Todo tiempo pasado tuvo su aquel en la política española, por más que el ciclo electoral que avanza veloz hacia los comicios autonómicos y municipales del 28 de mayo y las generales previstas para final de año presente perfil propio en la historia reciente del país; singularmente, esta cadena de citas con las urnas evaluará, por primera vez y pese a su carácter local, la fortaleza del Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos que dirige España, con sus ramificaciones territoriales, en una entente inédita desde la Segunda República.
1. Inestabilidad y fragmentación
Con cuatro elecciones generales entre diciembre de 2015 y noviembre de 2019, han alimentado la lectura nacional de los comicios en los que la ciudadanía elige a sus representantes más próximos; basta consignar la onda expansiva que tuvieron las últimas autonómicas en Madrid –que repite este 28-M–, Catalunya, Castilla y León y Andalucía. A diferencia de 2019, cuando las municipales iban detrás de las generales y a la par que las europeas y lo que venían a testar era la entereza del triunfo de Sánchez, esta vez preludian las legislativas con el foco puesto en si se ha larvado un cambio de ciclo o no.
Fue precisamente un escrutinio territorial, la histórica mayoría absoluta del PP en las andaluzas del pasado junio, lo que catapultó las expectativas de Alberto Núñez Feijóo tras su aterrizaje en Génova. El líder de los populares no ha perdido comba en las encuestas (salvo el CIS), pero el fulgor del bautismo se ha atenuado. Así que el 28-M diagnosticará el estado de salud del 'sanchismo' y de la aspiración de «derogarlo».
2. La disputa de PSOE y PP por la victoria global
En las elecciones municipales y autonómicas de hace cuatro años, el PSOE fue el partido más votado en los ayuntamientos, conservó los seis gobiernos regionales que ya dirigía –Aragón, Asturias, Baleares, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y Extremadura– y sumó tres más a la nómina –Navarra, Canarias y La Rioja–.
Con Núñez Feijóo al timón, el PP está obligado a recuperar poder territorial. No en vano solo gobierna dos (Madrid y Murcia) de las doce comunidades en las que se ponen las urnas y que, a priori, revalidará el 28-M. El poder que recuperen no dejará de ser un termómetro de cara a la consolidación de Feijóo como líder, sino también un referente sobre sus posibilidades de llegar a la Moncloa.
3. Ayuso, ante el listón de la mayoría absoluta
Isabel Díaz Ayuso se ha fijado el objetivo de lograr la cifra mágica de los 69 escaños que le permita gobernar en solitario sin tener que depender de Vox, con quien ha roto relaciones al final de esta legislatura por sus continuos boicots. Obtener un gran resultado es, además, condición indispensable para equilibrar fuerzas dentro del PP e igualar el récord de su homólogo andaluz, Juanma Moreno, ante una eventual y todavía remota batalla por la sucesión.
Pero, para obtener esa ansiada mayoría absoluta, la líder madrileña necesita primero que se confirme el hundimiento de Podemos; que la formación morada siga el mismo camino que Ciudadanos en 2021 y se quede fuera de la Asamblea.
4. Las izquierdas pasan su gran prueba en Valencia
La Comunidad Valenciana se ha convertido en la joya autonómica más preciada del 28 de mayo. PSOE y PP la han situado como su prioridad electoral y es ahí donde se va a librar la gran batalla antes de las generales de diciembre. Los socialistas aspiran a que el presidente Ximo Puig consiga un tercer mandato y reedite el Pacto del Botánico con Compromís y Podemos.
Los populares pretenden que su candidato. Carlos Mazón, consiga el vuelco electoral y recupere una comunidad que gobernaron durante veinte años y les abrió en el pasado las puertas de la Moncloa. La capacidad de resistencia de Compromís y si Podemos entra o no finalmente en las Cortes valencianas serán las claves para poder reeditar el Pacto del Botánico.
5. La Mancha y Aragón, reto del PSOE díscolo
Los presidentes de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y el de Aragón, Javier Lambán, son dos de los barones socialistas más críticos con el Gobierno de Pedro Sánchez. En especial por los acuerdos con el independentismo y su asociación con Podemos, pese a que Lambán gobierna con un cuatripartito integrado también por la formación morada, mientras que Page lo hizo entre 2017 y 2019, en un Ejecutivo marcado por la inestabilidad.
