- ‘Retrats de vi’ ha sido seleccionado entre los mejores libros de enología del mundo en los Gourmet Awards. ¿Qué significa el reconocimiento?
- El verano pasado la organización nos pidió los tres libros que hasta entonces habíamos publicado, retratando a Anna Espelt, Francesc Ferré y Toni Sànchez Ortiz. Los Gourmet Awards son como los Oscar del vino. Quedar terceros en la categoría de fotografía es fantástico. Es un reconocimiento al trabajo fotográfico de Maoz Eliakim, y también para la universidad y los enólogos a los que retratamos.
- Tres nuevos perfiles, Roser Amorós, Sergi Colet y Miquel Palau, amplían a seis la colección.
- La URV ha formado en sus más de 25 años de formación enológica a más de 600 alumnos. Lo que queremos, a través de esta colección de libros, es demostrar que existen grandes profesionales en las distintas regiones vitivinícolas y muy arraigados a su territorio. Los conocimientos aprendidos en la universidad les permiten elaborar vinos con creatividad e inquietud.
- ¿Es necesario ser experto para leer la colección?
- No. Está pensada para satisfacer la curiosidad de quien quiera descubrir a las personas que hay detrás de una botella de vino.
- ¿Qué descubrirá el lector?
- Descubrimos cómo se elaboran espumosos de la mano de Sergi Colet en el Penedès; cómo la enóloga Roser Amorós redescubre el Trepat en la Conca de Barberà, y cómo es la experiencia de Miquel Palau en el Pla de Bages. Son tres profesionales que forman parte de una generación joven y muy formada de enólogos. Algunos tienen una gran experiencia en el extranjero y otros mantienen la herencia del oficio de payés, es decir, tienen un vínculo muy estrecho con la tierra. Un conocimiento redoblado por lo aprendido en la universidad.
- ¿Es necesario formarse en la universidad?
- No podemos generalizar. Hay muchas personas que han tenido una formación autodidacta y son grandes profesionales. Lo que te da la base para trabajar, desde la competencia, es la experiencia, el trabajo. Pero es evidente que la universidad posibilita un conocimiento de base que todo el mundo debe tener, para después poderlo aplicar o no. Muchos de los conocimientos se aprenden a través de profesores que están en activo, y contribuyen a abrir la ventana de lo que después es el mundo real de la enología. El enólogo reivindica el trabajo de payés, es decir, el vínculo con la tierra. Seguramente el oficio de payés no se enseña en el aula, porque es el resultado del vínculo personal y sentimental de cada familia, y una herencia de los padres y de los abuelos.
Detrás de una botella de vino hay centenares de decisiones- ¿Qué emociones ha sentido en cada uno de los relatos?
- Hablando con los enólogos he descubierto que muchos de ellos son grandes comunicadores en la corta distancia. Se expresan de forma muy natural. La colección es un retrato de su vida, vivencias, emociones, interpretaciones de lo que es el paisaje y de lo que significa un trozo de tierra…
- A nivel fotográfico el trabajo habla por sí solo.
- El resultado es un trabajo documental y testimonial basado en el retrato de diferentes momentos en los que el enólogo está explicando sus vinos, trabaja en la bodega, camina entre los viñedos…
- ¿Cuáles son los principales retos en la actualidad?
- El primero es abordar los efectos del cambio climático. Afecta a los payeses y a los enólogos, que deben valorar cómo afrontar el aumento de las temperaturas en la elaboración de determinados perfiles de vino.
Otro reto es la comunicación y la incorporación de nuevos públicos. El consumidor de vino está envejeciendo. Hay que hacer un esfuerzo para llegar a los jóvenes, a través de las herramientas que utilizan para informarse, y poner el acento en un lenguaje divertido, atractivo y moderno. Es fundamental que los jóvenes tengan referentes jóvenes en la elaboración del vino, y relacionarlo con actividades que les gusten.
- ¿El vino está desapareciendo de la mesa?
- Ha habido cambios sociales importantes en los últimos años. Muchos de nosotros no comemos cada día en familia. Debemos recuperar el consumo diario de vino, y para ello hay formas de disfrutarlo, como el Bag in Box. Los que trabajamos en el sector nos hemos dado cuenta de que no hemos hecho las cosas del todo bien, y no hemos conservado la tradición y la cultura de beber vino de forma diaria. En este sentido, recuperar la cultura del vino también empieza por la educación de los más pequeños. Estoy convencida de ello.
- ¿Está insuficientemente valorado el vino?
- Detrás de una botella de vino hay centenares de decisiones. Si todo el mundo lo tuviera presente cuando compra una botella, bebe una copa vino o habla de una bodega, la situación sería totalmente distinta. Consumiríamos más vino, lo respetaríamos más, y lo recomendaríamos mucho más.