Ocho años de prisión y seis de retirada del carnet de conducir. Es la pena impuesta a un conductor que en diciembre de 2016 atropelló mortalmente a una ciclista e hirió gravemente a otra en Vilabella y seguidamente huyó. Es la sanción que solicitaba el fiscal y prácticamente la misma que las dos acusaciones particulares –añadían medio año por carecer de carnet–. El abogado defensor, Ramon Martínez, ha apuntado al Diari que presentará recurso de apelación ante la Audiencia Provincial.
La juez, según la sentencia –de 78 páginas–, considera probado que el acusado tiene antecedentes penales, aunque no computables a efectos de reincidencia –una sentencia por conducir sin carnet posterior al accidente–. Sobre la una y cuarto de la tarde del 12 de diciembre de 2016 conducía un Ford Focus por la carretera TP-2031. Y lo hacía sabiendo que había suspendido hasta en ocho ocasiones el examen práctico para sacarse el carnet español.
Dicha carretera es una vía de calzada única, con doble sentido de circulación, con el carril sentido Tarragona sin arcenes. Aquel día se encontraba seca y limpia, en buen estado de conservación, con buena visibilidad –de aproximadamente 300 metros–, con circulación fluida. Las condiciones atmosféricas eran de buen tiempo, con viento en calma y una limitación genérica de la velocidad a 90 km/h.
Dos señales
El acusado circulaba por el carril sentido a Bràfim, donde existían dos señales verticales: «Peligro, animales en libertad» y «Peligro, ciclistas». Ambas estaban ubicadas a unos 800 metros antes del punto del accidente.
A la misma hora circulaban por la misma vía, en el carril de sentido contrario –dirección Tarragona–, dos ciclistas: Lidia Celia y Marta. Ambas iban provistas con sus cascos de seguridad. Al llegar al punto kilométrico 19 de dicha vía, en el término de Vilabella, el acusado realizó una maniobra evasiva y giró bruscamente su vehículo hacia la izquierda. Invadió el sentido contrario y volvió a girar a la derecha e izquierda, llegando a perder el control del vehículo. Este empezó a girar y colisionó primero contra Lidia y, a continuación, contra Marta.
Marta se quedó enganchada junto con su bicicleta en el lateral derecho del vehículo. Fue arrastrada aproximadamente diez metros, hasta que el coche chocó contra la cuneta del carril. Ello provocó que la ciclista y la bicicleta saliesen proyectadas desde el lateral derecho del turismo hasta el margen del mismo carril.
Tras la colisión, el acusado bajó del vehículo y vio la situación. «Y con conocimiento de que ambas ciclistas estaban lesionadas», abandonó el lugar del accidente sin auxiliarlas, ni llamar a los servicios de emergencia, ni tampoco a otro conductor.
Inmediatamente después del accidente, Lidia Celia, gravemente lesionada y sin poder ayudar a Marta, a las 13.17 horas llamó al 112. Comunicó el accidente y la situación, momento en que se acercó una conductora que había parado para auxiliarlas y se comunicó con los profesionales de emergencias para proporcionar los datos y auxiliar a las víctimas según las indicaciones del 112, junto con otros testigos, que comenzaron a llegar al lugar y dar asistencia a ambas víctimas.
Abandona el coche
El acusado circuló unos kilómetros hasta la población de Vilabella, donde aparcó cerca de la cooperativa. Cogió la documentación del vehículo y envió un mensaje a un amigo para que lo fuera a recoger, sin comentarle nada de su implicación en el accidente.
El amigo acudió al lugar y cuando el encausado se disponía a subir al vehículo fue interceptado por una patrulla de los Mossos. Esta llevó a los dos al lugar del accidente y los agentes procedieron a la detención de ambos.
Marta tenía graves lesiones, que le provocaron su muerte unos 50 minutos después del accidente. Por su parte, Lidia fue evacuada al Hospital Joan XXIII. Las lesiones le duraron 429 días, de los cuales seis estuvo hospitalizada y 148 impeditivos. Le han quedado secuelas.
La juez destaca en la sentencia que el acusado era consciente de que no tenia el carnet de conducir español y también de su «evidente falta de habilidad» después de haber suspendido ocho veces el examen práctico.
Asimismo, indica que «no adecuó su velocidad a los peligros abstractos y concretos». El hombre declaró que se le cruzó un animal, circunstancia que no quedó acreditada. Los testigos sí mencionaron una mancha en la carretera, «pero eran los restos mínimos de un animal muerto en el asfalto», inferiores a los dos centímetros.
Las acusaciones cierran un capítulo
La familia de Marta asegura que estar «satisfecha con la condena y poder poner fin al calvario que ha supuesto el juicio». El letrado de la familia, Isaac González, valora positivamente la sentencia, dictada el 12 de diciembre, el mismo día en que falleció Marta. Considera que se ha hecho justicia con mayúsculas, «es una sentencia razonada, razonable y ponderada en atención a la gravedad de los hechos». Afirma que es «una resolución pionera y ejemplar, y supone un paso adelante para cerrar el debate respecto a la sensación de impunidad en los delitos de homicidio imprudente y omisión del deber de socorro, y un alivio para la salvaguarda y protección a la comunidad ciclista y peatones, tantas veces injustamente abandonados a su suerte».
Ante el riesgo de fuga, debido a la severa condena y para evitar que el condenado se escape y evite la acción de la justicia, la familia de Marta solicitará que se acuerde la prisión preventiva hasta que la sentencia sea firme.
Por su parte, Lidia, la mujer que resultó gravemente herida, ha indicado también al Diari que «después de seis años, ya era hora de que pudiésemos cerrar este capítulo y descansar en cierta forma, aunque nunca habrá la justicia necesaria para estos casos. Pero la sentencia nos da un respiro. Hemos luchado todo lo que hemos podido por ella –en referencia a Marta–». Su abogado, Javier Ignacio Prieto, también se ha mostrado satisfecho con la condena.