Las últimas encuestas publicadas señalan como escenario probable que en ambas comunidades una suma de los partidos de la derecha pueda desbancar tanto a Page como a Lambán pese a que su gestión no esté particularmente cuestionada.
6. Catalunya y Euskadi calibran el soberanismo
Tres cifras escritas en la hemeroteca de las elecciones municipales de 2019 delimitan el 28-M en Catalunya y el País Vasco, las dos comunidades históricas que no celebran autonómicas y en las que el nacionalismo ejerce de contrapoder en el Estado sosteniendo, al tiempo, al Gobierno de Sánchez. Esas tres referencias son los casi 830.000 votos cosechados por Esquerra, primera fuerza en los comicios de hace cuatro años en territorio catalán; los 403.000 del PNV y los 348.000 de EH Bildu, ampliamente mayoritarios en Euskadi.
Orillada la unilateralidad desafiante del 'procés' y pilar para la resistencia del Ejecutivo PSOE-Unidas Podemos, ERC tiene razones para temer unas municipales en las que su portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián, va de alcaldable por Santa Coloma y que pondrán a prueba su fortaleza frente al PSC, por un lado, y a los exconvergentes, por otro. En el País Vasco, nunca el soberanismo sumó tanto y nunca estuvieron tan atemperadas las pulsiones independentistas. Porque la batalla es por el poder institucional.
7. El termómetro de la resistencia de Sánchez
En puridad, estas no son las elecciones de Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno no es, aún, candidato a nada, pero su implicación en la campaña será absoluta y de los resultados que obtengan tanto los presidentes autonómicos del partido como sus aspirantes locales se hará, tanto dentro como fuera del partido, una lectura sobre su tirón de cara a las generales.
Hace unos meses, en los territorios temían el desgaste causado por el ruido en el Ejecutivo de coalición, las polémicas reformas de la sedición y la malversación y las rebajas de condena a agresores sexuales, y pidieron no nacionalizar la contienda. A apenas un mes de la cita con las urnas, la dirección sostiene que el clima ha cambiado.
8. La fiabilidad del PP como alternativa
Génova ha decidido emular la campaña de 2015 de Mariano Rajoy, y Alberto Núñez Feijóo estará en contacto diario con la calle los quince días oficiales de campaña.
Si, a principios de año, el líder de los populares aseguró que brindaría todo el protagonismo a sus candidatos y aseguró que solo visitaría aquellos territorios que solicitasen su presencia, su intención ahora ha cambiado.
9. Los equilibrios entre el PSOE, Podemos y Sumar
Se soportan más bien poco, pero el PSOE y Podemos tienen muy asumido que se necesitan, no ya para terminar la legislatura, sino para volver a gobernar la siguiente. Esa dependencia mutua ha generado una relación compleja y contradictoria a la que ahora se añade la pugna entre los morados y el Sumar de la vicepresidenta primera, Yolanda Díaz, por cómo se organiza el espacio a la izquierda de los socialistas.
Los tres deben maximizar sus opciones dentro de un mismo espectro ideológico, lo que les obliga a colaborar tanto como a competir entre sí. Pero si Díaz y el partido que ahora lidera Ione Belarra acaban concurriendo por separado a las próximas generales, las opciones de reeditar la coalición menguan.
10. Reajuste en el bloque de la investidura
Las dos últimas votaciones de relevancia en el Congreso –la reforma del 'solo sí es sí' y la aprobación de la ley de vivienda– han evidenciado que la geometría variable también puede operar entre las fuerzas del bloque de investidura. Ambas normas han situado al PNV frente al triunvirato Podemos-ERC-Bildu. Según se recoloquen las piezas en el tablero catalán y vasco, unos y otros orbitarán en torno al liderazgo de Sánchez en función de los resultados.
ERC está obligada a disputar, voto a voto, la hegemonía a un PSC que ya se impuso en las últimas autonómicas, aunque gobierne Pere Aragonès; y también pelea por el electorado fronterizo con los comunes abrazados ahora a la expectativa de Yolanda Díaz. Un retroceso del PNV en el País Vasco frente a una EH Bildu que ha ido ganando influencia con Sánchez –o a la inversa– podría reajustar la estrategia de ambos; y más si asomara un cambio de ciclo en España.