Josep Pallarès Marzal (El Perelló, 1967) cumple un año como rector de la Universitat Rovira i Virgili. La institución tiene 12.348 alumnos de grado, 3.279 de postgrado, 1.196 docentes y 718 trabajadores de administración y servicios.
¿Ser rector es como esperaba?
Sí, porque piensas en las cosas que querrías hacer, lo que podría pasar... Creo que hemos sido capaces de seguir en gran medida la planificación, aunque siempre hay imprevistos.
¿Por ejemplo?
La LOSU (Ley Orgánica del Sistema Universitario), que en función de cómo quede con las elecciones crea incertidumbre. El otro es el incremento de precios de la energía al que hemos tenido que hacer frente.
Había una serie de actuaciones en su programa. ¿Están cumpliendo?
Teníamos unas 230, de las cuales 46 ya las tenemos acabadas, 141 están en despliegue y una cincuentena larga está por comenzar. Además hay una cincuentena que no estaban previstas y hemos puesto en marcha.
Hace poco se celebró la Selectividad y hay polémica sobre si el sistema de acceso a la universidad es justo. ¿Qué piensa?
Creo que es el más ecuánime que podemos tener ahora, aunque sea mejorable. Lo ideal sería que cada facultad pudiera hacer su prueba de acceso, pero no es viable.
¿Debería haber una Selectividad única para todo el Estado?
No lo sé. Es un sistema que lleva tantos años funcionando que cualquier pequeño cambio puede generar disfunciones. Creo que es de esos sistemas que a menos que tengas muy clara cuál es la ventaja que introduces, la continuidad es buena.
Muchos alumnos están decidiendo qué estudiarán. ¿Qué diría a los que están pensando en marcharse fuera a cursar un grado que hay aquí?
No le daré la posición subjetiva que pueda dar un rector o rectora de una universidad. En esto tenemos la ventaja de que la AQU (Agència per a la Qualitat del Sistema Universitari de Catalunya) hace una comparativa de los distintos estudios de grado que hay en Catalunya y recoge datos históricos de inserción laboral, de opinión de los estudiantes... Y te das cuenta de que a nivel de grado no hay unas grandes diferencias entre un grado que se pueda hacer en la URV, la UPC o la Autónoma, y tampoco hay grandes diferencias a nivel laboral. Por tanto, si hay algún elemento que motiva a los estudiantes a irse, que tengan claro que no es la calidad del grado, si no que son motivos personales, tan respetables como los demás... Hay personas que con 18 años tienen la necesidad de salir de casa, pero que piensen que esa experiencia también la pueden tener con el Erasmus.
Se anunció una inyección de dinero importante por parte de la Generalitat a las universidades públicas. ¿Cómo se distribuirá ese dinero en la URV?
Si miramos el acumulado la universidad el presupuesto creció un 15% respecto al año pasado, que es muchísimo, pero se debe a proyectos de investigación, lo que llamamos dineros finalistas, que han pasado de 13 a 26 millones; se han doblado. Eso es una gran noticia porque tenemos una gran competitividad a nivel internacional. Pero ese es dinero de entrada y salida y de aquí a tres años desaparece. La parte ordinaria no llega al 4% y es aquí donde sí tenemos posibilidad de hacer políticas estables. Parte de este dinero lo destinaremos al plan de choque de la Generalitat.
¿En qué consiste?
Durante la campaña hablamos de recuperar en el mandato 24,6 plazas a tiempo completo que se habían perdido en los últimos cuatro años. El concepto es el mismo que adaptó la Generalitat y ha sido aprobar durante tres años la transformación de docentes asociados en docentes a tiempo completo. Hay una partida de 30 millones para profesorado durante tres años y de cinco millones solo este año para PAS. De ellos a la URV le corresponde un 9%... En total, habrá 75 plazas, 25 cada año. En el Consell de Govern de octubre podremos convocar las primeras 25 plazas. Esas plazas los departametos ya las tienen distribuidas con un algoritmo de modelo de plantilla en función de las necesidades.
¿Será suficiente para revertir la alta proporción de asociados que hay en la universidad?
Desde 2008 estamos perdiendo plazas porque había tasa de reposición cero. Con estas 75 plazas somos conscientes de que no recuperamos todas, pero sí revertimos de forma sensible la situación. Harán falta más actuaciones.
