La activación del nivel 4 del Pla Alfa de prevención de incendios forestales por primera vez este verano cierra el acceso al Parc Natural de la Serra de Montsant. El área preocupa especialmente por su singularidad: «Sufre una sequía estructural, resulta de difícil acceso y tiene un gran potencial para el fuego», explica Jordi Castellví, subinspector de la Unitat Tècnica del Grup d’Actuacions Forestals (GRAF).
El Priorat, con 23, es la comarca con más municipios en ese nivel 4, vigente al menos hasta el 2 de agosto. La Ribera d’Ebre tiene 12 y el Baix Camp, 10. A las montañas de Tivissa y Vandellòs y las sierras de Cardó-Boix, Baronia de Rialb y Ribera Salada también se ha prohibido el paso estos días.
«Hay una situación meteorológica difícil y son zonas complicadas a nivel de pluviometría y temperatura», detalla Andreu Momblan, subinspector del Àrea Regional de Tarragona dels Agents Rurals. Del nivel 4, señala las implicaciones para los macizos forestales: «No se puede entrar ni desarrollar actividades agrícolas, forestales o de ocio en ellos», precisa. En cuanto a los municipios, las restricciones afectan a temas como correfocs, fuegos artificiales o quemas agrícolas.
La mitad de las balsas de extinción están vacías
El escenario es aún más adverso viendo que, tal como concreta Castellví, y pese a la labor de prevención y preparación hecha en invierno, alrededor del 50% de las balsas contra incendios de la provincia de Tarragona están secas, lo que obliga a destinar más medios para buscar agua más lejos. De eso alertaba este fin de semana la alcaldesa de La Vilella Baixa, Marta Camp, durante el incendio que calcinó 17,3 hectáreas en La Figuera y confinó a los vecinos de ambos pueblos.
Con el nivel 4, Cornudella de Montsant ha desprogramado actividades previstas en el Parc Natural, incluso más allá del 2 agosto.
Lo explica su alcaldesa, Txell Cardona: «Teníamos un concierto de piano organizado, pero las previsiones señalan que el contexto no mejorará y preferimos no subir allí a 200 personas por el riesgo que comporta. De momento, todo lo que ataña al Parc es mejor limitarlo porque cualquier chispa puede generar un fuego». «El cierre es absolutamente necesario», insiste Cardona.
Del volumen de visitantes que recibe ese punto, señala que ahora es época de escalada y excursionismo y que, por lo tanto, es alto. Al final de la pasada temporada, Cornudella usó el sobrante de la piscina para llenar balsas de extinción. «El incendio de La Figuera ha sido un aviso», apunta la alcaldesa.
Coincide con ella el alcalde de Cabacés, Jaume Pujals. «La mayoría de balsas contra incendios están bajo mínimos. El Priorat padece una sequía extrema, hay un estrés hídrico bestial y la situación es gravísima. Y en el Parc Natural de la Serra de Montsant hay mucha mortalidad de pinos. Es catastrófico», lamenta.
La localidad ha renunciado a una fiesta señalada, la de la Mare de Déu de les Neus en la ermita de la Foia, que habría movido «unas 500 personas» el 5 de agosto. «Es el segundo año consecutivo sin ella», explica Pujals. El pueblo está empleando cubas de agua.
El cierre del Parc de la Serra de Montsant y el resto de espacios persigue dos objetivos. «Uno es preservar la seguridad de las personas, que no haya nadie dentro en un probable incendio; el otro, que estas personas no generen el incendio», expone Momblan. «La idea hacer una excursión más larga pero hemos decidido salir del parque para evitar riesgos», relataba ayer la excursionista Marta Huguet a ACN.
«Los incendios forestales son el único servicio al que nos podemos anticipar y saber qué tipo de incendio tendremos, qué comportamiento tiene y cuál es el movimiento esperado que hará. Cuando salta una alarma, analizamos su potencial y en base a eso dedicamos recursos», acaba Castellví.