El Mercadal de Reus presume de baile de ‘Mocs’ y público ilusionado
La compañía La Tresca i la Verdesca ofreció un concierto alegre e interactivo para los más pequeños de la casa. Los primeros disfraces de este año y las ganas de bailar sirvieron de previa al esperado fin de semana festivo
El carnaval empezaba a ganar presencia en las calles de Reus con los primeros disfraces y las típicas canciones. A su vez, una plaza Mercadal prácticamente llena de familias esperaba para disfrutar de Zum, un espectáculo de animación y música en directo del grupo La Tresca i la Verdesca. Entre aquellos en edad de ser llamados ‘mocs’ destacaban algunos felinos, lunas, superhéroes, piratas y hasta dibujos animados que asomaban la cabeza con ganas de revivir -tras dos años en blanco- un fin de semana de confeti y disfraces.
Los tres integrantes de la compañía enseguida salieron al escenario para entonar su repertorio de melodías infantiles y para animar, también, a que su pequeño, pero ilusionado público, replicase con sus palmas el ritmo de un gran abanico de instrumentos. Dos guitarras, el cajón o una harmónica, entre otros, invitaron a los niños y niñas a seguir la letra de cada canción y a lucir sus vestimentas carnavaleras en plena plaza.
Con unos estribillos pegadizos y fáciles de memorizar, Jordi, Toni y Claudi se dirigieron a un público más bien familiar -aunque de todas las edades- para que cantasen con ellos versos tan particulares y conocidos como Hola! Lila! Hola Lila, lo, lu; grata’m les orelles i fes-me pessigolletes, toca’m la panxeta i canta’m una cançoneta!. Tras esta canción, pronto empezó a formarse una tímida conga de ratones, dinosaurios y soles en el centro del Mercadal.
«Reus, os proponemos una cosa: elegid a un espabilado o espabilada y el resto formad un trenecito detrás», habían pedido La Tresca i la Verdesca. Y los reusenses, con sus diademas festivas y mucha purpurina, así lo hicieron. Sus saltos y coreografías inventadas -también a petición del grupo musical- les permitieron encadenar melodías y sonrisas a los que familiares y amigos observaban satisfechos e igualmente ilusionados.
Aprender a bailar una polca se convirtió, incluso, en un reto fácil para la gente, gracias a la representación instructiva que los músicos ofrecerion en todo momento. Desde enumerar los pasos a seguir a hacer sonar ese ritmo acelerado, tan característico, cada vez más público, que paseaba por las calles de alrededor de la plaza, se fue acercando para formar parte del espectáculo. Y así, llegaba a su «última estación», canción a canción, la sesión ‘infantil’ previa a la celebración.
Además, a los primeros disfraces de los niños se sumaron algunas de las estatuas emblemáticas de Reus, como la del Nen de les Oques, el General Prim, el Mite del Triptòlem o el Condesito. Como cada año, las collas de la ciudad han vuelto a decorar los monumentos con gorros y barretinas, capuchas, gafas y otros accesorios festivos.
Con ello, una tradición que también había quedado interrumpida, volvió para dar la bienvenida al Carnaval 2023.