Alan Salvadó reseña ‘La muerte en común’ de Ana Carrasco-Conde

Ana Carrasco-Conde en “La muerte en común” realiza un recorrido bello y estimulante por el pensamiento de aquellos filósofos y artistas que han situado la muerte en el centro de su acto creador

29 junio 2024 13:50 | Actualizado a 30 junio 2024 07:00
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Aunque hayan pasado casi cinco años desde que mi padre murió, no ha sido hasta leer algunos de los pasajes del ensayo “La muerte en común” que no he sabido conceptualizar muchos de los sentimientos que a día de hoy me siguen gobernando alrededor de este vacío. El libro de Ana Carrasco-Conde, seas o no un gran amante o conocedor de la filosofía, te da las herramientas de pensamiento para mirar dentro de ti y ver y comprender el vacío de la pérdida de alguien fundamental en la constitución de tu “yo”. Porque esta es una de las grandes ideas que recorre el libro de principio a fin: la muerte de alguien la viven los otros, con lo que la experiencia de la muerte siempre es un acto bidireccional donde el que se va genera un vacío en el interior de los que le rodeaban. Es de entrada esta visión compartida y colectiva de la muerte uno de los aspectos que de forma brillante Carrasco-Conde desarrolla deshilvanando el pensamiento de algunos de los filósofos que más se han interrogado sobre la muerte. Así por ejemplo, los diálogos de Platón, con la muerte de Sócrates como eje dramático, son un punto de partida del pensamiento de esta cuestión. La futura ausencia del maestro ante sus discípulos es lo que activa toda una reflexión sobre lo que significa el morir y cómo nos debemos enfrentar a ello. Pero en paralelo, el pensamiento de algunos de los filósofos de la Antigua Grecia se yuxtapone con algunos de los pasajes más célebres de la “Ilíada” de Homero, donde se pone en evidencia que el poema épico está bañado de cantos fúnebres por los seres queridos y perdidos en Troya. Porque no olvidemos que es la muerte de Patroclo lo que desencadena la auténtica furia del mortal Aquiles, hija de una inmortal. Dolor y más dolor, muerte y más muerte.

Como la propia autora pone de manifiesto en la introducción de su ensayo, aunque la muerte sea el tema central de la obra, no debe pensarse como un libro que vaya a impregnarnos de tristeza. Todo lo contrario, la aceptación de la muerte como forma de singularizar la vida es ya un primer paso en la construcción de una filosofía, porque seguramente si no existiera la muerte, como apunta Ana Carrasco-Conde, no nos haríamos ningún tipo de pregunta. Es pues la muerte un principio y un fin. Ambas cosas a la vez y no por separado. Es en este tipo de reflexiones donde el libro se nos revela como un verdadero espejo hacia nuestras almas, que quizás ya han vivido una pérdida o tarde o temprano la vivirán.

La reflexión sobre cómo “somos nuestros vivos y nuestros muertos, somos lo que incorporamos del otro” también está acompañada de cuáles son los rituales que hemos creado para hacer frente a la muerte. Y en este sentido es fascinante como Ana Carrasco-Conde habla de la música y del canto como una de las formas de sobrellevar de forma colectiva la muerte. El canto como una forma de expresar el dolor por la ausencia pero también una forma de inmortalizar a aquella persona ausente. Y de la misma forma que se canta a la vida para que un bebé se duerma también se canta a la muerte, acompañando al difunto en su nuevo camino.

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La muerte en común

Autora: Ana Carrasco-Conde

Editorial: Galaxia Gutenberg

Precio: 23 €

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