La Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF) ha terminado la investigación de un choque de trenes ocurrido en la noche del 12 de junio de 2022 a pocos metros del apeadero de Vila-seca en sentido Reus.
Aquella noche, 29 personas de las 75 que iban en el tren de pasajeros resultaron heridas: seis de graves, 16 de leves y otras siete con contusiones. Los pasajeros afectados fueron derivados al CAP de Vila-seca y a los hospitales de Santa Tecla y de Joan XXIII de Tarragona. «Al tratarse de una colisión entre trenes con el resultado de más de 5 heridos graves, el accidente sucedido entra en la categoría de graves», remarca el informe.
El accidente ferroviario tuvo su origen en un fallo del sistema de frenado del tren de mercancías (de la empresa Captrain) que hacía el recorrido entre las estaciones de Reus y Can Tunis, en Barcelona. El maquinista del convoy intentó parar siguiendo las indicaciones de la vía, pero rápidamente se percató que era insuficiente la maniobra, alertando del fallo por radio y procediendo a activar el freno de emergencia. Salió de Reus a una velocidad de 30 km/h y llegó hasta los 82 km/h, momento en el que el maquinista inició la frenada y se percató de la insuficiencia de la acción.
La colisión se produjo 15 minutos más tarde de la puesta de sol, a las 21.46 horas, pero con condiciones meteorológicas aceptables. Ambos convoyes sufrieron daños materiales además de los 29 heridos registrados. El tren de mercancías medía 25 metros y pesaba 156 toneladas. Iba vacío. El de pasajeros tenía 158 metros de longitud (seis vagones) y 179 toneladas de peso.
El tren de media distancia de Renfe, que había salido de Barcelona y terminaba su trayecto en Tortosa, ya había iniciado la marcha desde el apeadero de Vila-seca para proseguir la ruta cuando fue informado del problema del tren de mercancías que venía en sentido contrario.
El maquinista frenó el tren de pasajeros y se quedó parado a unos cien metros de la estación, en la bifurcación de vías. La cola del convoy todavía estaba cerca de la estación de tren de Vila-seca.
A pesar de las medidas de seguridad establecidas por el fallo del tren de mercancías, éste, debido a la velocidad que llevaba, talonó la aguja que debía separar el recorrido de ambos convoyes e invadió la vía del tren de media distancia, provocando la colisión frontal entre ambos. Además de los daños materiales y los pasajeros heridos, las consecuencias del choque fue el retraso de 72 trenes y se suprimieron otros 14. La vía quedó cerrada toda la noche y Bombers una vez activados por el accidente cortó el suministro eléctrico para poder operar con garantías en el accidente ferroviario.
El informe de la CIAF concluye que «la causa de la colisión frontal fue la insuficiencia de freno del tren de mercancías provocada por una falta de ajuste en las timonerías de freno tras la realización de una operación de reperfilado de las ruedas».
El mismo informe también aputa dos detalles. Por un lado, el tren que salió de Constantí e hizo parada en Reus fue motivado por unos trabajos de mantenimiento (reperfilado de las ruedas). La operación extraordinaria no estaba contemplada en el plan de mantenimiento, pero se acometía debido a un desgaste excepcional de las pestañas de las ruedas.
El informe señala que el maquinista hizo una comprobación del frenado y su resultado fue positivo. Pero remarca que la comprobación de las zapatas que fallaron es responsabilidad de un Auxiliar de Operaciones del Tren (AOT), miembro que no iba en ese convoy del 12 de junio. Por ello, no se detectó esta anomalía y en el caso de locomotoras ailadas de la firma Captrain tampoco está contemplado en su procedimiento.
También señala el informe que se sometieron a pruebas de consumo de alcohol y drogas a los diferentes actores implicados en el accidente de Vila-seca. Y una de estas pruebas, al responsable de comunicación, salió positiva. Este detalle, sin embargo, no sería un factor determinante en la gestión del accidente.