Eudald Carbonell, arqueólogo: «La inteligencia, bien utilizada, crea una conciencia de especie»
El también catedrático de la URV ha anunciado recientemente que dejará el cargo de codirector de las excavaciones de Atapuerca en 2024, año en el que habrá cumplido 70 años
Eudald Carbonell (Ribes de Freser, Girona, 1953) es un referente mundial en arqueología. Catedrático de Prehistoria de la Universitat Rovira i Virgili (URV), es también investigador del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES-CERCA) y codirector de las excavaciones del Proyecto Atapuerca, cargo que ha anunciado que abandonará en 2024, cuando se jubile.
¿Qué le ha llevado a tomar la decisión de jubilarse dentro de dos años, en 2024?
A mi edad, todo el mundo se jubila. Como catedrático y funcionario que soy, a los setenta años nos jubilamos. Es una cuestión natural.
¿Cómo será este período de transición?
Dirigiendo las excavaciones continuarán las personas que ya están trabajando con nosotros, esto significa, que continuará todo igual, ya que llevan en el equipo más de 25 años.
En su caso, ¿a qué personas les concederá su confianza?
Junto a mí, hay tres personas del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social que actualmente son codirectoras: Josep Vallverdú, Palmira Saladié y M. Gema Chacón, y que tienen una trayectoria de entre 20 y 30 años en el proyecto.
¿Hay algo que pudiera hacerle cambiar de opinión y no jubilarse?, ¿Qué planes tiene?
No. Quiero cultivar viñedos y seguir investigando sobre la evolución social de la humanidad. En la vida debemos tener proyectos y, precisamente, cuando te jubilas los puedes hacer realidad.
¿Cuál ha sido la contribución del IPHES-CERCA en la arqueología mundial?
Ha contribuido a que Catalunya esté en la primera línea de la investigación, por la cantidad de artículos que se han publicado en revistas internacionales. Se ha formado una matriz disciplinaria de geólogos, arqueólogos y botánicos, entre otros, importantísima.
Usted tenía 25 años la primera vez que llegó a Atapuerca y, desde entonces, ha participado en muchos de los descubrimientos.
He sido una persona afortunada porque he trabajado en muchos lugares del mundo, como África, América y Asia. En Atapuerca hace 44 años que trabajo y todavía me queda una campaña hasta que me jubile. He participado en el descubrimiento de una nueva especie, un hallazgo brutal, así como los cráneos de los dos primeros neandertales, ‘Miguelón’ y ‘Agamenón’, y también en el descubrimiento de la mandíbula maxilar denominada TE-9, encontrada en la cueva denominada Sima del Elefante.
¿Cuál ha sido el hallazgo más importante de su carrera?
El más importante de mi trayectoria científica ha sido en la campaña este año en Atapuerca, y corresponde al rostro de ‘Pink’, un fósil excepcional de entre 1,2 y 1,4 millones de años.
¿Qué sintió?
Me sentí muy afortunado como espécimen humano. Además, estoy muy orgulloso del trabajo que he hecho y, sobre todo, de la gente que he formado. Los descubrimientos forman parte del retorno que te da trabajar con una materia tan interesante como es conocer la evolución de los humanos.
Para mí, es más importante saber qué queremos hacer en el futuro para analizar el pasado, ya que agua pasada no mueve molinos
El trabajo en equipo es imprescindible.
El trabajo en equipo no se puede entender sin entender a las personas, y sin trabajo en equipo no hay investigación. En el siglo XXI, el trabajo multidisciplinar, que parte de discutir y de aportar conocimiento desde cada disciplina, es lo que contribuye que hayamos avanzado tan rápidamente en el conocimiento de la evolución.
Desde las primeras campañas en Atapuerca hasta el hallazgo de ‘Pink’ este año, ¿qué ha cambiado en usted como investigador?
Han pasado prácticamente tres décadas, y en este tiempo he seguido formándome, leyendo, aprendiendo y publicando artículos y libros. La acumulación de conocimiento, bien utilizada, hace que aumenten nuestras posibilidades de entender del mundo. Asimismo, lo importante es entender cómo funciona nuestra especie y la experiencia es muy importante para hallar las piezas que expliquen como el género homo se ha transformado.
¿Por qué es importante conocer el pasado de cara al futuro?
Para mí, es más importante saber qué queremos hacer en el futuro para analizar el pasado, ya que agua pasada no mueve molinos. Esto significa que es más importante fijarse hacia donde evoluciona el Homo sapiens para analizar qué hemos hecho bien y qué no en el pasado.
¿Estamos en el colapso o camino de la extinción?
En el colapso.
¿Qué consecuencias seguiremos padeciendo?
Habrá más millones de personas en el mundo que pasen hambre y que vivan en condiciones difíciles. Si no se aborta la globalización, estamos condenados a padecer mayores sufrimientos y desgracias.
¿La globalización nos ha perjudicado?
Con una gran probabilidad. Por ello, debemos aumentar la diversidad del planeta, con nuevas subespecies humanas, y que interaccionen entre ellas. Esta diversidad incluirá los cíborgs, que habrán sido modificados en un laboratorio; las subespecies modificadas genéticamente; y los conservadores, que no habrán cambiado o no habrán querido cambiar.
¿Qué legado le gustaría dejar?
Que los humanos debemos trabajar por la evolución y el progreso consciente, lo que debería hacernos mejores personas y dar lugar a sociedades más justas. La inteligencia, bien utilizada, crea una conciencia de especie que nos permite vivir mejor en el planeta.
¿El poder nos ha corrompido?
El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. Tener poder es importante si se entiende como el potencial de ‘hacer algo’, pero si se utiliza de forma mezquina el mundo no funciona como debería.