Se escribe, decía el poeta, contra la muerte. Y contra la muerte, la memoria. Berni Sancha se fue, contra las cuerdas, sin haber podido esquivar el gancho decisivo, doblando silenciosamente la última esquina de la vida, cuando la campana de las horas lentas lo dejó caer sobre la lona hasta el latido definitivo.
Quizás la aventura de existir pueda calibrarse por las prioridades. Tal vez no resulte descabellado afirmar que la prioridad destacada que pudo escoger Berni Sancha fue la música. Sabido es que cuando muere el opulento, su herencia es altamente codiciada. Cuando uno fallece con la cuenta corriente en números rojos, el interés disminuye.
Berni Sancha dejó un magnífico legado, más allá de lo financiero, que casi nadie conoce. Desde el rincón de la soledad edificó, como el albañil que fue, un excelente testimonio discográfico aún inédito que tituló Buscando compañía, con un discreto doble sentido. Once temas de carácter intimista con la inconfundible huella que caracterizó su peculiar modo de elaborar canciones. Se acercó al verso de Antonio Machado y al de Miguel Hernández, dando una «Elegía primera» in memoriam Federico García Lorca de factura impresionante. Y dio también canciones que había escrito desde la sencillez de su vida obrera, algo difícil de conseguir. La inconfundible voz resuena, rasgada, templada por su habitual guitarra acústica, entre un acompañamiento musical de auténtico lujo. Compuso siempre sumando talento e instinto, con la verdad de una remota raíz, y supo, como pocos, mostrar el dolor. Quizás porque lo había frecuentado, y consiguieron tratarse de tú a tú, como viejos conocidos.
Producido por él mismo en el estudio Musics & classics, se hizo acompañar de técnicos como Miguel Ángel Barberán, Ángel Santiago o Miguel Zanón, que también introduce las guitarras eléctricas. Así, Salvador Granadero (baterías), Sergio Santiago (bajo), Juanma Chapestro (teclados) y Maribel Torres (voces). Y una sección de vientos compuesta por Gerard Marsal (saxo y flauta travesera), Javier Fernández (trompeta) y Toni Chisbert (bombardino). El resultado es un disco de pegada contundente, con un sonido depurado que aguanta el trapo del volumen con solvencia, repleto de minuciosos detalles percibidos con alta definición.
Y más prioridades. La prioridad para sus hijas Ana y Alba ha sido que esta producción —dormida, desconocida— se difunda, porque cuando se canta lo que se pierde, la memoria se viene arriba y pelea contra la finitud sin tirar la toalla. Y así, propietarias de los derechos, con toda generosidad, rescatan del cajón del olvido este admirable trabajo y lo ofrecen completo en https://bernicontralascuerdas.bandcamp.com/album/buscando-compa-a para acercar a allegados y curiosos el último recado de su padre, el combate irrevocable sobre el cuadrilátero de la canción y de la vida, contra las cuerdas de una guitarra compañera, porque se canta y se escribe, decía el poeta, contra la muerte.