De ruta por Tarragona: el balneario natural de La Febró
La sequía ha lastimado su encanto, puesto que poco se parecen al lugar que conocieron los senderistas de principio de siglo, unas piscinas naturales de las Muntanyes de Prades
Las precipitaciones escasean, la temperatura media anual se mantiene en valores anómalamente altos y las reservas de agua tocan fondo: la situación empeora día tras día hasta que, de repente, se declara la emergencia en aras de garantizar el abastecimiento de agua.
La montaña fue la primera en avisar. Nuestros hábitos cambiarán de un día para el otro, pero la naturaleza hace años que acusa las consecuencias de la sequía.
Els Gorgs de La Febró, la suerte de balneario natural del pueblo del mismo nombre, lo evidencian: la falta de agua ha lastimado su encanto hasta el punto de que hoy poco se parecen al lugar que conocieron los senderistas de principio de siglo.
En la ruta de esta semana, visitamos las piscinas naturales de las Muntanyes de Prades. ¿Qué aspecto presentan las pozas por excelencia del Baix Camp?
Instrucciones de la ruta
Estacionaremos en el aparcamiento de tierra que hay en el kilómetro nº26 de la TV-704, la carretera que une La Mussara con La Febró. El camino arranca inmediatamente antes de la señal de tráfico, allá donde podrán aparcar quienes tengan un coche capaz de superar el badén que hay entre la calzada y la pista forestal.
Tomamos como referencia las bandas rojas y blancas del Gran Recorrido (GR), las mismas que nos acompañarán hasta la poza de El Gorguet. Hasta allí superaremos tres cruces presididos por paneles indicativos en los que caminaremos en dirección Arbolí por el Camí de Gallicant.
De camino a la tercera bifurcación cruzaremos el caudal del río, penetraremos en el bosque y descubriremos El Gorg, la primera de las tres pozas y la única que se ha secado.
A continuación, visitaremos El Gorguet, a escasos minutos del lugar, y deshacemos nuestros pasos hasta el último panel a fin de continuar por el Camí del riu Siurana.
Son múltiples los cruces que hay de camino a La Gorguina, la más grande y bella de las piscinas naturales del recorrido.
La clave para encontrarla está en seguir meticulosamente las marcas del PR. Al lugar accedemos después de la breve subida de la Desenrocada dels Castellans, un lugar de leyenda. Cuando nos encontremos junto a las aguas del río Siurana, escucharemos el salto de agua a pesar de que no lo estemos viendo.
En la misma orilla que estamos, junto a la pared, puede verse un sendero estrecho que gana un par de metros para llegar hasta hasta la Gorguina sin remontar el río.
Finalmente, emprendemos la vuelta o bien deshaciendo nuestros pasos o bien convirtiendo el itinerario en una ruta circular haciendo uso de una pista forestal.
Si optamos por la segunda opción, retrocedemos hasta la curva en que hay un camino lo suficientemente ancho como para circule por él un vehículo todoterreno.
La pista asciende y pasa junto a la Desenrocada dels Castellans antes de alcanzar un cruce donde seguiremos hacia el Mas dels Frares. De esta manera recuperamos la senda que conocemos. El camino hasta el aparcamiento lo conocemos.
Dificultad de la ruta
Determinar la dificultad de una ruta ya es de por sí una dificultad. Por suerte, existen escalas de graduación que establecen la dureza a partir de factores observables.
El Método SENDIF, creado por la Taula de Camins de l’Alt Pirineu i Aran, sostiene que la dificultad de un itinerario de senderismo depende, por una parte, del esfuerzo físico que este supone y, por otra parte, de los obstáculos del camino.
Desde el punto de vista de la dificultad física, esta ruta es de dureza moderada a juzgar por sus 5,37 kilómetros de distancia y 230 metros de desnivel positivo o subida.
En lo que respecta a la complejidad técnica, hemos de prestar mucha atención a causa de los múltiples cruces y utilizar las manos en un par de ocasiones para resolver trepadas. Las subidas, no obstante, transcurren por sendas fáciles, aún más utilizando los palos.
La leyenda negra de Els Gorgs
El río Siurana es un lugar mágico. La tradición oral establece que en él encontró la muerte Abdelazia, la reina mora que se extinguió precipitándose al vacío desde los riscos de una península de roca.
No es la única leyenda del lugar: los bloques de piedra donde confluyen las aguas de las pozas con el río Siurana fueron el escenario de un crimen. Al caos de la Desenrocada dels Castellans fueron abocados con vida unos prisioneros de origen belga de la Guerra de Sucesión (1701-1714), al menos así es la narración que recogió Albert Manent.
Otra versión sostiene que el nombre del lugar obedece a que las víctimas eran castellanos detenidos durante la Guerra dels Segadors (1640). El mito concluye con el detalle más tétrico: cuando cae la noche, puede escucharse el llanto de los fallecidos.