El puente del Francolí se ensanchará 3,75 metros para habilitar el nuevo carril bici en Tarragona
El proyecto de la Dirección General de Carreteras prevé que la nueva plataforma entrará en servicio a lo largo del año que viene, lo que permitirá mejorar la movilidad sostenible entre el centro y Ponent. Falta el visto bueno definitivo para que puedan licitarse las obras
El puzzle para que la ciudad de Tarragona disponga de una red de carriles bici, que enlace los diferentes barrios de la ciudad de forma segura, poco a poco va encajando las diferentes piezas. Una de las operaciones más ambiciosas es la ampliación del puente del río Francolí, que debe hacer efectiva la mejora de las comunicaciones entre el centro y Ponent, tanto para los usuarios de la movilidad sostenible como para aquellas personas que se arriesgan caminando por un entorno que todavía hoy mantiene el carácter de carretera nacional.
La Dirección General de Carreteras en Tarragona ya tiene redactado el proyecto, que deberá someterse a un periodo de alegaciones de dos meses para que pueda aprobarse definitivamente y dar paso a la licitación de las obras. El inicio de los trabajos se sitúa alrededor del primer trimestre del año que viene, teniendo en cuenta que «la puesta en servicio del presente proyecto tendrá lugar el año 2023», según especifica el documento al cual ha tenido acceso el Diari.
La actuación se centra en el tramo de la N-340 sobre el río Francolí en el extremo final de la Avinguda de Roma. Este se ampliará con una nueva plataforma de 3,75 metros de ancho, de manera que descontando los sistemas de contención resulte un ancho útil de tres metros. El ala adicional se incorporará sobre la infraestructura existente, construida a finales de los años cincuenta del siglo pasado.
Actualmente, el puente dispone de una calzada bidireccional con dos carriles por sentido de 3,50 metros de ancho. El tráfico de vehículos en este punto es notable, teniendo en cuenta que, según los datos que incorpora el proyecto, la Intensidad Media Diaria (IMD) es de 14.973 vehículos, de los cuales un 4,8% son pesados. El puente dispone de dos aceras en cada uno de los laterales, de dos metros de ancho, aunque descontando las barandillas el espacio para los peatones queda reducido a una superficie útil de 1,80 metros, lo que «resulta insuficiente para el tráfico peatonal y no permite dar continuidad al bici-carril existente en ambas márgenes del río».
El proyecto que ha redactado Carreteras hace referencia a la habilitación de un vial para peatones y bicicletas que dé continuidad al existente en ambos lados del puente. Este se construirá al lado de mar y la solución que se adoptará será en forma de voladizo empotrado con el objeto de mantener la esencia del puente, con arcos rebajados de hormigón armado y una estructura secundaria de bóvedas.
Para la ampliación se demolerá la acera actual y su base de apoyo sobre los arcos estructurales, para posteriormente ejecutar un macizo de anclaje que soporte el voladizo y dote de la necesaria rigidez los extremos de los arcos. Pese a que la estructura del puente ganará peso con la incorporación de esta nueva ala, el proyecto resuelve que este «está capacitado para soportar las obras de ampliación», de forma que no deberán reforzarse los pilares.
La actuación también contempla la ampliación de las aceras existentes, en los tramos contiguos al puente, para poder dar continuidad al bici-carril. Asimismo, también se indica que este dispondrá de los sistemas de contención para separar tráficos y evitar que los vehículos circulen por la zona peatonal.
El proyecto no especifica cuánto durarán unas obras que tendrán importantes afectaciones de tráfico, a pesar de que, al disponer de cuatro carriles de circulación, «no será necesario establecer tráfico alternativo durante su ejecución». Tampoco se especifica cuándo podrían iniciarse los trabajos. Pese a ello, el diputado del PSC en Madrid, Joan Ruiz, pone en valor que esta inversión «permitirá ir caminando o en bicicleta con total seguridad en este tramo entre el centro y los barrios de Ponent».
La ampliación del puente del Francolí junto con el carril de Llevant y las pantallas acústicas de la A-7 son las inversiones que impulsará el Estado como contraprestación al traspaso de carreteras al municipio de Tarragona. En mayo de 2019 se firmó un primer traspaso, que ahora debe completarse con la ejecución de estos proyectos que en total suman una inyección económica de 6.207.192,4 euros (IVA incluido). «Cuando nos presentamos a las elecciones dijimos que queríamos poner las comarcas tarraconenses en el mapa de inversiones del Ministerio y esto es un buen ejemplo de ello», afirma Ruiz. Cuando finalicen los trabajos, el Ayuntamiento de Tarragona y el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) deberán firmar el acuerdo mediante el cual se hace efectivo el traspaso.
El diputado pone en valor que la ejecución de estos nuevos tramos de carril bici «permitirán crear un eje que enlazará las diferentes zonas de la ciudad, de forma que prácticamente podrá irse desde Bonavista a Altafulla de forma segura».