Aquopolis Costa Daurada ha cerrado la temporada antes de lo habitual. Solo ha abierto julio y agosto. Pero este 2020 es atípico por la pandemia. Josep Maria Claver, con 33 años en la ‘casa’ y 19 de director del parque de La Pineda, admite que ha sido un verano complicado, pero que a pesar de los inconvenientes ha salido bien, sin que el virus haya salpicado ni a la plantilla ni a los clientes, que han disfrutado de las atracciones y del delfinario.
¿Se puede hacer balance de esta campaña tan atípica?
El coronovirus ha sido un reto importante que ha supuesto un esfuerzo y un trabajo extra para todo el equipo, al que debo felicitar. Tras acondicionar las instalaciones y adaptar las operativas para abrir el parque con seguridad, hemos funcionado bien dentro de esta «nueva normalidad».
Una temporada más corta.
Así es. Hemos acortado la temporada y reducido el aforo al 50%. Gracias a este ejercicio de adaptación acelerada hemos podido recibir a nuestros clientes y mantener los puestos de trabajo.
¿La plantilla se ha visto afectada por la Covid-19?
No ha habido mucha variación respecto a años anteriores. Sí se han reducido algunos puestos en función de los puntos de restauración que no se han abierto. Pero también hemos tenido que ampliar plantilla en alguna sección con el fin de poder cumplir con los protocolos de la Covid.
¿Han temido tener que cerrar durante algún momento?
Hemos estado muy pendientes de la situación general y hemos reaccionado de acuerdo a las novedades de la pandemia con el fin de evitar su propagación, tanto de empleados como para visitantes.
¿Cuánta gente ha venido a Aquopolis este año?
Bastante menos de lo normal, pero era de esperar antes de abrir dadas las condiciones. Permítame que no demos cifras de visitantes ni de balance económico.
¿Qué protocolos han puesto en marcha para garantizar la seguridad sanitaria a los clientes?
Han ido variando de acuerdo a las normativas de la Generalitat y el Estado. Se ha incidido en la distancia, sobre todo en las colas, donde las esperas estaban marcadas en el suelo; desinfección con dispensadores de gel hidroalcohólico por todo el recinto, con especial incidencia en los accesos, atracciones y puntos de tiendas y restauración; desinfección continuada con especial atención en atracciones, flotadores y tablas después de cada uso, aseos... Estos protocolos han sido reforzados con cartelería y mensajes continuados por megafonía.
Llevar mascarillas y disfrutar del agua, difícil combinación.
Hemos obligado al uso de mascarillas con excepción del momento del baño o uso de la atracción acuática. Para facilitarlo, se entregaba una bolsita hermética para poder introducir la mascarilla cuando no era necesaria.
¿Qué perfil de bañista ha acudido este año tan atípico?
Son familias nacionales y franceses, como prácticamente único visitante extranjero. Esto ha sido debido a la ausencia del turismo internacional al que estamos acostumbrados en la Costa Daurada. Por ello, hemos potenciado la visita de residentes y turistas nacionales y de proximidad.
¿Han tenido bajas por positivos o por cuarentena preventiva durante estos meses entre los trabajadores?
Afortunadamente no hemos tenido positivos entre nuestra plantilla, aunque sí ha habido alguna cuarentena preventiva.
¿Cómo se ha adaptado el delfinario a estos protocolos sanitarios excepcionales?
Para evitar aglomeraciones, no se han realizado este año las presentaciones de delfines y se ha sustituido por una apertura continuada del delfinario con charlas educativas. Las gradas han limitado el aforo por seguridad.
El futuro sigue incerto, ¿la idea es abrir en 2021 e intentar mantener o ampliar plantilla?
A partir de ahora empezamos a pensar en la campaña de 2021, la cual esperamos que se normalice y se pueda volver a explotar la temporada con la mayor normalidad posible, pero aún es pronto para hacer predicciones sin saber la evolución de la pandemia.