El camino del Diablo
Acueducto. Es sabido que el maligno ha participado en la construcción de obras de ingeniería imposibles que, si no, difícilmente podrían haber superados los retos técnicos
Establece la tradición popular que el diablo fue el maestro constructor que erigió el acueducto de les Ferreres, de ahí que sea conocido como Pont del Diable.
Es sabido que el maligno ha participado en la construcción de obras de ingeniería imposibles que, de otra manera, difícilmente podrían haber superados los retos técnicos que representaban entonces. A modo de contraprestación, satanás no estaba interesado en el oro, sino en las almas.
Así pues, ¿qué pidió a cambio de construir el acueducto les Ferreres? En la ruta de hoy, recorremos el lugar en el que se fraguó la leyenda, una zona con múltiples huellas impresas por los romanos que sólo sabrán encontrar quienes presten atención en el recorrido.
Dificultad de la ruta
El Método SENDIF, creado por la Taula de Camins de l’Alt Pirineu i Aran, sostiene que la dificultad de un itinerario de senderismo depende, por una parte, del esfuerzo físico que este supone y, por otra parte, de los obstáculos del camino.
Desde el punto de vista de la dificultad física este recorrido es de dureza moderada. No entraña dificultad física gracias a su breve longitud y su escaso desnivel positivo. De hecho, tal y como salta a la vista por los deportistas que frecuentan la zona, puede hacerse o corriendo o en bicicleta de montaña.
En lo que respecta a las complejidades técnicas, nada debe preocuparnos. Es cierto que hay un par de pendientes más desafiantes, pero se salvan con facilidad.
Instrucciones de la ruta
Estacionaremos en el aparcamiento de zona blanca de la entrada, que está al lado de la nacional 240. Desde aquí, cruzamos la puerta y caminamos 200 metros hasta el acueducto. Se trata de seguir el camino balizado con un poste de madera y una línea de color azul.
Nos mantendremos en este recorrido hasta el cruce posterior a la cabaña de Piedra seca siguiente al Mas d’en Granell, cuando emprendemos el camino de vuelta para cruzar por encima el puente. El itinerario es fácil de seguir incluso sin ninguna aplicación o mapa de la zona, basta con prestar atención en sus cruces.
El acueducto de Les Ferreres
El acueducto de les Ferreres, más conocido como el Pont del Diable, es una de las obras de ingeniera romana más destacadas de Tarragona. El agua era un bien de primera necesidad, sí, pero también un recurso vital para el funcionamiento de los baños termales, uno de los elementos centrales de la convivencia de la época. Tarragona, que disponía de múltiples fuentes, construyó tres conductos con los que salvaguardar el suministro. Uno de ellos recogía las aguas del río Gaià, mientras que otros dos hacían lo propio con las del Francolí.
La construcción del acueducto es atribuida al Diablo, de la misma manera que otras decenas de puentes cuyos constructores debieron superar dificultade técnicas. Este es el caso del Puente del Diablo de Martorell o del paso de San Gotardo en Suiza.
Casi todas estas leyendas comparten como denominador común la necesidad de construir un puente cuya edificación es crucial, ya sea para cruzar de un lado al otro o, como es en el caso que nos ocupa, abastecer de agua a Tarragona.
De este modo, la tradición une las que supuestamente son las principales ocupaciones del diablo: por un lado, la construcción de puentes imposible y, por otro lado, capturar almas para su causa.
La leyenda del Puente del Diablo
Cuando la obra estaba prácticamente acabada, un temporal derribó el acueducto. Exasperado, el maestro constructor espetó que sólo el demonio podría construir un acueducto que durara tantos años. Dicho y hecho: el maligno se le presentó y le ofreció construirlo en una sola noche usando piedra extraída de la cantera del Mèdol, la misma que había servido para construir algunos de los principales edificios de la ciudad.
El constructor le ofreció treinta bolsas de monedas de oro por el trabajo, sin embargo, el diablo pidió a cambio el alma del primero que bebiera de las aguas del canal. Ese fue el trato.
Al día siguiente, mientras el demonio esperaba que se cumpliera la palabra dada, los operarios mandaron a un burro beber de las aguas traídas por el puente.
Tan pronto descubrió la tetra, satanás trató de derribar en vano el acueducto. No lo consiguió en tanto que era 1 de marzo, el día dedicado al santo ángel de la guarda, y llevaban cruces hechas con ramas de olivo.
No obstante, no se dio por vencido: en lugar de vengarse derribando el flamante acueducto, trajo consigo a una legión de diablos que consiguió desviar las aguas. De ese modo, según la leyenda, el agua jamás cruzaría al otro lado del barranco.