Pilar Palomero: «Ser consciente de la muerte ayuda a valorar el regalo que es la vida»

Con raíces en Horta de Sant Joan, la aragonesa estrena hoy ‘Los destellos’, la historia de una mujer que cuida a su expareja en sus últimos días

Los destellos, el tercer largometraje de la cineasta zaragozana, con raíces en Horta de Sant Joan, Pilar Palomero (Las niñas y La maternal) se estrena hoy, 4 de octubre, en las salas de cine. El filme llega a la gran pantalla tras conmover a la crítica y el público del Festival de San Sebastián, donde la actriz Patricia López Arnáiz se alzó con la Concha de Plata a la mejor interpretación protagonista.

Los destellos se centra en el reencuentro obligado de una pareja que no funcionó. El exmarido de Isabel está gravemente enfermo y la hija que tienen en común, Madalen, le pide a su madre que vaya a visitar periódicamente a su padre. Este conflicto permite a la directora de cine hablar «sobre lo contradictorios y complejos que pueden ser los vínculos que creamos, y sobre todo, proponer una reflexión sobre las huellas que nos dejan y dejamos, y que nos hacen ser quienes somos».

La película se basa en el relato ‘Un corazón demasiado grande’, de Eider Rodríguez.

Fue el productor Fernando Bovaira quien me propuso hacer la adaptación después de haber leído el relato. El libro le había emocionado y conmovido. Yo no conocía la obra de Eider Rodríguez, pero tras leerla soy fan suya. La adaptación me ha permitido hablar de cómo a través de una vivencia cercana a la muerte nos podemos abrir a la vida.

Horta de Sant Joan, Tortosa y Gandesa son algunas de las localizaciones.

Mi abuelo materno nació en Horta de Sant Joan. Aunque no lo conocí porque falleció antes de que yo naciera, conservamos una casa en el pueblo. Horta de Sant Joan es mi segundo hogar, donde he vivido experiencias vitales que me han ayudado a crear mi imaginario y educación sentimental.

En el largometraje sigue volcando muchas de sus vivencias y sentimientos.

Es mi forma de trabajar y la que he elegido para contar historias. En mis tres largometrajes he tratado temas muy viscerales porque sentía que tenía algo que decir y que aportar. Siempre me inspiro en mis vivencias y las aprovecho para comunicarme con el público que ve mis películas.

En este caso, a través de la muerte invita a celebrar la vida.

Es lo que me gustaría que transmitiera la película. Se llama Los destellos porque es un filme que tiene luz, no se queda solo en la experiencia de la muerte, sino en lo importante que es ser conscientes de la vida y del presente. Hay que intentar vivir lo mejor posible y hacer la vida más fácil a las personas de nuestro alrededor.

Su padre falleció mientras usted estaba estudiando en Sarajevo.

La experiencia de su pérdida fue distinta a la que vive la protagonista de la película, es decir, no fue por una enfermedad larga, sino algo repentino. En el momento en el que me propongo rodar Los destellos tengo la necesidad de buscar la belleza detrás de un momento tan duro. El perder a alguien no tiene nada bonito, pero hallé momentos que me calaron profundamente y que tienen que ver con el amor que recibí de amigos y familiares que amortiguaron el golpe. Otras personas desconocidas me tendieron su mano para ayudarme. Es algo que se quedó grabado en mí y que tengo presente. Si veo a una persona que lo pasa mal, no le doy la espalda, la ayudo en la medida de lo posible si quiere.

Sus palabras reflejan que la humanidad está por encima de los egos personales.

Debería, sí. Lo que ocurre es que las personas somos complejas y los egos son problemáticos. Muchos problemas suceden por la falta de comunicación y la incomprensión.

Hace un alegato a favor de los cuidados paliativos.

Sí. Hablé con varios equipos de cuidados paliativos. Uno que aparece en la película y otro que trabaja en el Hospital Santa Creu Jesús-Tortosa. Durante el rodaje me insistieron en que tenemos la idea errónea de que los cuidados paliativos son los que sirven para acompañar a alguien a morir, cuando en realidad son unos cuidados que permiten que la persona, que está en ese tránsito, viva lo que le queda de vida de la mejor manera posible.

Sus pacientes no son únicamente las personas enfermas.

Cierto. En el filme he querido poner en valor el trabajo que hacen, ya que también cuidan de los familiares, a quienes acompañan en el proceso de duelo.

La muerte sigue siendo un tema tabú.

Es lógico. La muerte nos da miedo, nos asusta. Debemos tener presente que tenemos fecha de caducidad lo que no significa vivir amargados pensando en ello. Ser consciente de la muerte ayuda a aprovechar más y mejor el tiempo, y valorar el regalo que es la vida.

Las relaciones madre e hija resurgen en el filme.

Es una cuestión que en el relato de Eider Rodríguez también está presente. Las relaciones familiares son un tema en el que hay mucho que indagar, investigar y reflexionar a nivel cinematográfico, porque al mismo tiempo que son bellas son muy complejas.

Patricia López Arnáiz se alzó con la Concha de Plata a la mejor interpretación protagonista en el Festival de San Sebastián.

Desde el principio, tanto ella como el resto del equipo entendieron muy bien lo que queríamos contar y que estaba en sintonía con su forma de entender la vida. Hemos disfrutado mucho durante el rodaje.

¿Qué historias quiere seguir rodando?

Me gustaría seguir haciendo películas personales con el deseo de llegar al máximo público posible. La acogida de Los destellos en el Festival de San Sebastián fue muy calurosa, tanto por parte de la prensa especializada como el público, por lo que también deseo que la gente se anime a ver la película en el cine.