La experiencia avala a Tania García, asesora familiar. Desde que con 14 años fuera voluntaria en una escuela, se ha dedicado en cuerpo y alma «toda la vida a la educación». «Me di cuenta de que tanto en el seno de las familias como en la escuela algo no iba bien. Me preguntaba cómo podía ser que los padres, para quienes los niños son lo más importante, siempre estén chillando, castigando… No lo entendía», asegura la formadora familiar y educadora.
Desde ese momento emprendió el camino que la ha llevado a especializarse en una educación basada en el respeto mutuo de padres e hijos. En 2014 fundó Edurespeta (www.edurespeta.com), la primera escuela para familias y profesionales que quieren educar con sentido común y coherencia. Y hace unos días estuvo en Tarragona para dar una charla sobre cómo educar positivamente a los hijos, sin castigos, sin gritos y con respeto. «No hay métodos, no hay magia a la hora de educar a los hijos. Lo que es necesario es un cambio profundo de paradigma, es decir, un cambio social a todos los niveles», explica Tania García. Recuerda que «los niños son personas y lo único que necesitan es ser tratados como nos gusta que nos traten a nosotros».
La educación y la crianza de los hijos es un aprendizaje diario en el que se cometen errores y a la vez se aprende de ellos. «Defiendo la imperfección de los padres, pero también defiendo la imperfección de los hijos. Muchos padres aun reconociendo que no son perfectos sí que exigen que sus hijos lo sean», asegura Tania García.
Excesiva información
En un solo clic los padres pueden acceder a millones de páginas sobre crianza. Contenidos que en algunas ocasiones eclipsan el sentido común y no contribuyen a despejar las dudas. «Precisamente toda esta información hace que los padres todavía estén más perdidos», asegura la educadora. Se ha propuesto abrir los ojos a las familias que se encuentren en esta situación a través de su último libro Guia per a mares i pares que no són perfectes i criatures que no han de ser-ho (Eumo Editorial). «Todo lo que he luchado a lo largo de mi vida lo he plasmado en este libro. Es el trabajo de toda una vida puesto en 200 páginas», asegura.
Confiesa que quiere que tanto padres como profesionales de la educación se den cuenta de que «todos somos personas y que los niños tienen derecho a vivir su infancia, a enfadarse, a no querer lavarse los dientes antes de ir a dormir, etc. Cosas que forman parte de cada una de las etapas evolutivas». «Los padres no deben exigirse tanto, pero tampoco deben exigir lo mismo a sus hijos», afirma Tania García.
Realmente educar es una oportunidad de crecimiento personal». Los padres solo pueden escoger un camino: «Pueden quedarse estancados y no evolucionar, o seguir adelante, cambiar y aprovechar la única vida que tienen al lado de sus hijos».El reflejo para los hijos
La experta recalca que en cada paso, en cada decisión y en cada acción de unos padres hay un niño que se ve reflejado. Y rememora unas palabras de su abuela: «Decía que los hijos hay que cuidarles desde pequeños y acompañarles en su crecimiento. Y también hay un refrán que repetía mi madre, que lo heredó de mi abuela, y que es que De xiquet es cria l’arbre dret».
En este punto, Tania García asegura que «este árbol necesita que todas las partes estén bien nutridas, desde las raíces (educación recibida); el tronco (comunicación con los hijos); las ramas (límites); las hojas (emociones) y la copa (entorno).
Un viaje cuya primera etapa es, en palabras de la asesora familiar, «la base emocional y social, ya que con unas buenas raíces puedes conseguir todo lo demás». El autocontrol de los padres es otra de las piezas clave. «Si queremos que nuestros hijos no tengan explosiones emocionales, que se nos vayan de las manos, lo que no podemos hacer es tenerlas nosotros», asegura la educadora.
En 2014 fundó Edurespeta (www.edurespeta.com), la primera escuela para familias y profesionales que quieren educar con sentido común y coherenciaUna segunda oportunidad
Hacer las paces con nuestra infancia. La experta recomienda a los padres «reconciliarse primero con su infancia, haciendo una retrospección». «Esta reflexión les ayudará a empatizar con sus hijos y a estar más preparados para comunicarse con ellos», afirma Tania García. La asesora familiar va un paso más allá. Asegura que a nuestra generación nos han educado para hacer lo que a nuestros padres les parecía correcto, y si repetimos esta forma de educación lo que hacemos es que los niños busquen todo el tiempo la aprobación de los padres.
«Se trata de desaprender todo lo que nos han enseñado, para aprender cosas nuevas para educar a los hijos», explica la asesora familiar. Añade que «tenemos la oportunidad de reencontrarnos con el niño que fuimos y de educar a nuestros hijos de una manera diferente. Realmente educar es una oportunidad de crecimiento personal». Los padres solo pueden escoger un camino: «Pueden quedarse estancados y no evolucionar, o seguir adelante, cambiar y aprovechar la única vida que tienen al lado de sus hijos».