Natividad Fernández Aznar: «Confío en perder peso y ganar calidad de vida»
Hipertensión y colesterol. Son enfermedades con las que Natividad Fernández Aznar, de 58 años, lleva conviviendo desde hace años. Por ello, recientemente ha decidido dar el paso y someterse a una cirugía metabólica con la esperanza puesta en lograr un control adecuado, puesto que la intervención ha demostrado ser beneficiosa en pacientes con enfermedades asociadas a la obesidad.
«Con las dietas que había hecho hasta ahora perdía poco peso, por lo que la endocrinóloga del Hospital Universitari Joan XXIII decidió derivarme a la Unidad de Cirugía Bariátrica del Servicio de Cirugía General y Digestivo del Hospital Universitari Sant Joan de Reus», rememora Natividad Fernández, quien añade que «hasta llegar a operarme han pasado casi tres años».
Así, antes de entrar en quirófano, esta tarraconense recuerda que «la primera visita fue con la cirujana que valoró mi caso; después, se sucedieron otras consultas con otros especialistas, como la Dietista-Nutricionista, ya que una vez al mes, los últimos seis meses, he asistido a sesiones grupales de nutrición para aprender a controlar la alimentación».
Igual de importante es la evaluación psicológica, puesto que, tanto antes como después de la intervención, favorece la correcta evolución del paciente, así como lidiar con los aspectos emocionales que conlleva la cirugía: «Aparentemente, la cirugía metabólica parece sencilla, pero por dentro es muy agresiva. Por esta razón, es tan importante la consulta con el psicólogo, porque es quien valora si el paciente es apto o no y, sobre todo, que tenga claro todo lo que conlleva».
En este contexto, al saber que cumplía los requisitos, Natividad Fernández Aznar dice que «aunque no tuve ninguna duda sobre la efectividad del procedimiento, es inevitable preguntarte si saldrá todo bien».
Una incertidumbre que rápidamente se disipó a raíz de la aplicación de nuevas tecnologías. «Mi operación fue realizada con un robot Da Vinci. Consistió en un bypass gástrico (intervención en la que se separa en dos partes el estómago y se desvía parte de los alimentos ingeridos a la parte final del intestino). Entré en quirófano después de las ocho de la mañana y pasadas las cuatro de la tarde ya estaba en la sala de reanimación (REA). Más tarde, a las 21 horas me subieron a planta», explica la tarraconense.
Por esta razón, dada la larga espera, Natividad asegura que «si tuviera que buscarle una pega al proceso sería la escasa información que recibió mi familia durante la operación; teniendo en cuenta que estuve ocho horas en el quirófano, es normal que mi marido quisiese saber cómo iba todo, por lo que alguna pequeña información más deberían de dar a los familiares».
Asimismo, después de tantas horas en la mesa de operaciones dice que «tengo resentidos los brazos y los hombros, y hasta hace apenas unos días no podía dormir de lado».
En cualquier caso, esta tarraconense se queda con la parte positiva y es que el hecho de haber sido operada con la última tecnología le garantiza una recuperación más rápida. Por ello, en cuanto a las esperanzas que tiene puestas en la operación, Natividad Fernández Aznar asegura que son «perder peso y ganar en calidad de vida».
De hecho, conoce la experiencia de varias de sus compañeras: «Les ha ido estupendamente, ahora en enero hizo tres años que una de ellas se operó y en este tiempo ha perdido más de sesenta kilos; mientras que otra se operó el pasado mes de noviembre y también está muy contenta».
Cambio de vida
A raíz de la intervención, esta tarraconense deberá cambiar sus hábitos alimentarios. «Los primeros diez días después de la operación, solo puedes ingerir 100 ml de batido, y a las dos horas comes un yogur, y transcurrido el mismo tiempo, otra vez un batido; así te pasas comiendo ocho horas; en cambio, los diez siguientes días ya puedes alimentarte con papillas. Es a partir del mes y medio cuando puedes comer alimentos sólidos», detalla.
Después, sigue explicando, «deberé acostumbrarme a comer poco y continuado, ya que no debes forzar el estómago; de lo contrario, si empiezas a excederte, como el estómago es un músculo, se irá agrandando, con el riesgo de que acabe recuperando el peso perdido».
En cualquier caso, adaptarse a esta nueva rutina «no significa que no puedas comer, sino que, una vez la recuperación es completa, puedes comer de todo, pero en pequeñas cantidades y de manera frecuente, ya que como el tamaño del estómago se ha reducido te sacias en seguida».
Por todo ello, Natividad Fernández Aznar valora el apoyo de la familia: «Aunque lo más importante es que el paciente tenga claro que quiere operarse, sentirte arropada por tus seres queridos es de gran ayuda, ya que lo más importante es la salud».