Una de las cosas en las que ha hecho hincapié es en que debe haber vida universitaria más allá de lo académico. Se hizo la primera fiesta mayor, ¿se repetirá?
La socialización siempre ha sido importante, pero más después de la pandemia. La fiesta la tenemos prevista para marzo. Fue un éxito por toda la gente que vino al Camp de Mart, pero también porque se organizó con una comisión de profesorado, administración y servicios y estudiantes de forma autónoma... Para socializar a los alumnos también hemos duplicado el presupuesto a las asociaciones de estudiantes porque sabemos que parte de los problemas de salud emocional vienen del aislamiento.
¿Hay en la universidad alguna iniciativa para cuidar la salud mental de los alumnos?
Como universidad ya teníamos un servicio de atención psicológica, no lo hemos inventado ahora. Estaba destinado solo a los alumnos. Algunos profesores de la casa destinaban unas horas a atenderlos y tenían tres sesiones que eran una primera puerta para, si era el caso, dirigir adonde les pudieran ayudar. Este servicio después de la pandemia se ha visto desbordado y lo que hemos hecho ha sido duplicar las horas que dedicaban estos profesionales al servicio, pero aun así vemos que la necesidad es mucho más grande tanto para los alumnos como los trabajadores, por tanto en 2024 trabajaremos para ampliar este servicio en la medida de nuestras posibilidades. No es una misión directa de la universidad, pero entendemos que es una necesidad.
En los últimos meses se han hecho públicos casos de acoso en distintas universidades. La URV tiene un protocolo propio. ¿Se revisa? ¿Funciona?
Por desgracia es un tipo de situaciones que hace años que nos encontramos. Lo que pasa es que últimamente tenemos casos que se han judicializado y tenido un eco mediático, algo que por otro lado es bueno. La universidad hace años que tiene este protocolo que lo estamos revisando continuamente... Cada año hay expedientes informativos o disciplinarios entre miembros de la comunidad universitaria. Hemos sido capaces, y toquemos madera, de detectar los casos antes de que la situación fuera demasiado grave. Hemos iniciado 16 procesos entre los que se ha activado y desactivado. Cuando toca actuamos de forma decidida.
Hace días hubo una manifestación de investigadores predoctorales porque los contratos que firmará la URV para las becas a partir de ahora son de cuatro años y los suyos son de tres. ¿Se revisará su situación?
Durante la campaña electoral lo que prometimos y hemos ejecutado es que los nuevos contratos sean a cuatro años... Cuando se hace un contrato se hace una reserva de crédito para todo el tiempo de duración y las reservas eran de tres años. Después de la pandemia y con una autorización del Ministerio y la Generalitat a las personas que pidieron ampliar hasta cinco meses se les ha dado a todas, pero ahora no tenemos presupuesto para completar los cuatro años. Hablamos de unos cinco millones de euros adicionales que ahora no tenemos.
Han salido a la luz casos de profesores investigadores que fichan por universidades para mejorar su prestigio o que publican casi cada día. ¿Se ha pervertido el sistema? ¿Estamos demasiado pendientes de la investigación?
Demasiado pendientes de la investigación no estamos nunca. Todo esto viene del sistema de evaluación del profesorado a nivel internacional. En la medida en que el sistema de reconocimiento se basa solo en los artículos que tienes, la gente hace todo por maximizar este número y al final puedes encontrar situaciones difíciles de calificar y que no tienen sentido, como que una persona publique un artículo cada dos días. Tampoco tiene sentido que hagas subir a una universidad saudí a golpe de talonario. Es como con los fichajes en el fútbol.
La URV no tiene ese talonario.
No, por eso necesitamos dinero; primero, para hacer las clases mejores, pero también para ser atractivos. Porque cuando tienes alguien que tiene reconocimiento a nivel internacional la investigación la puede desarrollar en cualquier parte del mundo y van tocando puertas a ver qué ofreces.
El nuevo concejal de deportes y el propio alcalde de Tarragona han hablado de la posibilidad de desarrollar estudios de CAFE (Ciencias de la Actividad Física y el Deporte) en Tarragona. ¿Sería posible en la URV?
