La Audiencia de Barcelona ha condenado a penas de entre cuatro y medio y seis años y medio de cárcel a tres miembros de un clan de L'Hospitalet de l'Infant por intentar comprar un riñón a un indigente, a cambio de 6.000 euros, para facilitar el trasplante que uno de ellos necesitaba.
En su sentencia, la sección séptima de la Audiencia de Barcelona condena a los acusados, de origen serbio, por los delitos de tráfico ilegal de órganos principales y coacciones, dadas las presiones que ejercieron sobre el indigente cuando este se desdijo y desistió de vender su riñón.
Al procesado que precisaba al trasplante, la sala le ha condenado además por un delito de usurpación de estado civil, por suplantar la identidad de un hermano suyo, utilizando su tarjeta sanitaria, para beneficiarse de los servicios médicos públicos.
Los acusados, que afrontaban penas de hasta 13 años de cárcel, también deberán indemnizar solidariamente con 10.200 euros a la víctima, suma que los encausados ya habían adelantado para beneficiarse de una atenuante de reparación del daño.
Según la sentencia, el procesado Tony Radosavljevic fue diagnosticado en octubre de 2014 de una hipertensión arterial renal, por la que el Hospital de Bellvitge le prescribió un trasplante de riñón.
Los procesados "idearon un plan" por el que pretendían comprar un riñón a un donante compatible, "con evidente quebranto de la legislación española relativa a la donación de órganos inter vivos", normativa de la que según la Audiencia fueron profusamente informados.
De esa forma, los acusados contactaron con un indigente con "importantes limitaciones idiomáticas", sin vínculo familiar alguno en España y que residía en una vivienda ocupada en L'Hospitalet de l'Infant, donde subsistía pidiendo limosna o haciendo trabajos puntuales para terceras personas.
Según la Audiencia de Barcelona, "dicha situación de extrema necesidad" de la víctima "fue aprovechada por los procesados, quienes ofrecieron al futuro donante la cantidad aproximada de 6.000 euros si aceptaba entregar sus riñones a Tony Radosavljevic".
Una vez se comprobó que el donante era compatible con el enfermo, y se estaba pendiente de que firmara la correspondiente declaración ante el notario, la víctima se negó a vender su riñón, "temeroso de las consecuencias que para su salud podría tener someterse a la operación de trasplante".
Ante esa situación, los procesados se llevaron a la fuerza hasta el domicilio de uno de ellos, donde durante cerca de media hora le estuvieron gritando, insultando y golpeando en distintas partes del cuerpo, al tiempo que le advertían de las consecuencias que le supondrían no someterse al trasplante.