El traspaso de carreteras incluye un vial para bicis de La Floresta al puente de Santa Tecla
El acuerdo entre el Ayuntamiento y el Estado suma inversiones por valor de 12,9 millones,
para mejorar la movilidad sostenible y la cohesión. También se mejorará el acceso al tanatorio
El Ayuntamiento de Tarragona y el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) escenificaban ayer el acuerdo para el traspaso definitivo de los tramos de las antiguas carreteras nacionales, que todavía son titularidad del Estado. Tras unos días en los que las negociaciones parecía que se habían truncado, ambas partes coincidieron en que es un «gran acuerdo» para la ciudad, que mejorará la movilidad sostenible tanto de la antigua N-340, como de la T-11, que iniciarán su proceso de transformación en calles urbanas.
«Lo que en su momento fueron carreteras y vías de largo recorrido hoy deben ser recuperadas por la ciudad como avenidas urbanas, generando espacios de ocio y disfrute», ponía en valor el secretario general de Infraestructuras del Mitma, Xavier Flores. En total se generarán unos nueve kilómetros de carriles bici. Y, en este sentido, una de las novedades que incluye el documento definitivo es la conexión, tanto para peatones como para ciclistas, a través de la T-11.
En concreto, el tramo afectado es el que va desde La Floresta hacia L’Albada y Parc Riu-Clar con el puente de Santa Tecla. Esta es una de las inversiones que se han incluido en esta recta final de las negociaciones y, por tanto, en este caso el proyecto todavía está en fase de redacción. Pese a ello, se prevé que será «una vía segregada y segura, en la que ahora deberemos estudiar como superar el tema de los enlaces».
No es la única novedad en este ámbito, ya que otra de las actuaciones que se ha incluido afecta a la pacificación de la carretera que enlaza Tarragona y Reus, con la instalación de un semáforo que regulará el acceso desde la Rambla Albada hacia el instituto de Torreforta. Además se prevé la mejora del firme, con una nueva capa de rodadura.
Otro de los elementos que se ha incluido en el acuerdo, que inicialmente no estaba contemplado, afecta a la mejora de la carretera del tanatorio, es decir, la N-340b. Actualmente esta presenta importantes baches y el firme está en muy mal estado, por lo que se hará un saneo y se construirá una acera peatonal con alumbrado en todo este tramo, integrando los plátanos existentes en el diseño de la infraestructura.
El resto de intervenciones que se llevarán a cabo ya habían trascendido y ahora definitivamente podrán seguir adelante, después que ambas administraciones hayan alcanzado el acuerdo. La ‘estrella’ es la que hace referencia a la habilitación de un carril bici, sobre el trazado de la antigua N-340 desde la última rotonda de la Via Augusta hasta Altafulla.
En total serán 7,8 kilómetros de nueva infraestructura que «se adecuará a la realidad existente», según Flores, de forma que tanto las bicicletas como los viandantes puedan disfrutar de este paseo. El proyecto contempla la habilitación de puntos para pararse y la instalación de bancos, lo que «supondrá un cambio de hábitos en la movilidad del entorno», apuntaba el representante de la administración central.
El alcalde de Tarragona, Pau Ricomà, defendió que este proyecto supondrá «una relación absolutamente diferente de toda la ciudad con el frente litoral», además de «una oportunidad turística importante».
La ampliación del puente del Francolí, mediante la instalación de un voladizo para que puedan circular de forma segura tanto los peatones como los ciclista, además de la instalación de 852 metros de pantallas acústicas en la A-7 son otras de las actuaciones que seguirán adelante.
Transformar y cohesionar
El máximo responsable municipal valoró que todas ellas «son actuaciones absolutamente transformadoras», que constituyen «una gran oportunidad para cohesionar Tarragona y hacerla más sostenible».
Lo que ayer se escenificó en la Subdelegación del Gobierno fue el acuerdo, que tendrá que ratificarse mediante la firma de un convenio que ahora se está tramitando administrativamente. A través de este, el Estado se hará cargo de la inversión de 12,9 millones de euros que comportan el conjunto de estos proyectos, mientras que el Ayuntamiento asumirá el mantenimiento y conservación de estos quince kilómetros de carretera en un futuro.
El ministerio especificó que esta fase de tramitación podría prolongarse por espacio de dos meses, de forma que «este verano» está previsto que se active el proceso de licitación «para que el año que viene sea una realidad y puedan ejecutarse las obras».
Los calendarios en el caso del carril bici de Llevant están sujetos a los fondos Next Generation y no se descartó que haya otras actuaciones que puedan tirar adelante con fondos europeos, lo que implica que en 2026 tiene que ser una realidad. En este sentido, el ámbito de cesión se hará en base a tres proyectos.
La inversión más significativa es la que afecta al carril bici de Llevant, la ampliación del puente del Francolí y las pantallas acústicas, alcanzando los 8,4 millones. La mejora del firme de la N-340 ‘a’ y ‘b’ y la construcción de la acera del tanatorio está valorada en 1,5 millones, mientras que las intervenciones junto a la T-11 se estiman en otros tres millones de euros.
‘Final feliz’
Estado y Ayuntamiento mostraron buen entendimiento después que las negociaciones estuvieron a punto de romperse, ya que la administración local exigió que el traspaso debía hacerse con las carreteras en buen estado de conservación. Cuando ambas partes volvían a reencontrarse se incluyó en el acuerdo las actuaciones de los proyectos dos y tres, sumando 4,5 millones adicionales. Ayer, el alcalde valoró que «la disponibilidad del ministerio ha sido total», mientras que Flores lo calificó de «anécdota» y aseguró que «lo único que puede superar la alegría de hoy será cuando esté hecho».