Festival Eufònic: la dimensión física del sonido

Amposta. La instalación ‘Phasing Air’ del artista Edwin van der Heide combina la generación de sonidos producidos por válvulas de aire comprimido y frecuencias a través de altavoces

E xplorar la dimensión física del sonido y cómo este se propaga e interactúa con el espacio. Esta es la intencionalidad de Phasing Air, la instalación sonora que el artista Edwin van der Heide ha creado especialmente para Lo Pati-Centre d’Art Terres de l’Ebre, dentro del programa de la decimotercera edición del festival Eufònic. La instalación se puede visitar hasta el 28 de julio.

«Conozco Eufònic desde hace muchos años y sé de la tradición que tiene en cuanto al vínculo con el territorio», contextualiza Edwin van der Heide al Diari. Así, cruzar la puerta de Lo Pati es adentrarse en una atmósfera envolvente e inmersiva, que resulta de la combinación de los sonidos producidos por una serie de válvulas de aire comprimido distribuidas por el espacio y la reproducción de frecuencias sonoras a través de cuatro altavoces.

De esta manera, la escultura Phasing Air juega con el espacio a través de sonidos sorprendentes que acaparan la atención en una ‘lucha de fuerzas’ sonoras que se mezclan y se transforman mutuamente, y la vibración traspasa la barrera del espacio-tiempo. En este sentido, el comisario de la instalación, Arnau Horta, destaca que «produce un sorprendente efecto en el cual los sonidos parecen moverse por el espacio a la vez que dan forma física al aire».

El engranaje funciona sin la presencia del artista. «Lo fundamental de Phasing Air es el sistema; si yo estuviera en la sala interpretando en vivo la obra se pondría el foco en mi persona, y no es lo que busco». Razón de más para retar al público a «explorar e interactuar en su visita a Lo Pati».

Arte y ciencia

En cambio, siguiendo la estela de los vínculos entre el arte, la ciencia y la relación con el territorio hasta hoy se puede visitar Thalastasi: La sinfonía del océano que ilumina los invisibles, en el Fab Lab Terres de l’Ebre. El rumor del agua te arrastra hasta las profundidades para sumergirte en hipnotizantes y vibrantes elementos visuales y sonoros.

Se trata de un proyecto de cocreación artística y científica, desarrollado por los científicos Pablo Sánchez y Vanessa Balagué junto con la artista visual Alba G. Corral, el espacio sonoro de Playmodes y el estudio creativo Shook, y que ha sido desarrollado en el marco del Programa Art & Sea for social change del Institut de Ciències del Mar, con el apoyo de la Fundació Catalana per a la Recerca i la Innovació (Convocatoria Joan Oró 2024).

«En el Institut de Ciències del Mar de Barcelona, Pablo y yo estudiamos infinidad de datos científicos procedentes de microorganismos marinos; son tan pequeños que lo que hacemos es analizar su código genético. Entonces, pensamos en colaborar con artistas que trabajasen con código generativo para poder ‘traducir’ nuestra señal científica a una señal artística con la intención de visibilizar la ciencia en un formato innovador», explica Vanessa Balagué.

Este es el principio de un viaje sensorial por el arte generativo inspirado en el código genético de millones de microorganismos, así como la luz, la temperatura, la salinidad y la clorofila del océano. Efectos de superposición y cruce de líneas, formas y colores crean un singular lenguaje marino. Una pieza artística que también saca a la superficie la lucha contra el cambio climático, teniendo en cuenta cómo los millones de microorganismos tienen un impacto en la absorción de carbono en el océano profundo que reduce el calentamiento global del planeta. «El mensaje final es que debemos reconectar con la naturaleza; el equilibrio y el trabajo en equipo es el que nos ayudará a sobrevivir».

Cuerpo humano y tecnología

Por otro lado, Eneritz Tejada fundió, en uno, su cuerpo con la tecnología a través de Human Learning, una experimentación sonora y lumínica, en tiempo real, a partir de cada movimiento. Haciendo uso de un dispositivo interactivo compuesto por sensores giroscópicos y acelerómetros, a cada movimiento se escaneaban las funciones vitales y se recalculaban las habilidades físicas de la artista, evaluando las posibilidades corporales tras la experimentación: «Habilidades corporales expandidas un 3%; capacidad sensorial aumentada un 20%; elasticidad limitante; desgaste óseo incrementado un 1%; frecuencia respiratoria por encima de los valores óptimos; fortaleza muscular mejorada un 3%». Registros que hacen pensar que, en el futuro, todo es posible en el mundo de la danza.

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