«¿Cómo explicar tanto en tan solo 4.000 palabras?»

Ese fue uno de los retos que tuvo Rafel Servent Vastenavond, exalumno de Bachillerato Internacional del Institut Gabriel Ferrater i Soler de Reus, a la hora de redactar la monografía correspondiente a su TDR (trabajo de investigación), un trabajo que, tras muchas horas invertidas, resultó ser «supersintético y superanalítico», describe. En menos de veinte páginas, concluyó su etapa de bachiller con un análisis filosófico sobre la inteligencia artificial y los robots.

En un principio, él quería centrar su trabajo en el ámbito de la química, pero se dio cuenta de que no se lo estaba pasando tan bien como en un proyecto anterior que había realizado en el marco de Filosofía, como parte de las evaluaciones internas de la asignatura. «Al final del curso, justo antes del verano, le pregunté al tutor si podía cambiar», recuerda Servent, quien, a su vez, alaba que en el Bachillerato Internacional se impartan 7 horas semanales de Filosofía.

El estudiante eligió dicha modalidad porque «no estaba satisfecho con el modo en que se enseñaban las Matemáticas en la ESO y en este bachillerato incluían más temario que en el LOMLOE normal», según cuenta. Sin embargo, quedó cautivado por una forma diferente y global de ver la Filosofía: «pensaba que para nada me gustaría, pero me enamoré y acabé haciendo el trabajo de investigación de ello».

Entonces, Rafel Servent partía de la inteligencia artificial, pero necesitaba centrar el tema y sintetizar los centenares de páginas de información que había recopilado. Por ello, destaca que las tutorías con el profesor Javier Ferrer fueron muy positivas para estructurar el trabajo. Es más, señala que «sin su apoyo es evidente que el trabajo no hubiese llegado a donde está, parte del éxito es gracias a él».

Y es que su monografía Los derechos de los robots en Joanna Bryson ha obtenido numerosos reconocimientos. A partir de un artículo de esta profesora británica, titulado Robots should be slaves (Los robots deberían ser esclavos), el estudiante analizó diferentes posiciones en torno al debate sobre los límites éticos de los robots. En consonancia con Bryson, Servent defiende que «nosotros programamos los robots, los creamos, pero como personas también estamos influenciados de algún modo por el entorno desde pequeños».

Entonces, como nuestra libertad está determinada por factores externos, los robots tendrían que tener derechos y no ser tratados como esclavos siempre que «tomasen decisiones propias sin estar influenciados a simple vista por nosotros, sin un código que hayamos programado para que ejecuten esa determinada acción».

Además, el joven asegura que se trata de un debate muy actual porque «todavía no estamos en la situación de que necesitemos realmente tomar estas decisiones (sobre los robots), pero estamos suficientemente cerca como para empezar a plantearnos estas cuestiones». Con ello, solo con la perspectiva del tiempo se pueden asentar las bases para llegar a tomar buenas decisiones sobre la inteligencia artificial en un futuro.

De las aulas al Colegio Oficial

Estas reflexiones que hace Servent le han valido el segundo premio en los Premios UB-Santander de la Facultad de Filosofía –el primero quedó desierto–, el primer premio ex aqueo del XLI Premi de Filosofia Arnau de Vilanova del Col·legi Oficial de Doctors i Llicenciats en Filosofia i Lletres i en Ciències de Catalunya, y el Premio de Impulso a la Investigación en Jóvenes (IMINJO). Estos reconocimientos «suponen una satisfacción enorme a nivel personal, de decir ‘he estado trabajando un montón de horas y, al final, hay gente que ve que es bueno y tendría que ser premiado’, y el tema económico también ayuda», describe.

Así, recuerda especialmente la entrega de premios del Colegio Oficial porque pudo compartir con el público de qué iba su trabajo a grandes rasgos, y allí tuvo la oportunidad de formar un grupo de amigos con el resto de galardonados.

Actualmente, Rafel Servent Vastenavond está estudiando Matemàtica Computacional i Analítica de Dades en la Unviersitat Autònoma de Barcelona y mantiene su interés por la inteligencia artificial y la robótica. Aunque no descarta cursar alguna asignatura de ética o similares -paralelamente a las troncales de su grado-, sus perspectivas se orientan a la programación y, por ahora, le gustaría dedicar más proyectos a ese ámbito.