Consumir alimentos de proximidad y temporada ayuda al desarrollo económico y social del territorio y tiene menos impacto ambiental
«Ir un paso más allá, y no solo pensar en la alimentación como un punto de salud individual, sino que buscamos acercarnos a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización Mundial de la Salud». Con estas palabras, la dietista-nutricionista del CAP Muralles de Tarragona, Rosa Baró Vilà, argumenta por qué debemos concebir una alimentación basada en la regla de las tres ‘S’: saludable, sostenible y sencilla.
Entonces, «por nuestra salud y la del planeta debemos enfocar nuestra alimentación en elecciones saludables, decisiones sostenibles y hacerlo de manera sencilla, ya que ha demostrado, por ejemplo, que con pequeños cambios se puede reducir el riesgo cardiovascular de un 18 a un 33% solo cambiando una ración de carne roja por legumbres o soja que son proteínas más saludables y más sostenibles».
Saludable
Así, si queremos comer de manera saludable, según Rosa Baró, debemos incluir, como mínimo, tres piezas de fruta al día, enteras o a trozos, siempre de postre, en cualquier sitio y también entre horas. En cuanto a hortalizas, como mínimo dos veces al día, crudas (en ensaladas variadas) o cocidas (al vapor, salteadas, al horno, etc.), como plato principal o de acompañamiento, mientras que también aconseja un puñado cada día de frutos secos.
«Es una opción muy buena y saludable, sobre todo sin sal, y se pueden incorporar en desayunos y meriendas, en aperitivos y también en cualquier receta», destaca la dietista-nutricionista.
Por el contrario, «debemos evitar condimentar con sal y azúcar los alimentos y las preparaciones, especialmente las de los niños, y comprar y consumir, de forma habitual, alimentos ultraprocesados, con azúcares, grasas, sal, almidones, aditivos, etc., que modifican el sabor, el olor, el color, la textura, etc. del producto».
Sostenible
Por consiguiente, si queremos que nuestra alimentación sea también sostenible, debemos priorizar las proteínas vegetales, es decir, consumir más de cuatro veces a la semana legumbres. «Se pueden cocinar y presentar de muchas maneras diferentes, y es fácil comprarlas cocidas. Son muy económicas y nutritivas y pueden ser un sustituto excelente de la carne, el pescado y los huevos», señala Rosa Baró.
Asimismo, hay que «priorizar los alimentos de temporada y proximidad, ya que son más frescos y conservan mejor los aromas, los sabores, los nutrientes, etc. Consumirlos ayuda al desarrollo económico y social del territorio y tiene menos impacto ambiental. Escógelos a granel o en envases reutilizables para reducir residuos».
En cambio, debemos «evitar la carne roja y las carnes procesadas, ya que no son imprescindible y son las que más emisiones de efecto invernadero producen», añade.
A la pregunta de por qué los productos procesados ‘devoran el planeta’, la experta responde que «generan más desperdicios, más emisiones de efecto invernadero, más desequilibrios sociales y económicos, más explotación en los animales y mayor consumo de agua y recursos, además de que generan más residuos y contaminación».
Sencilla
Por último, la dietista-nutricionista Rosa Baró aboga por una alimentación sencilla siguiendo el método del plato saludable: «Las comidas y las cenas deberían incluir verduras, farináceos y proteínas; y podemos optar por cocciones saludables, del tipo al horno, a la plancha, vapor, etc. Lo importante es empezar con pequeños cambios».