Los expertos llevaban tiempo avisando del advenimiento de la ultraderecha.
Habíamos visto rasgos de una escisión entre la vieja base de la derecha. Es algo que se llega por el fraccionamiento, por la atomización del espectro político que ha causado la venida de Podemos; hacia la izquierda del PP la irrupción de Cs; y a la derecha Vox. Todos lo veíamos de inicio como un partido más de postfranquismo sociológico.
Pero ha evolucionado.
En las elecciones de Andalucía ya empezamos a intuir que Vox quería coger el camino de los otros movimientos de extrema derecha en Europa. En estas elecciones generales se ha confirmado que su mensaje empieza a cambiar hacia un partido más tradicional, en el sentido de que tira más hacia el populismo, enviando mensajes similares a los de los otros partidos de Europa. De hecho, su discurso todavía está en evolución.
Ha sacado partido de la bajada de Ciudadanos.
Hay una discusión muy importante para saber a quién ha robado votos. Lo más intuitivo es pensar que la caída de Ciudadanos ha beneficiado a Vox, con lo que hace pensar que el eje nacional era más importante en el voto de Cs y por eso ha migrado a Vox. Pero Vox dice que unos 300.000 votantes son de la izquierda. Eso es una falacia. Lo que ha podido pasar es que los votantes del PP en barrios obreros se han pasado a Vox.
¿Hay un componente también económico en el voto a Vox?
Profundizan en el mensaje populista y son capaces de llegar a sectores a los que antes no tenían acceso. Eso responde a lo que habíamos visto en Andalucía: mucho voto del sector rural, apoyo obrero de la España vaciada y cierta clase media económica que se siente atraída por las proclamas electorales en la línea de bajada de impuestos.
Suben en zonas obreras y también en lugares pudientes.
En Barcelona han ganado en el barrio más rico y en el más pobre. También ha sucedido en Tarragona. Son mensajes duales. Por una parte, está lo económico, eso de bajar impuestos, pero por otro lado beben de las clases más desfavorecidas, que tienen cierto desencanto de los partidos tradicionales y reciben un mensaje de una solución simple para sus problemas complejos. Ese mensaje ha calado.
En Catalunya también ha influido el Procés.
En los 60 y 70 solo había un eje, que era el izquierda-derecha. Con la postmodernidad, se volvió múltiple con la entrada de conceptos como los temas sociales o el ecologismo. En España hemos vuelto a reducir el debate a un solo eje, el problema nacional. De ahí que Vox haya conseguido muchos más votos. Luego está el llamado voto compensatorio. No quiere decir que todos los que han votado a Vox sean de extrema derecha. Muchos electores han votado a Vox, siendo no tan radicales, pero intentando que se impulse una postura intermedia. Han pensado: ‘No quiero esa política de Vox de quemarlo todo pero sí una posición intermedia para empujar al PP a que endurezca su postura’.