VÍDEO. La Festa del Vi i la Verema a l’Antiga: Poboleda revive la esencia de la tradición

La jornada ha comenzado con la recolección de la uva, un desayuno popular, la emblemática ‘piada’ y la muestra y cata de las bodegas de la DOQ Priorat

El mantra de Pep Guardiola, «si ens aixequem ben d’hora, i sense retrets, som un país imparable» hace cada año fortuna en Poboleda, coincidiendo con la Festa del Vi i la Verema a l’Antiga, que este sábado, 14 de septiembre, su vigesimocuarta edición.

Arraigada a la tierra, al cultivo de la viña y a la producción de vino, y en un homenaje a la tradición, la solemne jornada ha comenzado con la concentración de los y las participantes para iniciar el tradicional desfile de carruajes y mulas hacia los viñedos.

Por ello, a Sabina, Ainhoa y Elena les ha tocado madrugar: «Es una fiesta emblemática tanto para el pueblo como para la comarca, por lo que más gente debería acudir a primera hora para conocer el trabajo que acarrea la vendimia», ha reflexionado Sabina.

Las pequeñas Laia y Júlia, junto a Sandra Doix, durante la vendimia. FOTO: S.F.

Por su parte, el concejal de Festes de Poboleda, Carles Àngel Serrano, ha rememorado que «la Festa del Vi i la Verema a l’Antiga quiere ser un reconocimiento al trabajo de nuestros antepasados, puesto que fueron testigos de como mucha gente abandonaba el Priorat y, en consecuencia, se arrancaban viñedos centenarios para plantar otros cultivos». Así, con sus palabras ha querido encumbrar a quienes resistieron a estos duros momentos: «Les debemos que hoy en día los vinos del Priorat estén posicionados entre los mejores del mundo por su calidad».

Toda una lección de vida e historia para no olvidar. De la misma manera que han estado presentes los efectos de la extrema sequía que azota el Priorat. «Es dramática la sequía tan dura que arrastramos; la situación es muy complicada», ha explicado Salvador Burgos del Celler Burgos Porta, quien también ha hecho alusión a la «guerra por el agua del río Siurana», al pie de unos viñedos que en un último brío de resistencia y perseverancia siguen dando su fruto.

Un momento de la vendimia. FOTO: S.F.

Un gesto de generosidad de la naturaleza que ha permitido a las pequeñas Laia y Júlia deslumbrar, además de por sus vestidos tradicionales, por su destreza a la hora de coger los racimos, porque no vale cualquier manera: «Para evitar cortes en los dedos, se debe evitar coger el racimo por el tallo, es decir, se debe sujetar por abajo y luego cortar el tallo con las tijeras», han explicado.

Y como todo esfuerzo tiene su recompensa, después del intenso trabajo ha llegado el momento de regresar al pueblo para compartir mesa y saborear un desayuno popular, como el que hacían nuestros abuelos, a base de pan con tomate, longaniza y cansalada.

Con el estómago lleno, los y las asistentes han recuperado la fuerza y la energía necesarias para afrontar la piada (que consiste en pisar el fruto de la viña que se ha recogido), el momento más emblemático de la Festa del Vi i la Verema a l’Antiga de Poboleda. Así, el sonido de las gralles y timbals de los Brivalls de Cornudella han marcado el ritmo del simbólico momento.

Un momento de la tradicional ‘piada’. FOTO: S.F.

Un legado que ha atraído a Alejandra y Pepe Antonio, de Calafell. «Soy de México y lo que me ha animado a venir es conocer la tradición de Poboleda», ha reconocido ella, mientras que él ha asegurado «disfrutar de la cultura popular y del recorrido por las bodegas».

Una experiencia enoturística que también ha cautivado a reporteros de la publicación Food and Travel Magazine, como la fotógrafa Marina Spironetti: «Estoy muy interesada en las tradiciones de todos los países de Europa, y como especialista en fotografía del mundo del vino, vivir la Festa del Vi i la Verema a l’Antiga es un sueño», ha afirmado. Un deseo que empezó a hacerse realidad hace tres días, puesto que «también hemos visitado otros pueblos y bodegas de la comarca; me ha cautivado la fuerza y el carácter de la gente, y que después transmiten en sus vinos», ha asegurado Marina Spironetti.

El ambiente festivo es el protagonista de la jornada. FOTO: S.F.

Como muestra de ello, treinta bodegas de la DOQ Priorat participan este año en la celebración y se han instalado en los bajos de las cases pairals de la calle Major, mientras que elaboradores de quesos y embutidos y de productos artesanales, desde tejidos hasta pinturas con vino, hacen gala del valor de la materia prima de proximidad.

«En Mas Sinén, una masía con más de 300 años de historia, nos dedicamos a la viticultura ecológica, fruto de nuestra vocación y respeto por la naturaleza», ha comentado Salvador Burgos. De esta manera, la bodega siempre tiene las puertas abiertas: «Desde 2005, ofrecemos visitas enoturísticas porque debemos ser capaces de comunicar el esfuerzo que hay detrás de la elaboración del vino», ha añadido.

Una reflexión que se ha sumado a la del alcalde de Poboleda, Manuel González: «La celebración es un reflejo de nuestra tradición, cultura y pasión por el vino». Él mismo, después de reconocer el ímpetu y la hospitalidad de los vecinos que trabajan en la organización, también ha tenido palabras para ensalzar que «la fiesta mantiene viva la historia para compartirla con todos los visitantes».

Por último, el presidente de la DOQ Priorat, Sal·lustià Álvarez, ha vuelto a hacer énfasis en que «el Priorat afronta, por un lado, un profundo sufrimiento como consecuencia de la sequía, porque detrás de la escasez de agua no hay vida, y, por otro, la ilusión de compartir con los asistentes todo lo que supone elaborar un buen vino para dar vida a esta tierra. De esta manera, la Festa del Vi i la Verema a l’Antiga es la escenificación de aquello que somos capaces de hacer juntos por nuestro territorio».