El flamenco, Patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, tiene en Mónica Novillo uno de sus mayores exponentes en la demarcación de Tarragona. La bailaora dirige la compañía flamenca más grande de la provincia y posee una escuela de danza en Salou. La compañía de Novillo actúa esta noche en las Nits Daurades de Salou, en un espectáculo que ha agotado invitaciones.
¿Qué puede esperar el público de la actuación de esta noche y cómo surgió la oportunidad?
Estoy nerviosa y con mucha alegría. Muy agradecida de que el Ayuntamiento cuente conmigo. Este año voy a traer a Rafael Fernández, un gran guitarrista que hará una introducción. En total habrá siete músicos y diez bailaores. Estoy muy contenta de poder estrenarlo aquí, delante de tanta gente. Me pidieron que actuara en estas fiestas y no pude decir que no. Siempre he residido en Salou y estoy muy contenta por poder bailar en mi ciudad como ya he hecho en años anteriores.
¿Cómo ha vivido la compañía la situación de pandemia que atravesamos?
Mal. Normalmente hacemos 400 actuaciones al año. El año pasado no hicimos ninguna y este año llevamos cerca de 25. La pandemia en nuestro sector ha afectado mucho. El apoyo del Gobierno ha sido nulo, hay artistas que están pasando hambre, es una situación muy difícil.
¿Cree que se está recuperando la normalidad en el mundo de la cultura?
Esperemos que sí porque, si no, no se podrá aguantar más. Además de la compañía, tengo una escuela de danza que lleva dos años perdiendo dinero. Deberían dar más ayudas. He dado clases online para que la gente no pierda las ganas de seguir bailando. Por ahora hemos persistido.
¿Qué le llevó a establecer su escuela y su compañía en Salou?
Empecé a bailar profesionalmente con 14 años e hice mi primera gira en México. Luego vine aquí y con el tiempo empecé a dar clases y, como tenía mucha amistad y apoyo con personas de aquí, de Salou, decidí abrir aquí la escuela de danza. Al principio era también gimnasio, pero no era lo que quería y acabé dejando solo la escuela, así podía tener tiempo para las giras.
¿Cómo es tener una compañía flamenca en un territorio donde este estilo no está tan arraigado?
Es bastante difícil. Hay que luchar cada día y llevo tiempo haciéndolo para que en Catalunya y, sobre todo, en Salou, el flamenco esté bien visto. Por eso, intento traer a la escuela artistas de renombre cada año.
¿Qué le diría a alguien ajeno al mundo del flamenco para animarle a introducirse en él?
Tienen que probar: dar una clase o ver un espectáculo. El que lo hace se suele quedar. A menudo la gente habla sin haberlo vivido realmente. En la escuela nos divertimos, hacemos deporte y nos acabamos haciendo amigos, pero es un mundo desconocido aquí. El baile flamenco tiene más de 50 palos (estilos), es un mundo tan grande en el que se aprende tanto: historia, música, baile. Pero es muy desconocido, y se nos valora más en otros países que aquí.