Jacob Dalmau es un apasionado del cine, lo que le llevó a estudiar Producción de Audiovisuales y Espectáculos, además de publicidad. En 2009 se incorporó a la Associació cultural Anima’t, entidad de la que es presidente desde el 2015. Entre los proyectos de Anima’t destaca la apuesta por dotar a la ciudad de Tarragona de una programación estable de cine en versión original (VO). Dalmau, asimismo, es programador del ciclo de música en directo Reus Cultura Contemporània, así como del Club, de la Selva del Camp que, como su nombre indica, es un club de socios que tienen acceso a espectáculos multidisciplinares, ya sean danza, magia o teatro, entre otros.
¿Cómo ha evolucionado el cine en VO en este tiempo?
El público ha ido aumentando progresivamente, paradójicamente en un momento en que la gente tiene pantallas más grandes en casa y de mejor calidad. Nosotros pasamos de tener una media de 60 espectadores por sesión en 2012, a 190 personas en 2019. Eran unas 4.400 personas en una temporada, pagando seis euros. Incluso para algunos era una rutina. Es decir, a veces nuestro público no sabe qué película pasaremos, pero confía en los criterios de programación.
¿Cuáles son los criterios de programación?
Cuando programábamos en bovina tardábamos un poco más en tener películas recientes porque estaban mucho más tiempo en los cines comerciales. Pero esto ha cambiado con la llegada del digital, ya que nos permite acercarnos cada vez más a la fecha de estreno, de tal manera que este es uno de los criterios actuales, aunque no es el más significativo. Lo más importante es que sean títulos de autor y de calidad, así como que se hayan visto poco en el Camp de Tarragona. Una cosa que sí que nos limita es el formato porque la sala en la que proyectamos no tiene DCP, el sistema que utilizan los cines.
¿Se debería cambiar?
Sería una gran ventaja contar con este sistema porque podríamos pasar los estrenos antes, pero a nivel económico no podemos asumirlo.
¿La pandemia les ha afectado?
Totalmente. Como todo, tuvimos que suspender el ciclo y después lo trasladamos a la sala Eutyches que pertenece al Palau de Congressos. El aforo también se redujo, por lo que había gente que no podía ver la película. Además, tenemos un público de una media de edad a partir de 55-60 años, lo que quiere decir que muchos tienen 70. Entonces, cuando empezó la pandemia estas personas eran las que más asustadas estaban.
Imagino que en el debate del doblaje, usted tiene clara su postura.
Sí. En España el doblaje viene de la dictadura, también para poder manipular los diálogos y es el país del mundo en el que mejor se dobla, aún hoy. En la mayoría de países, sobre todo en los más pequeños, el doblaje es inexistente. De hecho, cuando vivía en la República Checa, veía Los Simpson subtitulados. No entiendo el cine de una forma que no sea en VO. Me cuesta verlo doblado.
«Los criterios de programación son que sea una película de autor, más o menos reciente, de calidad y poco vista en el territorio».¿Por qué motivo?
El hecho de doblar hace que pierdas una parte del audio real de la película, del directo. La VO tiene mucho más audio ambiente que el doblado porque este está grabado en un estudio y no se lo añaden. Y después, si vemos a un actor o actriz, me gusta oír sus voces.
¿En qué idiomas programa Anima’t?
No pasamos cine en inglés. Pasamos en francés, japonés o italiano, por ejemplo y la gente no es políglota. Pero cuando uno se acostumbra a ver cine en VO no hay vuelta atrás y es fácil. Hay que pensar que nosotros tenemos un público que ya tiene una edad, que consume VO y a lo mejor en este sentido son más modernos que sus nietos.
Justamente hay críticas por el poco doblaje en catalán.
Lo pueden subtitular en catalán. De hecho, yo el doblaje lo eliminaría, aunque entiendo que es un proceso establecido y costoso. Pero agradecería que más salas proyectaran en VO. La Rambla de l’Art de Cambrils es una de las pocas que ofrecen esta posibilidad. Aunque sí que últimamente hay más VO que antes. Mientras que el número de espectadores, en general, ha disminuido, el público en VO se mantiene o aumenta en salas, incluso en comerciales. Es uno de los motivos por los que en los últimos años las multisalas han incorporado alguna película en versión original.
¿Qué tipo de cine ve?
De todo, aunque ahora mismo, por diferentes motivos, no soy un gran consumidor de cine y no programo en Anima’t. Veo las películas, pero no soy el que descubre los títulos. Los programadores son personas que consumen mucho cine e incluso van a festivales como Sitges, San Sebastián o Málaga.
¿Qué película recomendaría?
Druk, que en castellano se tituló Otra ronda, del director danés Thomas Vinterberg. Es un cineasta que me parece muy interesante y de él también recomendaría The Hunt (La caza), un thriller que te hace pensar.
¿El trabajo que hace Anima’t tiene algún punto en común con el Festival REC?
No. El REC es un festival de óperas primas y lo que pretende Anima’t es dotar a la ciudad de una programación estable de cine en VO. Nosotros agradecemos que la administración dé su apoyo a nuestro proyecto, pero preferiríamos poderlo gestionar directamente, ya que no haríamos 22 películas al año. Probablemente programaríamos dos por semana porque ahora estamos muy lejos de la oferta que teníamos en 2009, cuando pasábamos una setentena de películas. De hecho, una cosa interesante que hicimos el verano de 2020 gracias a un acuerdo con el Ayuntamiento fueron proyecciones en el Camp de Mart, al aire libre. Y nos gustaría volver a repetir.