Conocer el entorno para cuidar del cliente y su familia en Reus
Paseo de Sunyer. En comparación con los negocios más específicos, los de clientela más genérica deben ‘estudiar’ los gustos y necesidades de los vecinos del barrio
Desde la representación del Mito del Triptólemo hasta la encrucijada con el Camí de Riudoms, la vía deja a su paso el Nen de les Oques y zonas de descanso arboladas que contrastan con los bloques de piso en ambos laterales. En el Paseo de Sunyer confluyen distintos tipos de negocio que, día a día, se dan a una clientela tan diversa como genérica, que transita continuamente, bien hacia la estación de tren, o bien hacia el centro.
Clientela específica vs general
Entre comercios con una misma ubicación hay variantes de clientes. En un negocio ya consolidado como Puerimueble, por ejemplo, un proyecto familiar que empezó en 1965 en Tarragona y que lleva más de 30 años también en Reus; consideran que «es una zona que está bien cotizada.
Ayuda estar al lado de Prat de la Riba, una calle muy buena para todo tipo de comercios» -y una de las más transitadas de Reus-, según expone Isaac Huguet, su actual propietario. También, valoran positivamente las opciones de aparcamiento y carga y descarga que tiene su clientela, algo que si fuese un paseo peatonal no tendrían y que les perjudicaría. «Si fuésemos una tienda de ropa, sería ideal, pero para nosotros tener más visibilidad no supone ‘nada’ si no podemos sacarle rentabilidad a un público muy específico», argumenta.
Precisamente, el público objetivo de Puerimueble acaba sabiendo de su existencia y desplazándose para comprar. Huguet añade que «se trata de un producto de necesidad, tienes que estar embarazada o a punto de ser padre; nuestro catálogo es para gente muy concreta».
Un ‘propósito’ totalmente distinto es el de Khalid, propietario de la frutería Llibertat amb Alegria, justo en la acera de enfrente. Hace dos años que abrió este nuevo comercio, pues ya regentaba una frutería en el barrio Niloga junto a su hermano y decidieron «probar en la zona del Paseo de Sunyer, que es muy parecida y el tipo de gente que vive es prácticamente la misma», explica. Tras un inicio difícil, ha obtenido la confianza de muchos vecinos del barrio y de gente que pasa a diario por delante de su local.
«Es muy beneficioso tener el Mercat Central cerca porque hace que continuamente haya ambiente y, si esas personas prueban nuestra fruta y les gusta, ya sumamos un cliente nuevo», describe satisfecho Khalid. Con la creencia de sembrar para recoger el día de mañana, el frutero reivindica que «no se venden coches o ropa todos los días, pero la alimentación debe cuidarse diariamente». Así, su clientela abarca reusenses de diferentes puntos de la ciudad, El Pinar, Castellvell y pueblos cercanos.
El valor familiar en dos versiones
Aunque la amplitud de su público es diferente, ambos negocios cuentan con un ‘valor’ familiar esencial para seguir adelante. Es evidente que para Puerimueble sus compradores son eminentemente familias. En palabras de Isaac Huguet, la tienda «siempre tiene un consumidor que está entre los 27 y 40 años, es la misma franja de edad» y, también, se ha creado una ‘tradición’ por la que algunos hijos de clientes terminan siéndolo también, así como a raíz del boca-boca popular.
Aún así, lamenta su propietario, «no es como una peluquería a la que puedes ir 30 años de tu vida, por desgracia, no podemos fidelizar un mismo cliente durante mucho tiempo».
Por su parte, Khalid defiende su máxima, «es prioritario el trato al contrato», y afirma que un buen servicio hará que la gente vuelva y decida repetir. «Es un error pensar que una persona nueva viene sin referencias, igual nos ha recomendado un familiar, y tienes que tener una atención especial porque forma parte de la ‘propaganda’ del negocio», explica el frutero.
En esa cercanía con el cliente, se construye al mismo tiempo un vínculo personal que, en el caso de Llibertat amb Alegria, se traduce en apoyar a los productores del territorio, ayudar a la gente mayor, hacer felices a los niños que vienen, dedicar el tiempo que merece a cada persona y ‘estudiar’ qué productos tienen más éxito porque gustan más a la clientela. Y, así, tender la mano para que esa confianza -casi familiar- siga creciendo.