La cantera de diables del Baix Camp se lució ayer en Cambrils. Más de 400 miembros de todas las edades, de quince collas de la comarca, llenaron de chispas, ruido y pólvora la ciudad en una IX Trobada de Diables del Baix Camp que prendió las calles del Barri Antic durante más de cuatro horas. El Ball de Diables Cagarrieres está de celebración por su 20 aniversario y este año se ha encargado de organizar en casa un encuentro con las collas hermanas de la comarca.
La fiesta empezó a las 7 de la tarde con el correfoc infantil. Los más pequeños de las collas demostraron que hay tradición para rato y se encargaron de encender un poco más el ya de por sí caluroso ambiente. La primera encendida fue en la plaza del Setge, donde todas las collas fueron saliendo una a una al ritmo de los tabales antes de adentrarse por las calles del núcleo antiguo.
Los primeros en prender la pólvora fueron la Colla de Diablons de Riudoms, a los que siguieron las versiones infantiles de los Diables Alrinachs de Riudecanyes, la Colla de Diables de la Selva del Camp, el Ball de Diables de Reus, la Colla de Diables de les Borges del Camp, la Jove del Ball de Diables de l’Hospitalet de l’Infantil y la colla local, los Diables Cagarrieres, que se llevaron el aplauso más ruidoso del numeroso público que se reunió en la plaza.
Entre ellos la mayoría eran familias con niños pequeños y a más de uno le picó el gusanillo del fuego. Es el caso de Marc, de 7 años, que no perdía de vista ninguno de los bailes mientras su madre me explicaba que «ha empezado asustado con los cohetes de aviso, pero cuando ha comenzado a ver que los que encienden son niños de su edad, ya me ha preguntado que cómo se puede hacer de diable sin quemarse».
Diables y tabalers se perdían entonces por el portal del Carrer Major, en un recorrido por varias calles del núcleo antiguo, con paradas en las plazas de la Església de Santa Maria y de la Vila para una encendida de colla. Entre el público, algún valiente se atrevía a bailar bajo las chispas junto a los diables, pero la mayoría optaba por tomar fotos y hacer vídeos a una distancia prudencial. La sorpresa de muchos fue al comprobar que eran niños y niñas los que se escondían bajo la diabólica vestimenta, algunos de ellos sin apenas levantar un metro del suelo.
Las siete agrupaciones acabaron a lo grande con una encendida conjunta y una traca final que hizo temblar toda la plaza de la Vila. Una vez acabada la pólvora de los más pequeños, todos regresaron a la plaza del Setge, donde los Cagarrieres habían preparado un espectáculo pirotécnico por sus 20 años. Para la ocasión, además, la colla cambrilense estrenaba las nuevas camisetas con el logotipo que han creado para el aniversario.
Cuando ya cayó la noche, las collas de mayores repitieron el correfoc y encendieron las calles del Barri Antic. Como colofón, las quince collas compartieron cena y un concierto de la Guetto Orchestra en el Parc del Pinaret.