En las últimas semanas noticias relacionadas con el genoma (la secuencia de ADN de un organismo) de especies han tenido repercusión mundial. Por un lado la anunciada recuperación mediante edición genética del lobo gigante, una especie extinguida entre 11.500 y 72.000 años.
Aunque esta noticia tiene algo de patraña. Los expertos señalan que no se ha desextinguido al lobo gigante. Lo presentado es un híbrido de lobo gris gestado en perras domésticas. Se han modificado solo 14 genes de lobo para cambiar su aspecto superficial.
La otra noticia ha sido la modificación genética de unos ratones para emular el pelaje de los mamuts mediante mutaciones en el ADN de la especie prehistórica extinguida hace 10.000 años.
Sin embargo los cambios genéticos en ratones de laboratorio ya habían permitido producir pelajes más largos, gruesos, ondulados o lanosos, por lo que el intento de resucitare a un mamut tiene mucho de fantasioso.
En todo caso la investigación genética ha mostrado sus posibilidades. Y en esa carrera que puede avanzar en el ámbito de la medicina, Calafell ha jugado un papel en la investigación del veneno de reptiles.
El CREAC
El Centro de Investigación y Educación Ambiental de Calafell (CREAC) ha mantenido una colaboración con el Atlas Europeo del Genoma de Referencia (ERGA) para lograr secuenciar el genoma de la serpiente Montpellier occidental (Malpolon monspessulanus). En el proyecto también han participado el Instituto de Biología Evolutiva (IBE) y el Centro Nacional de Análisis Genómico (CNAG).

Es el primer genoma totalmente descifrado de una serpiente en España y el ejemplar para la investigación, una hembra, fue capturada en el parque de la Sinia de Calafell. En todo caso se ha explicado que no es peligrosa para el hombre.
Disponer de ese genoma de la Malpolon monspessulanus, que se distribuye por Europa Occidental y el Norte de África principalmente, proporciona datos para la investigación evolutiva y de conservación de la propia especie.
Destaca la investigación sobre la genética, la adaptación, la conservación y la evolución del veneno de los reptiles y especialmente de las serpientes de la familia Colubridae. La investigación debe permitir avances en la biología evolutiva, la toxinología y aplicaciones biomédicas. Comprender la composición del veneno a nivel genómico proporciona información sobre nuevos compuestos bioactivos con usos terapéuticos.
La protección
También debe contribuir a la protección de la especie. La base genética de la producción de veneno en colúbridos está poco caracterizada. La secuenciación y anotación de su genoma, identificaría genes clave involucrados en la síntesis y evolución del veneno, lo que facilitará el conocimiento del desarrollo de los sistemas de veneno en los linajes de serpientes.

A diferencia de las víboras y los elápidos, que poseen sistemas de liberación de veneno en los colmillos delanteros, la Malpolon monspessulanus es opistoglifa (con colmillos traseros), lo que ha intrigado a los biólogos evolutivos durante décadas y de lo que no han logrado dar respuesta.
Más allá de su importancia evolutiva, esta investigación destaca importantes desafíos de conservación que enfrenta M. monspessulanus . Una de las principales amenazas para las poblaciones es el atrapamiento en pozos artificiales, donde las serpientes caen con frecuencia y no pueden escapar, lo que aumenta la mortalidad.

Como parte del proyecto, los investigadores realizaron visitas de campo a estos pozos para rescatar a los individuos atrapados, lo que brindó la oportunidad de muestrear las poblaciones y, al mismo tiempo, contribuyó a los esfuerzos de conservación.
La protección y la reflexión
Estos hallazgos ayudarán a evaluar los riesgos inducidos por el hombre para las poblaciones de reptiles y a orientar posibles estrategias de mitigación.
No es la primera investigación científica en la que participa en CREAC que trabaja en la distribución de especies, estudios de las enfermedades en anfibios, conservación de especies en peligro de extinción como el tritón del Montseny y el ‘mágico’ ajolote mexicano o las alteraciones que provoca el cambio climático.
Dani Fernández, director del CRAC destaca la investigación del genoma de la serpiente por la información que puede aportar para diferentes ámbitos. Desde los biomédicos a comprender la evolución de la especie y cómo se adaptará a los cambios futuros.
En este sentido y enlazando con el debate abierto sobre la desextinción del lobo gigante o del mamut, Fernández reflexiona que «lo que hay que conservar es lo que tenemos vivo antes de que se extinga. Con el dinero invertido en desextinguir especies salvaríamos de la extinción a muchas especies que están al borde de ella».