Una escuela para niñas en Mozambique desde la URV

Archstorming y la ONG Kurandza han reconocido a las alumnas de la Escola Técnica Superior d’Arquitectura Patricia Lardiés, Melanie Bas e Itziar Delgado

Levantar cuatro paredes pensando en mejorar las condiciones de vida de una comunidad y satisfacer sus necesidades básicas. Con esa voluntad organiza Archstorming sus concursos de arquitectura humanitaria, para ayudar en cualquier parte del mundo.

Su última convocatoria, en coordinación la ONG Kurandza, consistía en la creación de una escuela para niñas en Guijá, en la provincia de Gaza (Mozambique). Tres estudiantes de l’Escola Tècnica Superior d’Arquitectura de la URV, Patricia Lardiés, Melanie Bas e Itziar Delgado, decidieron presentar su proyecto y han resultado finalistas del concurso a nivel internacional.

En apenas dos meses de verano, las tres amigas desarrollaron una propuesta para construir la escuela Xodó, que debía utilizar materiales locales y técnicas de construcción de la zona. Las estudiantes señalan que el programa estaba muy pautado porque, «al ser un concurso solidario, el presupuesto es bastante limitado por los recursos y porque el dinero proviene de donativos», explica Lardiés. Por ello, las bases del programa dictaban que el proyecto ganador estaría sujeto a cambios para adaptarlo mejor al entorno.

Con esos requisitos en mente, empezaron a diseñar el edificio y sus soluciones de mejora con tal de proporcionar ventilación cruzada en las habitaciones, un buen control térmico y garantizar la recogida de agua. Así, se inspiraron en un duomo romano e incorporaron paneles solares y térmicos, además de espacios cubiertos para una mayor comodidad de las usuarias, el desarrollo de actividades y el almacenamiento.

Un primer esbozo y una lluvia de ideas para valorar las necesidades de la escuela les llevaron a estudiar la zona y sus condiciones climáticas y meteorológicas, para que el «proyecto fuese lo más sostenible posible, ambiental y económicamente», justifica Bas.

«Al final, en la carrera se limitan a nuestra zona de construcción y, para plantearte una zona con recursos diferentes a los de aquí, tienes que investigar qué sistemas propios se pueden adaptar allí», expone Delgado.

Un momento clave en el proceso creativo fue comprobar que Mozambique -en el hemisferio sur- tiene una carta solar contraria a la nuestra, «lo que determinaba la colocación de las placas solares y la dirección del viento», entre otros aspectos, como explica Patricia Lardiés. Su solución fue utilizar la técnica de la «vuelta catalana» para conseguir un paso directo de la luz. También, optaron por aprovechar la vegetación de Guijá para generar más sombras.

Hacerse un nombre

Tras este reto que han culminado con éxito, las arquitectas están dispuestas a participar en más concursos, para aprender nuevas técnicas de construcción -en función de la zona- y, sobre todo, para hacerse un nombre en el sector arquitectónico.

Aunque en sus horizontes está el tener un despacho propio para poder trabajar por su cuenta, este reconocimiento como finalistas por parte de Archstorming es un primer paso en cuanto a visibilidad. Es más, les permite publicar su propuesta en páginas web y revistas profesionales, darse a conocer y empezar a ejercer el oficio.

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