Maria Bravo: «La diversidad nos fortalece como sociedad y cultura»
El proyecto ‘Emocions de Butxaca’, impulsado desde la concejalía de Salut, vincula diferentes temas psicosociales al mundo cultural y del arte a través de la lectura de cuentos infatiles y sesiones familiares
Tras el éxito del año pasado, la actriz Maria Bravo vuelve a dinamizar las sesiones de lectura en este programa colaborativo entre Biblioteques Municipals y el SOAF Mas Pintat. La reusense suele implicarse en proyectos inclusivos y socioculturales, especialmente, a través de su propia agrupación teatral, Teatrosfera.
¿Cuál es el fin de estos talleres?
Los cuentos nos ayudan mucho a gestionar las emociones, a entender mejor porqué nos sentimos de un modo determinado, y a poder comunicarlas, compartirlas y también a colectivizarlas. Estos talleres de lectura permiten generar espacios de cuidado y fomentamos el espíritu crítico de los niños, la creatividad y la imaginación, que es un superpoder que nos permite buscar soluciones posibles a las dificultades vitales. La vida es muy compleja y cuando somos pequeños a veces las emociones pueden suponer un gran peso.
¿Cómo funciona la sesión?
Hay una primera parte en la que hablamos de las emociones, y luego este año estamos colaborando con el SOAF Mas Pintat, que organiza los clubs de lectura. Al empezar la lectura de los cuentos, hablamos de las emociones que ‘tocan’ ese día y que se contextualizan a través de una historia y, al final, se hace un resumen de qué hemos aprendido. Son experiencias muy positivas porque son transversales, es una forma de sacar las artes escénicas fuera de los escenarios y ‘utilizarlas’ como herramientas para la vida cotidiana; ya que nos permiten comunicarnos mejor, proponer soluciones creativas, entendernos...
¿Qué ha supuesto abrir el abanico temático?
Trabajar las emociones a través de los cuentos fue muy positivo y funcionó muy bien. Por eso, decidimos abrirlo a otros ámbitos de la salud de las personas. El arte puede contribuir en temas complejos de la sociedad o la salud, y nos hemos dado cuenta que estamos promoviendo una cultura inclusiva porque las historias son para todo el mundo; las emociones y nuestra capacidad para sentir son comunes. Podemos llegar a todo tipo de públicos: adultos, niños y personas con cualquier diversidad.
Es esencial hoy en día fomentar la lectura con las familias.
Debemos comunicar mejor las diferentes áreas de nuestra vida, es un ecosistema en el que conviven muchos factores y pueden retroalimentarse, pero estamos acostumbrados a vivir de forma muy compartimentada y cerrada. En cambio, las artes promueven una visión más abierta del mundo. La cultura cuenta con una perspectiva más poliédrica, rica y variada; la diversidad nos fortalece como sociedad y cultura.
¿Cuál es la clave?
Ponerse a disposición del proyecto, del tema que se trata y escuchar muy bien qué ‘respuesta’ necesita el público infantil y qué recursos son los más adecuados para transmitirles el mensaje a los niños. Cuando desaparece la parte más superficial, es cuando llegas a la esencia del ‘problema’, que tiene relación directa con una emoción concreta. La comunicación debe ser sencilla y por eso hay que trabajar nuestra capacidad de escucha, empatizar con las necesidades de ese público y ser muy flexible para adaptarte a ellos.
¿Se pretende contribuir a una mejor gestión emocional?
Sí, se busca promover la gestión emocional, fomentar que se hable de las emociones y que no se queden encerradas en uno mismo, sino generar un espacio de debate y diálogo que les ayude; que sientan que no están solos ante cualquier problema emocional y que todos pasamos por lo mismo. También, es muy interesante la aportación intergeneracional porque todos se quedan a la lectura del cuento, no es una actividad exclusivamente dirigida al público infantil; toda la familia participa.
Por ello, es relevante la iniciativa del Ayuntamiento.
Claro, hay que reivindicar los espacios públicos y culturales como un punto de encuentro, donde compartir y generar soluciones conjuntamente a los retos actuales. Gracias a la inteligencia colectiva siempre es más fácil dar con la respuesta y poder mirar al futuro con algo más de optimismo. Y al mismo tiempo, que la sociedad y el arte dialoguen, que sea intercambio al que todo el mundo pueda tener acceso para que la cultura sea bidireccional.