El escondite del General Prim
El recorrido, de ida y vuelta y de escasos 5 kilómetros, es uno de los más atractivos de la zona por su variedad paisajística
Els Avencs de La Febró son las simas por excelencia de Muntanyes de Prades. Las paredes de esta extraordinaria grieta, de 30 metros de profundidad, 300 de largo y 8 de ancho, soportan un bloque de piedra que parece que vaya a desprenderse en cualquier momento: es el mismo que da la bienvenida a grandes y pequeños cada fin de semana o, al menos, a aquellos que logran encontrar su rampa de acceso. No en vano, el lugar sirvió de escondite a contrabandistas, conspiradores e incluso a un reusense mencionado por el propio Oscar Wilde en El Retrato de Dorian Grey. ¿Qué secretos esconden estas simas ocultas por la vegetación?
A pesar de que pertenecen al término municipal de La Febró, es habitual que el punto de inicio de esta ruta sea el pueblo de La Mussara debido a su cercanía. El recorrido, de ida y vuelta de escasos 5 kilómetros, es uno de los más atractivos de la zona por su variedad paisajística. Uno de sus principales reclamos está en sus cuevas. La más importante de ellas, la Cova Gran, tiene 12 metros de altura y 50 de circunferencia, y en su centro destaca una estalagmita conocida como el lleó.
Visitarla requerirá de un punto de luz, precaución y ropa de abrigo, pues Els Avencs tienen su propia temperatura. Quienes arranquen en el despoblado de La Mussara disfrutarán de una visión de la iglesia de Sant Salvador, cuyo campanario fue restaurado recientemente, y del mirador de Les Airasses, desde el que se extiende la planicie del Baix Camp a nuestros pies y, en los días de cielo sereno, se divisa Mallorca en el horizonte. Volviendo a la balsa, tomaremos el sendero que nos lleva hasta el antiguo aljibe y nos invita a cruzar al otro lado de la T-704.
Así, progresaremos hasta el Pla de l’Agustenc y nos serviremos de las marcas blancas y amarillas del Pequeño Recorrido (PR) 87 hasta que a la izquierda podamos tomar una rampa pronunciada. Se trata del acceso a Els Avencs de La Febró y requerirá que utilicemos las manos para salvar el descenso con mayor seguridad. Entonces se presentará ante nosotros una vista del pasillo formado por la sima.
Dificultad de la ruta
Determinar la dificultad de una ruta de senderismo es en sí mismo una dificultad a causa del grado de subjetividad que entra en juego. Por suerte, existen metodologías que aportan claridad al respecto. De acuerdo con el método SENDIF, creado por la Taula de Camins de l’Alt Pirineu i Aran, la dureza es la suma del esfuerzo físico y de la exigencia técnica o condiciones del recorrido. Desde el punto de vista de la dificultad física, esta ruta es fácil. Ahora bien, penetrar en Els Avencs requerirá resolver una pequeña trepada y prestar atención a fin de evitar los resbalones provocados por la humedad del lugar.
Gracias a Joan Ferraté, comerciante y escritor catalán autor de Espeleologia de les comarques Tarragonines, sabemos que Els Avencs fueron habitados a mediados del siglo XIX por Agnès de Vilaplana, un contrabandista y conspirador liberal que huía de las fuerzas armadas. Jaume Ferrer i Grau, pues este era su nombre real, fue el marido de la nodriza de Joan Prim i Prats y quien le ayudaría a ocultarse en el lugar en el año 1843, coincidiendo con la sublevación de Prim y Llorenç de Milans del Bosch contra el General Espartero en Reus.
En aquella época, la figura de este reusense trascendía nuestras fronteras. Tanto es así que el propio Oscar Wilde lo cita en El Retrato de Dorian Grey para presentar al padre de un personaje secundario: «había sido embajador nuestro en Madrid, cuando Isabel II era joven y Prim un desconocido».
El robo de estalactitas
y estalagmitas
En el siglo XIX, Els Avencs era un lugar inhóspito de difícil acceso. Fue Jaume Ferrer i Grau quien construyó la rampa hoy utilizada para acceder a las grietas. Según cuenta Ramon Amigó en su libro Amb penyals d’un blau cansat, el conspirador adecuó el acceso con el objetivo de extraer estalactitas y estalagmitas que había vendido al empresario Macià Vila, amigo íntimo de Prim. Su destino era su ya extinta masía, construida entre 1851 y 1853 en el camino de Reus a Salou.
Concretamente, se utilizaron para embellecer sus jardines y cascadas. Hoy en día desconocemos qué fue de ellas, así como desconocemos qué aspecto presentarían hoy Els Avencs de La Febró.
Los otros Avencs
Si bien es cierto que Els Avencs de La Febró son indiscutiblemente los más conocidos de Muntanyes de Prades, a escasos kilómetros se encuentran Els Avencs de Els Motllats de La Pona, un intrincado laberinto en el que será fácil desorientarse en la primera visita por sus numerosas intersecciones. Se trata de otro aliciente para llevar a cabo esta ruta, pues están cerca del Pla de l’Agustenc, lugar por el que pasaremos caminando tanto de ida como de vuelta.
Los más experimentados podrán visitar unos y otros antes de volver a La Mussara o, en el caso de que busquen un verdadero reto físico, al pueblo de Vilaplana, otro de los puntos de inicio posibles.