Mari Chordà, arte comprometido
El Museu d’Art Modern inaugura, en coproducción con el MACBA, una exposición que reivindica la obra de la artista
Pintora, escultora, poeta, activista cultural, feminista... Se mire por donde se mire, Mari Chordà (Amposta, 1942) simboliza el arte comprometido. De esta manera se pone de manifiesto en la exposición Mari Chordà... i moltes altres coses, que ayer se inauguró en el Museu d’Art Modern de la Diputació de Tarragona (MAMT), en coproducción con el Museu d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA). De hecho, en Tarragona la muestra permanecerá abierta al público hasta el próximo 28 de abril, y a partir de julio se podrá visitar en el MACBA. «Inaugurar esta exposición en Tarragona significa mucho para mí; tenía ganas de volver a exponer en la ciudad, ya que han pasado muchos años desde la última vez», asegura Mari Chordà.
Al respecto, la historiadora del arte, Teresa Grandas, destaca de ella que «a sus 81 años, además de ser artista, también ha escrito poesía y ensayo, y ha estado muy involucrada en el activismo feminista. Por esta razón, la exposición debía recoger todas y cada una de estas facetas e imbricarlas el máximo posible, porque realmente es muy difícil disociar una práctica de otra».
Por su parte, el director del MAMT, Manel Margalef, pone en valor que «detrás de la exposición existe la voluntad de visibilizar la obra de la artista y otorgarle el reconocimiento que merece su trayectoria, en la línea del museo de recuperar a los y las artistas del territorio y promocionarlos». De hecho, la exposición coincide con la muestra Artist s contemporan s, que desde enero también se expone en el MAMT, y que incluye obras de quince autoras, entre las cuales una de Mari Chordà.
Entonces, la exposición Mari Chordà... i moltes altres está formada por decenas de pinturas, esculturas, libros y documentación diversa vinculada a la trayectoria de la artista ampostina. Así, Teresa Grandas, también comisaria de la exposición, detalla que «una selección de las obras abarca desde los años sesenta hasta 1973-1974, coincidiendo con su primera etapa artística». Por aquel entonces, sigue explicando Teresa Grandas, «la artista investiga sobre su propio cuerpo, pintando sus órganos sexuales, mientras que cuando se queda embarazada se adentra en el cambio que experimenta el cuerpo con la maternidad, además de abordar la sexualidad desde el placer». De esta etapa también destacan esculturas móviles que permiten al público interaccionar, un valor que la artista asegura que «comprendí hace muchos años».
Por otro lado, la exposición también dedica un espacio a la producción artística de los años noventa. «En aquella época, le fascinaba mucho el agua, y por ello introduce motivos marinos en sus pinturas», detalla la comisaria, quien añade que «es un mundo que explora a partir de los descubrimientos científicos de la bióloga Lynn Margulis, y que revolucionaron las teorías de la evolución humana». Un ejemplo de como, en palabras de Teresa Grandas, para «Mari Chordà el territorio es importantísimo, desde el que emerge su visión cosmogónica, ya que todas las cosas que dice, escribe o hace podrían apelar a mujeres de cualquier contexto».
Paralelamente, cada una de las obras se acompaña de versos de la artista y que se recogen en las publicaciones: ... i moltes coses més; Quadern del cos i l’aigua; Umbilicals; Locomotora infidel del passat; y No com un so. «En mi trayectoria, tanto el arte como la poesía van unidos, lo que contribuye a que se entienda mejor lo que hago como artista», afirma Mari Chordà, quien añade que, a través de los textos, «seguramente, no todo el mundo descubrirá ni le gustará lo mismo de mí».
Ejemplares que junto a otros dejan constancia de la trayectoria de la artista como activista cultural y social, además de ser guionista, rapsoda, letrista en proyectos musicales e impulsora de jornadas en torno al arte o el feminismo.
Así, rememora Mari Chordà «he pasado épocas de silencio que me han ayudado a regenerarme como artista; a veces pierdes el hilo porque te involucras en otros proyectos intensamente, como por ejemplo cuando fundé el bar Lo Llar en Amposta, fruto de la necesidad de que existiera un espacio donde representar obras de teatro, celebrar conciertos, exposiciones y otras actividades».
Vista su trayectoria, el mensaje que la artista quiere transmitir a la Mari Chordà del futuro es que «estoy contenta de todas las cosas que he hecho, y que no estoy contenta de las que no he hecho; pero siempre he procurado estar en una onda u otra, porque soy una persona muy activa y que reflexiona sobre lo que hace, lo que me ayuda a continuar».