Nacer con el arte flamenco metido en vena y recorrer medio mundo para expresar ese talento encima de un escenario ya forma parte de la rutina profesional de Belén López (Bonavista, 1986), una bailora de raíz que se ha ganado el respeto del público y la admiración de sus compañeros de fatigas. Probablemente estamos hablando de una de las figuras del momento en ese estilo que sale del corazón y se expande por todas las partes del cuerpo.
La tarraconense voló rápido hacia Madrid para hallar allí una salida laboral digna. Reside en la capital desde 1999. Eso sí, empezó a mostrar sus capacidades nada más salir de la cuna. De madre cordobesa y padre sevillano, su familia se asentó en Tarragona, donde todavía convive, siempre pendiente de esa niña que se ha hecho mayor a través de la música y la danza. «Me acuerdo mucho de Bonavista, en cada entrevista intento reivindicar mi tierra, porque es una forma de agradecerles todo lo que han hecho por mí», reconoce la artista, entre la nostalgia y el orgullo.
López culminó sus primeros estudios formativos en El Conservatorio de Danza de Madrid. Los inició con apenas 11 años. A los cinco, durante una Diada de Sant Jordi, bailó en la inauguración de una calle de Barcelona dedicada a Carmen Amaya. Su actuación contó con la presencia de Pascual Maragall, entonces alcalde de la ciudad, e hizo las delicias de célebres artistas como Antonio Ruiz Soler el bailarín y Pilar López.
‘Bravo Bravísimo’
Con siete años conquistó el concurso televisivo Bravo Bravísimo y danzó junto al bailarín de fama internacional Ángel Corella en el Teatro de Madrid. En realidad, la tarraconense ha girado por todo el país desde la infancia, un recorrido que le ha permitido disfrutar, ya en plena madurez, de una carrera totalmente contrastada.
El reconocimiento internacional le llegó pronto. No hay más que echar un vistazo a su currículum. Por ejemplo, durante cuatro temporadas (2001-2005) se convirtió en primera bailarina en la Arena di Verona, el teatro de ópera al aire libre más grande del mundo, con los espectáculos Carmen y Il Trovatore, dirigidas por Franco Zefirelli, y primera bailarina de la compañía La Corrala de la danza, dirigida por Il Camborio, con giras por toda Italia.
Conocer mundo y ejercer de embajadora del flamenco en el extranjero se han transformado en otros de los cometidos de esta bailaora. En 2012 se estrenó en Praga y en Brno, en la República Checa.
Mientras, en marzo de 2013, Belén López se postuló como cabeza de cartel junto a Jesús Carmona, Antonio Canales, Sol Picó y Carlos Rodríguez en la décima edición del Flamenco Festival de Londres.
Las menciones y los galardones tampoco se demoraron. A las puertas de la mayoría de edad recibió el premio Nacional de Flamenco Mario Maya. En 2003, deleitó al Teatro de la Zarzuela como única bailarina de un show benéfico que presidió la Reina Sofía.
Aunque su rutina vital no escapa de las giras constantes y de exprimir el ingenio, la tarraconense ha logrado consolidarse en un establishment artístico tan variopinto como el de la capital madrileña. De hecho, el Corral de la Morería, uno de los tablaos más importantes del país, ya lo considera como su casa. «No estoy allí de forma permanente por las giras», confirma. En el Cordobés de Barcelona también ha exhibido sus capacidades.
La humildad para reinventarse, para producir y crear sus propios espectáculos, distingue las inquietudes actuales de la bailora. Desde que en 2005 estrenara Atrapados por el arte, en el Teatre Metropol de Tarragona, los números propios de Belén López han recibido una aceptación excelente la crítica.
Su calidad escénica ha provocado que figuras del nivel de José Mercé, Miguel Poveda o Arcángel, entre otros muchos nombres de reputación contrastada dentro del registro, la hayan reclamado. Todos han admirado públicamente su arte. «Niña Pastori ha venido a verme muchas veces. Es una persona muy sencilla, muy amable», recalca.
Belén López ha precisado sacrificar mucho tiempo con su familia para gozar de la carrera artística que posee, aunque no se olvida de los que siempre la han arropado, incluso cuando todo parecía derrumbarse. «Tener a mi familia lejos me cuesta mucho. Todos siguen en Tarragona, pero creo que, hasta ahora, el esfuerzo ha merecido la pena, sobre todo cuando ves cómo el público disfruta con tus espectáculos», declara.
Junto a Rafita de Madrid y Pedro Jiménez Perrete, al cante, y Carlos Jiménez, Juan Jiménez y Rafael Jiménez El Chispas, a la guitarra, la tarraconense se expresa ahora con el show Tiempos, producido por ella misma. En Tiempos no hay secretos, la voz se enfrenta a la naturalidad, el baile a la esencia y la guitarra a la raíz. A finales de 2022, este evento inauguró el ciclo flamenco del espectacular Teatro Real de Madrid, que volvió a ponerse de pie ante el embrujo de la artista.
Esta última andadura culmina casi 30 años dedicados a una vocación que todavía perdura y le eriza la piel. El flamenco ha marcado su vida desde que en casa lo escuchaba con devoción incluso sin aún tener uso de razón. Los sueños de aquella chiquilla de Bonavista se trasladan ahora a cada escenario que aplaude su talento.
La curiosidad
Con apenas cinco años, Belén López bailó con motivo de la inauguración de una calle dedicada a Carmen Amaya. Lo hizo ante Pascual Maragall.