Dani Alves compareció este lunes por voluntad propia ante la jueza que instruye su caso por violación. El futbolista, en prisión preventiva desde el pasado 20 de enero, pidió declarar para volver a cambiar su versión sobre los hechos.
Está previsto que su abogado, en los próximos días, vuelva a solicitar su libertad provisional hasta la celebración del juicio por agresión sexual. El exlateral de Barça, Sevilla, PSG y selección brasileña defendió ayer ante la magistrada que el 30 de diciembre, en la discoteca Sutton de Barcelona, lo que hubo fue una relación sexual consentida entre dos adultos.
Tras ser conducido en coche por la policía catalana desde la cárcel de Brians hasta la Ciudad de la Justicia, en L'Hospitalet de Llobregat, sin que se pudiera verle, el jugador brasileño aseguró además que la presunta víctima, que ha mantenido su versión desde el primer momento de que fue violada, no se negó.
Alves admitió asimismo que pudo ser poco amable cuando acabó el acto sexual. Hasta la fecha había ofrecido versiones contradictorias, cuestión clave en la jueza que decidió su prisión preventiva.
El riesgo de fuga, teniendo en cuenta que tiene casas en el extranjero y su elevado poder adquisitivo, fue el otro motivo que justificó su encarcelamiento. Se trata de la segunda vez que Alves comparece ante la magistrada instructora de la causa penal.
El exjugador dijo que esta es la versión buena, la definitiva, y reconoció que con anterioridad tuvo que mentir con el objetivo de que su mujer, Joana Sanz (que se ha separado durante todo el proceso judicial), no se enterara de la infidelidad.
Primero dijo que no conocía a la víctima, después afirmó que coincidieron en el lavabo de la discoteca pero que no hubo relaciones sexuales y por último señaló que fue ella quien se abalanzó sobre él y le practicó una felación.
El aluvión de pruebas incriminatorias le han obligado a cambiar su testimonio sobre los hechos. Los forenses hallaron ADN del futbolista en la vagina de la joven, lo que descartó de golpe las tres primeras versiones. Esta prueba demuestra que hubo penetración. Alves lo admite ahora por primera vez, pero niega la agresión sexual. No la forzó y el sexo fue consentido, según el brasileño.
Violada y abofeteada
La joven sostiene, en cambio, que la violó y la abofeteó en el interior del baño de la discoteca. Él, mientras, habla de acercamiento mutuo, tras estar hablando en la zona VIP de la discoteca. Hubo atracción sexual y le propuso ir al baño para practicar sexo. Permanecieron 16 minutos en el lavabo. No existen imágenes del momento de la presunta agresión sexual, ya que fue en el baño y ahí no hay cámaras.
Pero sí hay imágenes grabadas por un agente de la policía del estado de nervios en que se encontraba la joven tras haber sido presuntamente violada. Fuentes de la defensa del futbolista señalan que la joven pudo ofenderse con él cuando le pidió que salieran por separado del baño y no ser «más atento al concluir el acto sexual». «Hicieron el amor y no dijo en ningún momento q
ue parara», según la versión del jugador. El auto de ingreso en prisión afirmó, en cualquier caso, que existían indicios «mucho más que suficientes» de que la joven fue violada. La Audiencia Provincial, tras el recurso de la defensa del futbolista, ratificó la orden del encarcelamiento. Tanto por los indicios como por el riesgo de fuga.
Dani Alves estaba en Barcelona el 30 de diciembre, pasando unos días de vacaciones tras jugar el Mundial en Catar. Después de la noche de autos, regresó a México, donde jugaba con el Pumas. El 20 de enero volvió a España. Fue al entierro de su suegra. Aprovechó para comparecer voluntariamente ante los Mossos, que querían interrogarle después de los sucedido. De la comisaría de la Policía catalana fue conducido ante la magistrada y desde entonces permanece encarcelado.