Un gorrión es símbolo de buenas noticias según describe Joyce Elliott en su blog dedicado a la simbología de las aves. Habían sido símbolo de fauna en las ciudades, pero hace años que se ven muchos menos.
Ver a gorriones urbanos hoy en día es casi anecdótico. Ayer fue el Día del gorrión. Una celebración en un momento difícil para la especie, que está protegida.
Según la entidad SEO/BirdLife las poblaciones de gorrión común en España han descendido un 20% en los últimos 25 años. Es una pérdida estimada que podría rondar los 6 y 7 millones de ejemplares.
Pesticidas
En Calafell se realizan reintroducciones de esas aves en las zonas verdes. En los últimos tres años se han soltado unos 500 ejemplares.
Principalmente llegan pollos caídos de los nidos a los que se les hace muscular las alas
Son gorriones que llegan al Centre de Recerca i Educació Ambiental de Calafell (CREAC) procedentes de centros de recuperación principalmente de Barcelona, aunque también hay ejemplares que han sido encontrados en la localidad.
La pérdida de gorriones supone un daño a la biodiversidad. Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife señala que «la desaparición del gorrión no es solo una mala noticia para la biodiversidad, sino también una señal de alarma para nuestra calidad de vida».
Bioindicadores
Los gorriones, son indicadores de la calidad del aire, agua y entorno saludable. «Una ciudad sin gorriones es un modelo urbano que falla».
A la situación se ha llegado por la pérdida de lugares de nidificación ya que la rehabilitación de edificios y las nuevas construcciones no dejan huecos en tejados y fachadas, a lo que se une la mala calidad del aire y la pérdida de zonas verdes que reducen la disponibilidad de alimento e insectos.
La pérdida de espacios naturales en las ciudades, la edificación moderna y los insecticidas son las amenazas
Se une el uso de pesticidas que reducen la presencia de invertebrados que forman parte del alimento de los gorriones cuando son pollos y el cambio climático con olas de calor y reducción de fuentes de agua.
Añade SEO/BirdLife que la presencia de gatos no controlados en las ciudades es un factor de presión sobre las poblaciones de gorriones.
Los gorriones que llegan a Calafell son principalmente pollos que se han caído de los nidos. En el CREAC están en unas jaulas con posaderos y espacios arbolados donde fortalecen las alas hasta que pueden ser liberados después de que dejan de comer manualmente.
Los gorriones se sueltan en diferentes poblaciones y zonas verdes para lograr una mayor expansión. Son ellos mismos los que se buscan el lugar más adecuado, explica Daniel Fernández de CREAC de Calafell.
Expansión
Para favorecer su asentamiento es necesario ampliar las zonas verdes arboladas con corredores ecológicos urbanos para favorecer la conectividad entre espacios naturales, promover infraestructuras verdes como tejados ajardinados y fachadas vegetales, que proporcionen refugio y alimento a las aves urbanas.
Los gorriones liberados en Calafell están anillados para poder realizar seguimientos de su expansión. El Centre de Recerca i Educació Ambiental de Calafell ampliará la liberación de los gorriones a otros municipios.
El objetivo es que esas aves, que además ayudan a eliminar insectos, vuelvan a tener presencia en las ciudades donde la cotorra argentina ha ganado espacio por la pérdida de las especies autóctonas.
