la comisaria de la muestra.
Entonces, el protagonismo recae en entornos naturales, despachos, rincones domésticos y retratos de maquinaria o mobiliario que se presentan en toda su apariencia estética y casi escultórica. A consecuencia de todo ello, la investigación de Paula Artés quiere desvelar aquella ‘energía sumergida’ que no solo se esconde entre las grietas de los edificios afectados por los sismos o dentro de los agujeros de las rocas calcáreas, sino también en las contrataciones nebulosas entre la esfera pública y privada.
Una reflexión que da pie a Aida Boix a recordar que «la plataforma Castor se inauguró hace diez años y después de una década siguen existiendo muchos interrogantes y cosas que desconocemos; desde Lo Pati celebramos podemos realizar esta acción crítica a través del arte y de la mirada artística de Paula Artés».