La temporada de baño está en su recta final. Oficialmente, la campaña cierra este domingo por la tarde, si bien algunos municipios mantienen el servicio de salvamento y socorrismo hasta principios de octubre.
La campaña 2024 estará marcada por el nido de una tortuga boba que llegó a Tarragona el 12 de julio. La hembra desovó un centenar de huevos en esta playa urbana y rápidamente se activaron los protocolos de seguridad para poder preservar este acontecimiento único en Catalunya.
Y el 29 de agosto, la eclosión de los primeros huevos permitieron ver a las futuras tortuguitas salir del cascarón para poder iniciar su camino hacia el mar... y hacia el CRAM, donde esta entidad proteccionista las estudiará en esta etapa de crecimiento.
Pero la fauna llegada este verano en el litoral tarraconese ha tenido otros episodios más delicados y peligrosos. Cerca de La Savinosa, en Tamarit y en la playa de Altafulla, otro acontecimiento único se detectó este verano.
Las temidas medusas carabela portuguesa se localizaron a pocos metros de la orilla, una especie altamente peligrosa y que su veneno puede incluso matar a las personas.
La bandera roja se hizó en la tarde del 26 de julio y durante ese día las dos playas del litoral de Tarragona fueron selladas a los bañistas. Días más tarde, se informó que la llegada de esta especie de medusa era excepcional y era la primera vez que se registraba su avistamiento en Catalunya.
Pero la presencia de animales excepcionales en la orilla empezó mucho antes, concretamente el 12 de mayo. Los primeros bañistas de la temporada, fuera de la campaña oficial, descubrieron en Calafell la llegada de una mantarraya gigante, un ejemplar que tiene un aguijón que puede ocasionar lesiones importantes.
La presencia de este ejemplar adulto tenía una razón y no era otra que buscar un lugar tranquilo para criar. Y así fue dos días después se grabó el nacimiento de una mantarraya bebé y una vez alumbrada, madre e hijo se marcharon de las costas del Baix Penedès.
Entre la tortuga de Tarragona y las medusas de Altafulla y Tamarit, en Cambrils avistaron un pez espada. Era el 17 de julio. Un ejemplar de dos metros que tras agonizar en la orilla moría en la arena ante la presencia de decenas de bañistas en la playa de L’Ardiaca.
La fauna en agosto
Este pasado mes de agosto, quizá la playa más viral de la Costa Daurada se llama L’Arenal, en el núcleo de L’Hospitalet de l’Infant. Allí el 21 de agosto un vigilante confundió una mantarraya, también llamada pastinaca, con un cocodrilo. La presencia del anima muy cerca de la orilla, puso en alerta a un vigilante de seguridad de unas atracciones acuáticas que vio un movimiento en el agua que relacionó con el reptil.
La llamada al 112 y la presencia en la arena de todos los cuerpos de seguridad para peinar la zona llegó a todos los confines de España, donde nadie daba crédito de que un cocodrilo pudiera estar en una playa de Tarragona.
La única imagen captada por el vigilante fue analizada concienzudamente y biólogos expertos explicaron que el tamaño y la forma se asemejaba a una pastinaca, una mantarraya como la que llegó a Calafell un mes antes.
Con el eco todavía mediático del cocodrilo que nunca fue de L’Hospitalet de l’Infant, el verano ha terminado con un tiburón azul o tintorera en Torredembarra y otro más dudoso en Terres de L’Ebre, en Les Casas d’Alcanar.
Éste último pudo ser más un delfín que un escualo, aunque en ambas playas se izó la bandera roja hasta verificar que no había riesgo ni presencia de animal en el agua.