Es el poder de la mente. Vecinos de El Vendrell probaron cómo con su capacidad de concentración son capaces de mover un bólido de slot por la pista. Y a más concentración, más velocidad.
La iniciativa fue del establecimiento especializado en slot de El Vendrell Aloy Shop. Con un casco llamado Mindwave y sólo con su concentración y sin mandos, los vecinos disputaron apasionantes carreras.
Los participantes llevan el casco de encefalografía que mide la frecuencia de las ondas cerebrales y en una pantalla muestra los niveles de atención, relajación y meditación, cuantificados en valores numéricos.
Es ciencia
No se trata de telequinesia ni de esoterismo; es ciencia. A esos valores numéricos del grado de concentración se les aplica un programa que los traduce en velocidad para el vehículo que corre por la pista. Así, a mayor concentración, mayor velocidad.
La demostración la presentó el ingeniero de automoción Román Nuez, que destacó que «con el poder de la mente podremos llegar a hacer cualquier cosa». Explica que es cuestión de transformar nuestra capacidad de concentración en una acción.
Los participantes se mostraron sorprendidos, pero renocían que «cuando me concentraba el coche corría más». No es necesario concentrarse en el coche. «Había unas mujeres al lado y me interesó su conversación. El coche salió disparado», explica uno de los usuarios.
El ingeniero Román Nuez explica que «ese usuario estuvo concentrado en la conversación. El casco detectó los impulsos eléctricos que emite el cerebro en la concentración y activó al coche».
Josep Aloy, propietario del establecimiento de El Vendrell, también se colocó el casco con el sensor. Este debe quedar en la frente, ya que los neurocientíficos determinan que es el punto del cerebro donde se dan los impulsos de la concentración. En la oreja se coloca una pinza para tener referencia eléctrica neutra que permita medir con mayor precisión.
‘Es el inicio’
Aloy narra que «si me concentraba en un pensamiento el coche corría más». Considera que «estamos en el inicio del aprovechamiento de la capacidad de la mente. Pero creo que ya no hay marcha atrás».
Román Nuez es un apasionado de la tecnología. «Cuando era niño no podía cubrir mis necesidades de tecnología porque era muy cara. Hoy se ha democratizado». Explica incluso cómo a través de internet muchos inventores ceden al mundo sus creaciones sin cobrar derechos. «Con ello se puede aprender. Han democratizado la tecnología».