Las infecciones de transmisión sexual (ITS) viven un enorme repunte. Desde hace más de una década aumentan los casos de gonorrea, sífilis o clamidia y solo disminuyen los nuevos diagnósticos de VIH.
Precisamente la menor sensación de riesgo ante la posibilidad de contraer el sida ha supuesto una relajación de las medidas de prevención que ha impulsado al resto de estas enfermedades. Los datos del Ministerio de Sanidad, aunque no están actualizados, muestran este aumento: en 2019 se notificaron más de 36.000 diagnósticos de ITS.
Y los años de la pandemia han supuesto incluso un empeoramiento que los especialistas en enfermedades contagiosas han detectado en sus consultas. «La situación está descontrolada», explica Juan Carlos Galán, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc).
En 2019, los servicios sanitaros detectaron en España 17.718 casos de clamidia, 12.359 de gonorrea, 5.822 de sífilis y 453 de linfogranuloma venéreo. Todas estas enfermedades crecieron en el último sexenio con datos disponibles (2013-2019) a un ritmo superior al 18% anual, con tasas más altas en jóvenes de entre 25 y 34 años y en hombres, a excepción de la clamidia, que presenta índices más elevados en mujeres menores de 25 años.
Pero además, el Ministerio de Sanidad reconoce que las cifras de después de la pandemia son mucho más altas y seguirán aumentando. «Las crisis sanitarias, sociales y políticas a lo largo de la historia se han asociado a aumentos de ITS. Por tanto, se puede anticipar que el impacto provocado por la covid-19 incremente los aumentos sostenidos en la incidencia de las ITS en los últimos años, si no se realizan las intervenciones apropiadas», sostiene Sanidad en el Plan de prevención y control de la infección por el VIH y las ITS 2021-2030 en España, aprobado en diciembre de 2021 por la exministra Carolina Darias.
Las causas del aumento de estas enfermedades apuntan en cuatro direcciones, según Juan Carlos Galán: «En la población general existe menos miedo al VIH y por tanto, se utilizan menos métodos de prevención; mucha gente no es consciente de que mantiene prácticas de riesgo; otros no se consideran grupos de riesgo; y las terapias prexposición, que son una gran noticia para prevenir el sida, también han reducido la sensación de riesgo».
Existe, además, un problema añadido: un estudio en Australia, país pionero en el tratamiento de las ITS, muestra que solo el 28% de los casos se detectan, de manera que gran parte de los contagiados «son asintomáticos o no están diagnosticados», afirma el experto. «Y esto supone que los contagios pueden seguir aumentando».
La pandemia del sida y la educación sexual, con el hito de la campaña Póntelo, pónselo, sirvieron para mentalizar a los jóvenes de los años 80 y 90. Ahora, cree Galán, hace falta un impulso para volver a situar a las ITS en el centro del debate público. «Debe haber una concienciación social de que existe un problema y todos somos vulnerables.
Además, hay que formar a todos los médicos, incluyendo a los de atención primaria o rurales, para que sepan identificar estas enfermedades, y tiene que aumentar el número de cribados», resume el portavoz de la Seimc, sociedad científica que acaba de firmar con Sanidad un acuerdo para tratar de prevenir y controlar las infecciones de transmisión sexual.
Aunque los hombres representan el 80% de los diagnósticos, entre 2016 y 2019 los casos de ITS en mujeres en España aumentaron el 156%, según las estimaciones del Instituto de Salud Carlos III. Y de acuerdo al informe Grupo MUEjeres de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes), que añade los casos aportados por los sistemas de vigilancia de las comunidades autónomas, el incremento de contagios se situó en el 1.073% entre 2012 y 2019, periodo en el que se contabilizaron 16.304 ITS en mujeres.
«Somos las grandes perjudicadas», explica Rosa Pérez, responsable de Divulgación al Ciudadano de Semes. «El aumento del número de parejas sexuales, gracias a las aplicaciones móviles, la disminución del uso del preservativo, el hecho de que si nos contagiamos suframos más síntomas o que realicemos más visitas al ginecólogo son algunos de los motivos que explican este aumento de casos detectados entre las mujeres», señala Pérez.