De ruta por Tarragona: Viaje al balneario perdido
Sierra de Cardó. Este paraíso en la Tierra, rodeado por imponentes montañas, fue antaño un balneario de renombre, abandonado en el siglo XX. En esta ruta viajamos a su corazón
En el corazón de la Sierra de Cardó se encuentra un balneario desconocido por la mayoría cuyas aguas tienen excepcionales propiedades curativas, al menos según la publicidad de la época.
Este paraíso en la Tierra rodeado por imponentes montañas, tan encantador como remoto, fue antaño un balneario de renombre, abandonado en el siglo XX. Ya no lo frecuentan las clases pudientes, pero todavía podemos recorrer su entorno natural tratando de imaginar cómo fueron sus mejores años.
¿Qué sorpresas nos depara la Sierra de Cardó? En la ruta de esta semana, viajamos a su corazón en un intento por emular a aquellos clientes que disfrutaron del sueño emprendedor de Salvador Cabestany, quien convirtió un lugar de oración en un balneario de buena fama.
Dificultad de la ruta
El Método SENDIF, creado por la Taula de Camins de l’Alt Pirineu i Aran, sostiene que la dificultad de un itinerario de senderismo depende, por una parte, del esfuerzo físico que este supone y, por otra parte, de los obstáculos del camino. Que no conduzca a equívoco su longitud: desde el punto de vista de la dificultad física este recorrido es exigente por su desnivel positivo.
Sin embargo, la interminable subida se acepta a regañadientes gracias a los muchos puntos de interés del itinerario, entre los que se cuentan 6 ermitas de cuento.
En lo que respecta a lo técnico, son tantos los cruces del recorrido que conviene apoyarse en una aplicación o en un mapa de la zona. No es que la senda sea particularmente difícil de seguir, pero ignoraremos rincones mágicos si no prestamos mucha atención al entorno.
¿Encontrará algún lector las ermitas remotas que alberga la Sierra de Cardó? Lo más normal es que nos despistemos en esta primera visita.
Instrucciones de la ruta
El punto álgido es la Creu de Santos (941m), el pico más alto de la Ribera d’Ebre. Iniciaremos el ataque después de haber estacionado al final de la carretera, a escasos minutos de la ermita de Santa Teresa. En la primera bifurcación tomamos el sendero de la izquierda a fin de visitar los templos de Sant Josep, Sant Roc y Sant Agnès.
La senda, algo fácil de perder hasta la Cova Lluminosa, conecta con la Roca Foradada de camino a la cumbre. Habiendo coronado la cima, emprendemos el descenso al balneario. A pesar de que la visita es opcional, se recomienda pasar por la ermita dedicada a Sant Onofre y disfrutar del punto de vista del balneario que le da su posición.
Un entorno de cuento
El extinto balneario recibe su nombre de las montañas que lo rodean, pues se encuentra en el corazón de la Sierra de Cardó, en el término municipal de Benifallet. En concreto, el conjunto reposa sobre el risco del Salt del Frare, lo que le permite ofrecer unas vistas sin igual y dar buena cuenta de su aislamiento.
Hoy se llega en escasos 40 minutos desde Tortosa, pero hubo un tiempo en que el viaje suponía un periplo de 4 horas no exento de incomodidades. La visita es aún hoy sinónimo de aventura por su remota situación; sin embargo, lejos de representar ello un problema, contribuía a que sus clientes se desprendieran temporalmente de cuanto habían dejado atrás en la ciudad.
He aquí un fragmento de texto publicado en el ‘Diari de Tarragona’ allá por 1887 que describe los efectos que debía generar el acceso: «hormigueaba por las laderas de empinados montes, causando zozobra e intranquilidad al atrevido viajero, el cual se vio siempre al borde de un precipicio hasta llegar a este balneario».
Si bien hoy disfrutamos de las comodidades propias de la carretera, el acceso emociona al menos sensible y se disfruta tanto o más que el itinerario.
Cardó, punto de encuentro burgués
Lo que hasta 1870 fue lugar de oración propio de los frailes carmelitas, se reconvirtió en balneario después de un tiempo en el que el conjunto, abandonado debido a la exclaustración, sufrió un proceso de degradación.
Salvador Cabestany, su impulsor, consiguió que el balneario gozara de buena fama a finales del siglo XIX. Fue tal su éxito que, como indica el libro El balneari de Cardó: el passat d’un somni, «el balneario podía asumir a la vez, en sus puntos álgidos, entre clientes y servicio, más de medio millar de personas». De acuerdo con el título de Laura Tienda y Albert Curto, no eran personas de a pie: en él se encontraban quienes bien provenían de familias destacadas, bien ostentaban un cargo importante o bien poseían un capital notable.
Todos ellos disfrutaban de un abultado número de personas a su servicio, así como de unas aguas que, de acuerdo con las enfermedades que supuestamente aliviaban, gozaban de extraordinarias propiedades curativas. De esta manera, las Terres de l’Ebre contaron en su haber con dos fuentes curativas: el balneario de Cardó y el no menos bello santuario de la Fontcalda, inmerso en la Sierra de Pàndols y Cavalls.
Distancia: 10,50 km
Desnivel positivo: 695 m
Duración: 5 horas
Dificultad física: Exigente