Desde hace dos décadas, Vila-seca acoge un singular belén, con figuras hechas de arena, que se ha convertido en el atractivo turístico de la población en invierno. Además, el pesebre de La Pineda es cosmopolita, en su doble vertiente. Para empezar, escultores procedentes de todo el mundo han realizado esta monumental obra; además, visitantes de diferentes partes del planeta han tenido ocasión de visitarlo a lo largo de estos 20 años desde que se pusiera en marcha esta original, curiosa y divertida iniciativa.
Y es que el singular belén atrae a visitantes de todas partes. Este año, hay gente venida de diferentes puntos del país y también extranjeros, sobre todo franceses, que se detienen en la playa, en pleno invierno, para contemplar la escena esculpida alrededor del Pinar del Perruquet, junto al mar. Es obra de siete artistas provenientes de Bélgica, Holanda, Dinamarca, Portugal, Letonia y también de Catalunya. Nuevamente, el pesebre no deja indiferente. Este año está inspirado en el mundo marino, con una docena de figuras. Peces, tortugas y pulpos comparten un ámbito de más de 200 metros cuadrados donde no faltan el niño Jesús, los tres Reyes Magos e incluso un caganer inacabado, de sólo medio cuerpo para abajo. Algunos visitantes echan de menos un panel que informe de esta obra efímera que cada año visitan miles de personas antes de ser destruida, después de Reyes.
«Coger tres buses para venir»
«Hemos cogido tres autobuses para llegar hasta aquí», explica Concepció, que acude cada año desde Vilabella para visitar el pesebre de arena del Pinar del Perruquet, que celebra su vigésima edición. Le gusta observar todos los detalles que esconde la escena. No se le ha escapado que la temática marina también recoge la problemática de la contaminación en el mar, con una bolsa de plástico ondeando entre los animales marinos.
Los tres Reyes Magos con apariencia de anfibio, ángeles que tienen forma de sirena y un pulpo cargado de azadas son algunas de las peculiares figuras, entre ovejas y peces, una mezcla singular que se aleja del tradicional pesebre navideño.
«A mí me ha gustado mucho», asegura una amiga suya, Vicki, que también ha captado la «evolución» en las figuras de San José y María y la concepción del niño Jesús. «Están juntos y plantea una nueva posibilidad a la versión que siempre nos habían contado», afirma.
Marie-Annick, una turista francesa que ha visitado el pesebre en anteriores ediciones con su familia, también encuentra acertada la temática marina y destaca la delicadeza y exactitud del trabajo de los artistas.
«Pero creo que deberían poner un poco de información sobre la obra y el nombre de los escultores, porque doy mucho valor a la escultura efímera ya que desaparecerá», añade Concepción. «Venimos a verlo cada año», relata Manuel, llegado de Madrid en estas fiestas para ver a la familia. «Es una tradición más de la Navidad», recuerda.
Muchos visitantes aprovechan para hacerse fotografías con el pesebre de fondo, mientras una pasarela permite recorrerlo por medio. El pesebre ha logrado convertir a La Pineda en un punto de encuentro para los amantes del arte, las curiosidades y la Navidad, al tiempo que desde hace años es también un atractivo turístico para Vila-seca.
Al ser una obra efímera, los visitantes podrán contemplarla hasta el próximo 6 de enero.