Ya se esperaba un mal año para avistar ballenas cerca de las costas del Penedès y del Garraf. Y el temor es que de seguir así cada vez serán menos y más alejadas de las costas.
Una de las peores temporadas de los últimos años, concluye la Associació Edmaktub, dedicada al estudio científico, especialmente a la investigación de cetáceos.
La entidad mantiene desde 2013 el Proyecto Rorcual, por el que realizan un seguimiento de esta especie de ballenas que décadas atrás se acercaba mucho a las costas del Garraf para alimentarse.
Pero este año se ha confirmado una decepción esperada. Si en 2022 se avistaron 140 rorcuales y en 2023 una treintena, este 2024 han sido solo 8. El seguimiento se realiza entre los meses de febrero y junio.
El rorcual común, que puede llegar a medir 24 metros, es la ballena de mayor tamaño del Mediterráneo y la segunda del mundo.
Pero, ¿por qué esa caída de avistamientos y además muy alejados de la costa?
El problema ha sido la sequía. La falta de lluvias ha motivado que por rieras y torrentes no haya bajado el alimento del que se nutren las ballenas, que, por tanto, han debido desplazarse mar adentro sin acercarse a sus cañones naturales de alimento.
Esta temporada aún se han acercado a estas costas, pero no han hallado el alimento necesario, por lo que ahora se teme que empiecen a buscar y se asienten en otras zonas como el Golfo de León, frente al litoral arenoso de las regiones meridionales de Francia de Occitania y Provenza-Alpes-Costa Azul.
Principalmente, el alimento son pequeños crustáceos y kril, además de los nutrientes que bajan por las rieras y que a su vez también es alimento para las capturas que necesita el rorcual. Hace unos años se pudo captar cómo se alimentaba un rorcual frente a las costas del Garraf.
Allí, en aguas más profundas, hay un mayor intercambio de nutrientes entre el fondo y la superficie que contribuyen a la alimentación del rorcual. Además, desembocan grandes ríos europeos que aportan más alimento.
Alerta de otra causa que no solo afecta a los rorcuales. Esa falta de alimento, además, tiene sus efectos en especies de interés comercial, por lo que las capturas pueden disminuir. En estos casos, al ser ejemplares más pequeños, si hay lluvias intensas en mayo, puede ayudar a aportar alimentos, pero no el suficiente para las ballenas.
Eduard Degollada, presidente de Edmaktub, explica que los cambios de hábitos de destinos de alimentación de rorcuales tienen más efectos que los avistamientos, si no que son especies que ayudan a una mejora del ciclo marino de una zona.