Sasha Amorós, violinista: «Como en la vida, en la música no importa las veces que caes, sino las que te levantas»

El violinista de Montblanc ofrecerá este viernes, 14 de junio, un concierto en el Auditori Tívoli (20.30 h), junto al pianista Marc Torres

El violín y el piano acontecerán este viernes, 14 de junio, los instrumentos protagonistas del concierto La màgia del violí, un espectáculo protagonizado por el violinista solista Alexandre Amorós Korotkov (Montblanc), conocido artísticamente como Sasha Amorós, y el pianista Marc Torres. La actuación, organizada por la Associació l’Orgue del Vendrell, será en el Auditori Tívoli de El Vendrell (20.30 horas), con taquilla inversa.

El repertorio invitará al público a descubrir diferentes países y conocer otras culturas y tradiciones musicales, frecuentemente gestadas en contextos sociales y políticos adversos que, aun así, no impidieron que la creación musical siguiese su camino.

«De esta manera, el repertorio se centra en países de la Europa Occidental, concretamente España, Italia, Bélgica y Francia, a través de las composiciones de Manuel de Falla, Vivaldi, Henry Vieuxtemps y Camille Saint-Saëns; exceptuando una obra del compositor armenio Aram Jachaturián, que será con la que concluiremos el concierto», detalla Sasha Amorós.

Actualmente, el músico es concertino de la Joven Orquesta Sinfónica de la Escuela Central de Música y Academia de Interpretación Artística de Moscú y solista con orquesta sinfónica bajo la batuta de Alexander Frey. De hecho, el joven de 16 años reside en la ciudad desde hace cuatro años. «La experiencia es una manera muy buena y correcta de crecer y formarme como persona; además, vivir separado de mi familia, hace que la aprecie más», asegura el músico.

Una oportunidad que aprovecha al máximo: «Einstein decía que la formación es un regalo para la humanidad; por ello, creo que no hubiera podido tener un regalo mejor que la oportunidad de estudiar en Moscú».

En cuanto a su predilección por el violín, rememora que «cuando era pequeño, con tan solo dos años, mi padre vio en mí una potencia musical en cuanto a gestos y movimientos que le parecieron que podía llegar a ser un muy buen director de orquesta. Por ello, puso en mis manos dos instrumentos, uno melódico, el violín, y otro armónico, el piano».

Cabe destacar que Sasha Amorós pertenece al linaje Bayer, una dilatada familia que ha nutrido el país de músicos relevantes como Marcel·lí Bayer Gaspà (1898-1977), músico, compositor y profesor de saxo, clarinete y violín en el Conservatori del Liceu de Barcelona; Jordi Casas Bayer (1948), director musical y artístico de grupos corales y fundador de la Coral Càrmina y del Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana; Josep Maria Amorós Bayer (1948), pianista y compositor, padre de Sasha Amorós, y Marcel·lí Bayer (1982), saxofonista y compositor.

Un legado que, confiesa, «me hace sentir orgulloso de la familia que tengo y que siempre me apoya». «Es una motivación respirar tanto talento y arte», asegura Sasha Amorós.

Razón de más por la que el joven violinista aspira, en el futuro, a ser director de orquesta, puesto que -según sus palabras- «es el oficio musical que mejor expresa los sentimientos rítmicos y pasionales».

En lo que se refiere a sus preferencias musicales, como violinista dice que «me encanta Aram Jachaturián y sus obras repletas de contrastes con melodías diferentes ambientadas en el Próximo Oriente; además también siento predilección por el Romanticismo y post Romanticismo, épocas en las que los compositores podían expresar más libremente lo que sentían; todo ello sin olvidar a Beethoven». De hecho, del compositor prerromántico ensalza que «la Novena Sinfonía simboliza la palabra humanidad a través de la música, sobre todo el cuarto movimiento, el Himno de la Alegría».

Por último, a sabiendas de que tiene por delante una prometedora carrera, Sasha Amorós asegura que «como en la vida, en la música no importa las veces que caes, sino las que te levantas; el fracaso existe, pero debes mirar hacia delante y disfrutar».