A las lagunas artificiales que salpican el Parc de la Torre d’en Dolça, se le ha sumado un nuevo espacio de hidratación destinado a las aves y animales salvajes que habitan o hacen parada en este pulmón verde de Vila-seca. Se trata de la balsa de la Mina del Soldó, una antigua instalación agrícola que se encuentra en uno de los extremos del parque, junto al vial de acceso de trabajadores de PortAventura.
Desde hace unas semanas, el agua vuelve a correr por unos pocos metros de la canalización que se conservan en esta balsa, construida en piedra y con una forma cuadrada de 20 metros por cada lado. Se trata de un ejemplo visible de las minas de agua que se construyeron a finales del siglo XIX en la localidad para aprovechar el agua del subsuelo y destinarla al regadío o al abrevadero de animales.
Hacia finales del siglo XIX había unas 80 minas de riego por todo el término de Vila-seca. En el caso de la de la Mina de Soldó, no se sabe con exactitud donde nacía la canalización, aunque se cree que podría ser cerca del actual Estadi Municipal, con lo que tendría unos 3 kilómetros de longitud. Su nombre se debe a las cercanas canteras de soldó, la piedra característica de la zona con la que está construida la propia balsa.
Estas instalaciones que se acaban de restaurar se encontraban junto al antiguo Camí del Racó. Más tarde se usaron también como lavaderos, pero quedaron en desuso y permanecían secas desde hacía muchos años. Ahora, con el agua regenerada procedente de la depuradora que nutre todo el parque, se convierte en un nuevo punto de hidratación para la fauna.
La restauración de esta antigua balsa forma parte de una actuación más ambiciosa que contó con una subvención de 200.000 euros de la Diputació de Tarragona. Ha incluido también la rehabilitación de otros espacios del parque, como la villa romana de Els Aragalls, que se ha delimitado y puesto en valor.