Ruta por Tarragona: En busca y captura el fantasma de Sant Pere
Baix Camp. Descubrimos el patrimonio histórico y natural de la zona, como la prioral, en cuyo campanario parece que hubo un fantasma, o el Passeig de la Boca de la Mina, un pulmón verde
El agua es a la vida lo que el misterio es a los campanarios, esto es, una parte indivisible. Un itinerario apacible que va desde la capital del Baix Camp hasta Castellvell del Camp nos descubre el patrimonio histórico y natural de la zona, como la prioral de Sant Pere, en cuyo campanario parece que hubo un fantasma, o el Passeig de la Boca de la Mina, uno de los pulmones verdes responsables de que la ciudad pudiera abastecerse de agua. Si bien puede recorrerse a pie, corriendo o en bicicleta en cualquier momento del día, se agradece hacerlo a primera o última hora, cuando los últimos rayos de sol bañen el Camp de Tarragona y podamos observarlos desde el promontorio de la Ermita de Santa Ana. Así, ¿saldrá a nuestro paso el fantasma que habita el campanario de Sant Pere?
Dificultad de la ruta
Determinar la dificultad de una ruta ya es de por sí una dificultad. Por suerte, existen escalas de graduación que establecen la dureza a partir de factores observables. El Método SENDIF, creado por la Taula de Camins de l’Alt Pirineu i Aran, sostiene que la dificultad de un itinerario de senderismo depende, por una parte, del esfuerzo físico que este supone y, por otra parte, de los obstáculos del camino. Desde el punto de vista de la dificultad física este recorrido es moderada por su longitud, de 10,65 kilómetros, y su desnivel, de 155 metros. La etiqueta no debe conducir a equívoco: es un recorrido asequible cuya dureza puede rebajarse evitando subir la ermita de Santa Anna, ahora bien, nos perderemos la mejor vista de esta salida.
Instrucciones de la ruta
Podemos estacionar o bien junto a la ermita de Santa Anna, preferiblemente en la zona blanca del Camí dels Recs, o bien junto a la prioral de Sant Pere. El itinerario une ambos puntos: en la ida, lo hará gracias al Passeig de la Boca de la Mina; en la vuelta, regresando por la carretera que enlaza Reus y Castellvell del Camp, la llamada ruta del colesterol. Después del paseo debemos continuar recto dejando atrás la Escola Oficial d’Idiomes (EOI), tomar el Camí de la Pedrera del Còbic y enlazar con el Camí de Riudoms a Castellvell del Camp a mano derecha. Este cruce está indicado por paneles de señalización y nos llevará a la ermita por el Camí de Monterols. Los senderos pueden encontrarse en cualquier aplicación de mapas, tanto en la oficial de Android como en la de iOS.
El origen de la Boca de la Mina
A pesar de que no seamos conscientes de su escasez por que la obtenemos con un simple gesto, el agua ha condicionado la prosperidad de las comunidades humanas. De hecho, fue una de las causas que propició el éxodo de La Mussara a mediados del siglo XIX. La capital del Baix Camp sufrió las mismas dificultades, de ahí que la condesa de Prades Juana de Aragón y Cardona estableciera que las aguas de la riera de Maspujols pertenecían Reus. La Boca de la Mina es el punto en el que confluyen galerías que toman estas corrientes del subsuelo. Su apertura abrió un nuevo camino a poca distancia de la población que empezó a ser recorrido por los vecinos. De esta manera, aquello que no era más que un camino de carros se convirtió en un lugar emblemático que las familias frecuentaban en días festivos, cuando se encontraban con las vendedoras de anís.
Las obras de reacondicionamiento, concluidas en 2021, dignificaron un espacio de gran valor sentimental para los reusenses, quienes guardan en la memoria el recuerdo de estas vendedoras hoy inmortalizadas gracias a la escultura de Mercè Bessó, situada en la entrada de la Boca de la Mina. Es sabido que las fuentes servían de punto de encuentro, motivo por el que estas señoras de avanzada edad y a veces pobres comercializaban dulces y licores. Maria Sans, Francesca Juanpera y Antònia Roger son algunos de los nombres inscritos en la historia del lugar.
El fantasm a de Sant Pere
En uno de los libros publicados por el exalcalde reusense Paco Llevat, encontramos una anécdota de un espacio singular de la ruta en el que, supuestamente, habita un fantasma. Se trata de nada más y de nada menos que del campanario de la prioral de Sant Pere. La anécdota es de Pere Martorell, quien tenía la llave de él después de que años atrás encontraran al sustituto del campanero colgado justo detrás de la puerta de acceso. Según lo que nos cuenta, antaño había una escalera de caracol del siglo VIII que conducía, tras otra puerta, a la estancia que hacía las veces de vivienda del campanero. ¿Qué había al otro lado? Eso mismo se preguntaba Martorell, de modo que después de buscar incansablemente la llave consiguió entrar para encontrarse un pequeño fuego de carbón bajo una ventana que daba al Fossar Vell y, a un lado, un traje nuevo formado por una americana y unos pantalones cubierto por plástico. El coleccionista oriundo de La Febró continuó saciando su curiosidad, pero dejó dos dependencias para otro momento debido a su absoluta oscuridad. Sin embargo, cuando volvió al principio, advirtió que algo había cambiado: el traje ya no estaba colgado.
Distancia: 10,65 km
Desnivel positivo: 155 m
Duración: 3 horas
Dificultad física: moderada