«La vida privada es aquella zona del espacio y el tiempo en el que no somos una imagen», decía Roland Barthes en La cámara lúcida. Dichas palabras sirven de argumento a Alexandra Laudo, comisaria de la exposición Antibiografia, para remarcar que «en la actualidad, en la que impera la constante cultura orientada a la manifestación pública del yo, la frase conduce a especular si la propia vida solo puede existir como una disidencia y resistencia a esta proliferación de manifestaciones referenciales».
De ahí el título de la muestra, una transformación de la biografía a la antibiografía que da lugar a una exposición colectiva -que se puede visitar hasta el próximo 26 de mayo en Les Golfes de la Casa Canals- cuyas obras pertenecen a los y las artistas Martínez Bellido, Francele Cocco, Estampa, Juan David Galindo, Mateo Maté, Pere Noguera, Daniela Ortiz, Lurdes R. Basolí, Mercè Soler y Diana Tamane.
«Antibiografia reúne obras de creadores que trabajan en diferentes disciplinas, e intergeneracionales». Sobre este último aspecto, la comisaria asegura que «las diferentes manifestaciones artísticas denotan formas de retrato disidentes».
Como referente del arte conceptual, Pere Noguera presenta Personatges i natura. «En los años setenta, en los antiguos Encants de Barcelona compró una gran cantidad de fotografías y documentos, que le han servido de materia primera para generar muchas de sus obras. En este caso, presenta fotocopias de dos fotografías con la peculiaridad de que las personas retratadas tienen los rostros tapados con pequeños papeles blancos, generando así una cuadrícula incompleta», describe Alexandra Laudo.
Por su parte, Mercè Soler exhibe el libro de artista With friends, en el que ha acumulado -según la comisaria- «datos asociados a su cuenta de Facebook, para dejar constancia del rastro de información que dejamos en las redes sociales, sin ser conscientes de ello».
En cambio, en El Otro de Ellos y el Yo, Juan David Galindo realiza un «autorretrato después de documentar y aglutinar la publicidad que durante un año Facebook y Google le ofrecieron; es decir, habla de cómo estas redes se hacen una idea de cómo somos como consumidores». La obra, según palabras de Alexandra Laudo, «invita al público a especular sobre quién es el artista basándose en la información de sus redes sociales».
En cuanto al artista Mateo Maté (Mito hueco), la comisaria de la exposición dice que «le interesa cuestionar los cánones de belleza clásicos y cómo perviven en nuestra época, puesto que suscitan atracción y deseo que el capitalismo convierte en consumo».
El trabajo de Lurdes R. Basolí (Eclipse) se centra en una colección de postales de retratos de gente masái, y que promueven una visión estereotipada del pueblo africano. Entonces, «como un gesto de reparación, la artista investigó quienes fueron los autores de las fotografías y que ha utilizado para tapar los rostros de los indígenas. A modo de eclipse, Besolí oculta al espectador unas imágenes con otras, con lo que la visión del astro original cambia con la ocultación de su identidad».
Por su parte, en Sin título (Emil) Martínez Bellido utiliza una colección de fotografías antiguas que halló en Berlín. Con el objetivo de enfatizar el estado de desmemoria de las imágenes, dice Alexandra Laudo, «con pintura al óleo y a través de un trabajo sutil, el artista elimina las figuras humanas mimetizándolas con el paisaje».
Por su parte, Francele Cocco presenta Natimorto, en la que indaga «críticamente en el rol del artificio, del control y del posado en los procesos de autorrepresentación en las redes sociales».
En cambio, Daniela Ortiz invita, a través de 97 Empleadas del hogar, «a pensar en cómo el control sobre la imagen y la representación del sujeto, en este caso traducida en una denegación de su figuración pública, puede ser también una herramienta de opresión y de invisibilización»; mientras que Diana Tamane presenta Blood pressure, un conjunto de fotografías del álbum familiar de su bisabuela, quien cada día, hasta su muerte, medía su ritmo cardíaco y su presión arterial, y anotaba los resultados a una libreta. Un gesto que representa cierta irreverencia hacia la imagen y su poder evocado.
Por último, en Omplir segons contingut el colectivo Estampa, explica Alexandra Laudo, «trabaja con inteligencia artificial para detectar la figura de personas y borrarlas, una acción que tendrá lugar durante el tiempo que se puede visitar la exposición, de tal manera que, anulando dicha presencia, la propia muestra también genera imágenes antibiográficas».