No es la única propuesta que tenemos de nuevas titulaciones. Un grado desde que lo planificas hasta que ve la luz pueden pasar perfectamente tres años. Son proyectos que tienen que ser sólidos, no se pueden improvisar. Cuando hablamos de nuevos estudios hay tres elementos que se deben dar: la primera circunstancia es que como universidad tengamos suficiente personal calificado para dar esta titulación, una masa crítica mínima inicial. El segundo punto es que haya demanda de estudiantes, y el tercero, que haya demanda de inserción laboral. Cuando se dan las tres circunstancias es cuando pedimos a la Generalitat poder tirarlo adelante, que es la que autoriza.
¿Qué le pediría a los nuevos alcaldes?
Que sientan la universidad suya, que es un apoyo para desarrollar sus políticas.
¿Cuáles son las prioridades para con el territorio?
Actuar de forma colaborativa con las administraciones, las empresas y la entidades para poder ayudar al desarrollo territorial. Lo que espera la comunidad no solo es que formemos personas cualificadas, sino que cuando las empresas piensen que pueden desarrollarse en una ciudad la universidad esté al lado. Tenemos mucho que decir en el tema de la descarbonización de las industrias químicas, que es un tema de sostenibilidad que si lo resuelven las empresas podrán estar aquí muchos años. Otro ejemplo es la regresión del Delta de l’Ebre, debemos estar para poder dar soluciones a nivel local que si son punteras te pueden hacer competitivo a nivel internacional. Es una oportunidad.
«Estamos licitando las obras de Educación y Psicología»
Las infraestructuras son una preocupación frecuente en la universidad. ¿Cuáles son las principales acciones previstas?
En materia de infraestucturas hay que distinguir entre los edificios, lo que se ve, y renovar la equipación docente, que también hace falta y haremos un plan en este sentido.
¿Qué es lo más inmediato?
Lo que ya se está haciendo es la Plaza de la Concordia del Campus Catalunya. Se trata de adecuar el espacio donde debían ir unas obras que finalmente no se harán. Todo lo haremos por fases porque no hay dinero suficiente. Ahora hemos hecho la primera fase, que es la pista polivalente, después haremos la zona ajardinada y durante este mandato la plaza estará terminada.
¿Y el edificio de Educación y Psicología?
Estamos licitando las obras para poder iniciar y finalizar las obras este mandato, que se ejecutarán con un presupuesto propio de 5 millones de euros.
¿Qué otras prioridades hay?
Estamos rehabilitando también el Aula Magna. En cuanto a Reus, la gran obra debería ser el traslado de la Facultad de Medicina a Belllisens. Con el ayuntamiento anterior hicimos un estudio y se cuantificó en 80 millones y es una obra que con recursos propios es completamente inasumible. Una de las estrategias será ver con el ayuntamiento cómo podemos hacerlo por fases para poder hacer el traslado.
En El Vendrell lo que hay que hacer, también con el convenio que tenemos con el ayuntamiento, es acondicionar todo el espacio. Hace tiempo que no se hacen obras de mejora ni acondicionamiento. Hay un proyecto muy interesante para poder llevar adelante que puede ver la luz de forma fácil porque el importe económico es más asumible.
¿Y en la sede de Vilafranca?
En Vilafranca del Penedès han comenzado los estudios de enfermería este año. En el plan original la ubicación actual da cabida a los alumnos de primero y segundo, es decir, para los cursos 22-23 y 23- 24, y estamos hablando con el ayuntamiento para ver cuál sería la sede definitiva y así poder hacer el traslado en el curso 24-25.
También pusieron en marcha por primera vez unos presupuestos participativos para los estudiantes. ¿Cuánto dinero era?
50.000 euros.
¿Cómo han ido?
Hicimos un reglamento interno para que todo el mundo supiera las reglas del juego. Esto lo lideró todo el consell d’estudiants y a través de ellos fue como recibimos las propuestas y vimos que técnicamente fueran posibles. Al final lo que haremos en los diferentes campus será sobre todo poner mesas, bancos, zonas lúdicas y, en arquitectura, poner unos árboles en una primera fase. Es importante que los alumnos tengan espacios donde socializar y trabajar de manera informal.