Una ruta por una veintena de paisajes catalanes que inspiraron y modelaron las creaciones de grandes artistas de la pintura, la arquitectura o la escultura. Esta es la razón de ser del libro La Catalunya dels artistes (Viena Edicions).
Los periodistas Aure Farran Llorca y Jordi Bes Lozano proponen una nueva mirada alrededor de territorios conocidos y, a la vez, reivindican una obra artística que, en ocasiones, no ha sido suficientemente conocida. «La idea del libro parte de una serie de reportajes que publicamos en el diario ARA, en una apuesta por reivindicar el patrimonio», explican los autores.
Después de dar este primer paso, ambos decidieron ahondar en «la vinculación del paisaje y el territorio en diferentes disciplinas artísticas», explica Aure Farran. Seguidamente, hicieron una lista con los posibles creadores. «Para ambos, la primera sorpresa fue que no habíamos incluido ninguna mujer. Así que ampliamos la investigación y, entonces, sí que descubrimos mujeres artistas, a las que hemos contextualizado y puesto en valor su trayectoria artística», añade la periodista.
En este sentido, figuran, entre otras, la pintora Núria Llimona, «quien retrato como nadie el Eixample de Barcelona»; la pintora de origen polaco Mela Muter, «quien hizo una estancia en Girona en 1914, lo que causó una gran impresión en la ciudad, por cuyas calles se paseaba cargada con el caballete, telas y pinturas y acompañada de un perro gigante»; Lluïsa Vidal, cuyo vínculo artístico discurrió entre Barcelona y Sitges; así como Olga Sacharoff, quien vivió entre Barcelona y Tossa de Mar.
Reconocimiento a Jujol
Por otro lado, ambos autores también decidieron apostar por artistas cuya trayectoria «no había tenido el reconocimiento merecido». Así es como, en el caso del Camp de Tarragona, destacan la vida y obra del arquitecto Josep Maria Jujol.
En cuanto a qué impidió que el tarraconense lograra el reconocimiento merecido, Jordi Bes apunta dos aspectos: «Fue un arquitecto difícil de clasificar, aunque a veces se le situó como un artista modernista, y, relacionado con este aspecto, él mismo trazó su propio camino, en tanto que a principios del siglo XX ya apostó por reutilizar elementos y materiales».
Asimismo, el periodista recuerda que Jujol «fue arquitecto municipal en Sant Joan Despí, donde se concentran muchas de sus construcciones, una labor que compaginó con una intensa actividad en el ámbito de la arquitectura rural como la que podemos encontrar en Els Pallaresos». En este sentido, hace referencia a la Casa Bofarull como el ejemplo más paradigmático, una reforma que se prolongó durante dos décadas.
Las ‘catedrales del vino’
El siguiente destino en La Catalunya dels artistes son Nulles, Gandesa, Falset y el Pinell de Brai. «En estas localidades hallamos las ‘catedrales del vino’ que Cèsar Martinell edificó con la idea de monumentalizar las zonas rurales, es decir, aunque son edificios funcionalmente creados para elaborar vino, también son auténticas obras de arte rodeadas de viñedos y olivos», expresa Jordi Bes, quien resalta que las construcciones del arquitecto se extendieron hasta Sant Cugat del Vallès.
Marià Fortuny y Reus
La publicación también dedica un capítulo al pintor reusense Marià Fortuny. Del artista, la periodista Aure Ferran apunta que «su caso resulta contradictorio porque, aun sintiéndose orgulloso de su ciudad, mantuvo una relación peculiar».
«Aunque pasó su juventud en Reus y fue en la ciudad donde descubrió y explotó su talento artístico, lo cierto es que, después, su trayectoria y fama internacional transcurrió a mucha distancia de Reus, aunque el corazón del pintor reposa en la ciudad», detalla la autora. Así, añade que «precisamente, es esta paradoja lo que a su vez lo hace atractivo». No obstante, el periodista Jordi Bes recuerda que «hoy en día, en el Museu Nacional d’Art de Catalunya se pueden ver muchas de las obras del pintor reusense».
Miró y Mont-roig del Camp
En cualquier caso, uno de los ejemplos de la máxima expresión del vínculo entre el artista y el paisaje es el pintor Joan Miró y Mont-roig del Camp. «A diferencia de otros artistas, cuya relación con el territorio fue puntual, el vínculo de Miró con Mont-roig del Camp se prolongó prácticamente a lo largo de su vida. Cuando era joven llegó a Mas Miró para recuperarse de una depresión y fue en la masía donde decidió que quería ser artista. Desde entonces, el pintor acudió todos los años a Mas Miró, excepto en la recta final de su vida». Por todo ello, Aure Farran asegura que «él mismo habló abiertamente del impacto que tuvo dicho paisaje en su obra. De hecho, manifestó que toda mi obra está concebida en Mont-roig».
Qué influye a quién, y viceversa
Después de este recorrido por la trayectoria vital y artística de veinte artistas, Jordi Bes explica que «a veces es complicado determinar qué o quién ha influido más, es decir, si ha sido el paisaje el que ha resultado una inspiración para él o la artista, o si ha sido el artista el que ha influido en dicho paisaje a través de su obra de arte, algo que es más visible en el caso de la arquitectura que ha cambiado un paisaje».
Por último, en el texto de presentación del libro, Aure Farran y Jordi Bes reivindican que «el libro da una visibilidad merecida a todos estos capítulos todavía poco conocidos de la historia artística del país y detalla paisajes y museos donde se pueden redescubrir los artistas desde una nueva mirada». Los artistas añaden que «La Catalunya dels artistes se presenta como una guía de viaje para redescubrir el entorno con ojos de artista».