En esa casa de primera línea de mar en Calafell el poeta y editor Carlos Barral encontró su refugio emocional y vital. Fue Calafell siempre fue su lugar desde que llegó de pequeño de la mano de sus padres.
Pero esa vieja vivienda de pescadores, de las tres únicas que quedan frente a la playa, también fue un centro cultural de una dimensión mundial.
Barral atrajo a ella a las mejores plumas latinoamericanas. Allí estuvieron desde Vargas Llosa a Octavio Paz, Gabriel García Márquez, Jorge Edwards o Goytisolo entre otros muchos escritores y editores.
La Casa Barral ha estado unos años cerrada para acondicionarla con un nuevo concepto museístico que se centra en la obra y figura de Carlos Barral y el universo literario que generó en su entorno y que hizo de Calafell núcleo de la literatura.
El Ayuntamiento de Calafell compró la casa en 1999 y en 2004 se hizo una primera musealización que combinaba a Barral con el pasado marinero del municipio, lo que difuminaba ambos objetivos y quedaban muchas cosas por conocer del poeta.
Único
El pasado 2016, después de que el Ayuntamiento se hiciese con la cofradía de pescadores, habilitó en ella el museo sobre el pasado pesquero del municipio, por lo que la Casa Barral podría destinarse en exclusiva a mostrar esa eclosión literaria y lo que significó Carlos Barral para la cultura del país.
Los trabajos han finalizado y este sábado volverá a abrir las puertas. Durante el fin de semana y hasta el martes habrá entrada gratuita para conocer el que es un nuevo referente cultural.
La nueva Casa Barral permite conocer la figura del poeta y editor. También su obra y a todos aquellos escritores a los que impulsó y dio a conocer y que logró atraer al municipio. La visita permite conocer cómo vivía Barral en Calafell con sus colecciones y recuerdos marineros. El poeta siempre defendía a los pescadores y señalaba que le acogieron y le ayudaron a conocer y potenciar la pasión que ya tenía por el mar y la navegación.
La visita a la Casa Barral va a sorprender porque permite conocer una época de Calafell que sorprende. Pocos municipios pueden hacer gala de haber acogido a tres Premios Nobel y otros Premios Cervantes, además de a los literatos más universales. Aquel Calafell se perdió en el tiempo como lo hicieron las barcas de pesca de la arena de la playa.
Sin embargo en aquel refugio vital de Barral se mantiene esa esencia. Junto a la vieja máquina de escribir del poeta, su inseparable gorra marinera y esas vistas de la playa desde la tribuna de madera que sorprende al visitante.
La apertura de la nueva Casa Barral también debe ser un incentivo para reivindicar el papel cultural que jugó Calafell durante años.
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